Andrés Colunga González lleva desde los años 60 embelleciendo los rostros de los hombres, y hasta la fecha, sobre la calle Álvaro Obregón en la zona centro de Tampico, uno puede detenerse y experimentar una relajante rasurada acompañada de una buena charla “a la antigüita”.
Oriundo de Ciudad Mante, Tamaulipas, el barbero comenzó viendo a su hermano “como chícharo" , hasta que recibió el voto de confianza para trabajar. Su hambre de crecer lo trajo al puerto para trabajar en una estética más grande y, después, tener la propia.
“Al llegar aquí trabajé en la peluquería Excélsior, hasta que, con un socio, abrimos esta peluquería aquí (en la calle Álvaro Obregón) y tiempo después junté un dinero y compré la propiedad”, narra don Andrés, quien de lunes a sábado alista su equipo, su bata y prepara su vieja silla para dar servicio a los tampiqueños.
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Practicaba rasurando globos, por eso su mano es firme y delicada
En sus primeros días como aprendiz de barbero, o "chícharo", como describe el entrevistado, recordó de manera anecdótica uno de sus entrenamientos que lo ayudaron a desarrollar una mano firme pero a la vez delicada, utilizando únicamente un globo.
“Era una manera de aprender a rasurar. Inflaba un globo, luego le ponía tinta y ya con una navaja iba retirándole la tinta. Si explotaba, yo tenía que pagar el globo y volverlo a hacer hasta que me saliera bien”, explicó. Fue su propio hermano quien lo instruyó en Ciudad Mante, enseñándole también ejercicios con tijeras.
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Su experiencia y el manejo de la navaja son fieles testigos de lo que ese globo le enseñó, pues ahora, con elegancia y destreza, convierte una barba sucia en una reluciente mandíbula y un bigote desaliñado en un elegante atractivo del rostro varonil.
Una buena rasurada con una buena charla
Actualmente, la mayoría de sus clientes son personas de edad avanzada, mencionó. Muchos acudían a su barbería como una manera de relajarse de su día, permitiendo que sus problemas y preocupaciones fueran retirados junto con su afilada navaja.
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“Se ha perdido mucho el cuidado de la barba y el bigote. Estilizar un bigote hoy en día ya no se practica tanto. Antes había clientes que venían cada siete u ocho días a un corte y rasurado. A veces teníamos hasta 25 cortes por día; hoy ya ha bajado bastante la clientela”, comentó.
Con los años de experiencia e innumerables clientes que han pasado por su silla, don Andrés afirma que sigue sintiéndose gustoso de realizar su labor como barbero y, si la vida se lo permite, continuará ejerciendo este bello oficio en Tampico, para quienes gusten de una buena afeitada “a la antigüita”.