A través de una página de Facebook y construir un archivo familiar en el que puedan participar todas aquellas personas que conocieron a la docente y promotora cultural y al médico Vicente Ridaura Álvarez.
Huyendo del régimen franquista tras la Guerra Civil, aproximadamente 1,600 refugiados españoles desembarcaron del buque Sinaia en el puerto de Veracruz, el 13 de junio de 1939.
Un año después Cecilia Sanz Sanz y Vicente Ridaura Álvarez, exiliados republicanos, llegaron a Tampico y su presencia nutrió el ámbito médico, académico y cultural de la ciudad. Ese legado busca ser preservado a través del proyecto Memoria Ridaura Sanz.
La historiadora Isabel Ortega Ridaura, nieta de Vicente y Cecilia, emprendió esta iniciativa a través de una página de Facebook, con el objetivo de integrar un archivo familiar en el que puedan participar todas aquellas personas que conocieron al matrimonio.
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“Abrí la página por el mes de febrero y comencé a compartir cosas, pero a la vez quiero invitar a la gente a que me cuente anécdotas. Sí sé qué clases dio (Cecilia Sanz) y en qué momentos, pero cuentan que ella tejía mientras daba la clase, cuentan anécdotas que muchas las sé y miles que no sé”, dijo a EL SOL DE TAMPICO.
“En la medida en que la página se va dando a conocer alguien me manda una foto, me manda algún recuerdo. Y esa es la intención, es dar y recibir, compartir cosas de la vida de los abuelos, que eventualmente eso será un libro o un libro digital o algo, pero a la vez, quiero invitar a la gente a que también esto lo construyamos juntos”, añadió.
Una comunidad para compartir y conservar
Ortega Ridaura explicó que la página ha permitido recibir valioso material de personas que conocieron a sus abuelos. Entre estos tesoros se encuentran programas de obras de teatro en las que participó Cecilia Sanz, fotos de ensayos con el elenco del Pequeño Grupo de Gran Teatro, y eventos destacados que muestran mucho el carácter de su abuela.
“En la Normal Superior había una generación que no se podía titular, no se podía graduar porque tenían que llevar los de Biológicas una clase de taxidermia, y en Tampico no había quién diera esa clase. Entonces mi abuela se va a Monterrey dos semanas con un taxidermista y regresa y da la clase. Bueno, de eso no puedo creer que nadie haya tomado una foto”, señaló.
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También le han facilitado fotografías del periodo en el que Cecilia Sanz fue directora de la Biblioteca Pública Municipal de Tampico.
“Yo tengo algunas cartas, cosas y recortes de periódico. Sé que ella hizo toda una reestructuración de la biblioteca, volvió a forma del acervo, hizo campañas y demás. Tengo cartas que ella le mandó a un escritor diciendo: ‘Acuérdate, platicamos tu compromiso de ayudarme con libros’”.
Cecilia Sanz, un legado duradero
Además de profesora y maestra fundadora de la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, Cecilia Sanz fue promotora cultural, conferencista y columnista. Su legado sigue muy presente en Tampico con un festival artístico que lleva su nombre y que se realiza desde hace 25 años. O la inclusión de su biografía en el libro digital “Chicas pesadas, mujeres tampiqueñas que dejaron huella”, de Elizabeth Trigo.
“Mi abuela sigue muy presente en el imaginario cultural. En el caso, por ejemplo, de este libro de Elizabeth, es decir, bueno, ni siquiera la conoció, o sea, ya es una generación que era muy pequeña o nació posterior incluso a la muerte de mi abuela. Nosotros recibimos ese interés con todo el gusto del mundo, siempre dispuestos a dar información”.
Una cruzada por la memoria
La investigadora y profesora describió este proyecto como “una cruzada” en visibilizar a los exiliados que no recibieron tanto reconocimiento. “Cecilia Sanz y Vicente Ridaura no fueron famosos, no fueron una pintora como Elvira Gascón o Remedios Varo o María Zambrano”.
A 85 años del desembarco del Sinaia, Ortega Ridaura destacó una investigación de mujeres trabajadoras del exilio y a partir del caso de Cecilia Sanz, quien nunca pudo ejercer medicina debido a que cuestiones económicas le impidieron revalidar sus estudios, por lo que se enfocó en la docencia, creó una categoría de estudio. “Les dice las desclasadas, o sea, aquellas mujeres que teniendo una formación universitaria llegan a México y se tienen que conformar con algo inferior a lo que eran”.
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“Cuando te remontas a la historia de cómo fue que vienen a México y todo, ella también tiene una participación destacada en la Guerra Civil española y específicamente destaca la abuela por ser mujer, por romper muchos esquemas en su tiempo y lo siguió rompiendo todo el resto de su vida”, dijo.