Alberto Padilla, Abraham Martínez, Dante, Manuel y Abraham Ortega integran Rockpango, banda que comenzó a echar raíces en tierra tamaulipeca en 2005 y que ha logrado consolidarse como fiel exponente del rock mexicano y del huapango.
Innovación, México, pasión, sueño y hermandad son cinco palabras con las que los talentosos jóvenes egresados de la Facultad de Música y Artes de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) describen su agrupación, misma que en 2020 podría ofrecer su primera intervención en Europa. En entrevista para EL SOL DE TAMPICO, detallaron sus planes para este año y nos cuentan un poco más sobre lo que han visto y disfrutado en estos casi 15 años pisando diferentes escenarios.
Primero que todo, ¿qué es Rockpango y qué mensaje busca transmitir con su música?
“Rockpango es una nueva propuesta de rock mexicano donde tratamos de incluir elementos folclóricos de todo nuestro país, de toda su cultura. Lo anterior partiendo de nuestras raíces que es la cultura huasteca, en realidad el nombre lo recibimos porque somos la fusión de dos géneros: rock y huapango”.
En diferentes ocasiones han manifestado su intención de promover el huapango entre las nuevas generaciones ¿hace cuánto tiempo iniciaron en este camino?
“Iniciamos en el 2005, con un grupo de covers y desde ahí estamos juntos. Empezamos con la idea de acercar a todos el huapango y poco a poco fuimos integrando la banda”.
Su proyecto beneficiario del PECDA en su edición 23 titulado “Huasteco hasta los huesos”, ¿en qué consistió y cuál será la retribución?
“Partió de la misma filosofía de Rockpango; que a la banda más joven que le guste el rock, pero que no conozca sus raíces huastecas, pueda hacer esta conexión. Les damos una alternativa nueva y fresca empleando un genero más popular.
Yo (AL) doy clase de guitarra e instruyo a niños a partir de los 10 años, entonces cuando les pregunto si han escuchado el huapango siempre hay dos respuestas: “no” o “sí, es la música de los viejitos”. Cuando les presento Rockpango les digo que nosotros nos inspiramos en esa “música de viejitos” y ahí les entra la cosquillita de saber más, conocer mejor el huapango e indagar sobre sus raíces.
Nuestro proyecto fue presentar un concierto, el cual se llevó a cabo en noviembre del 2019 en el Parque Bicentenario de Ciudad Madero y como retribución estaremos brindando otros tres. El primero fue el 31 de enero en Casa Lúa de Altamira, el segundo será el 15 de febrero en la Plaza de Armas de Tampico y el último es el 23 de marzo en el Tamux de Ciudad Victoria”.
Además de esta serie de presentaciones, ¿qué otras actividades han programado para este 2020?
“Hace dos años se nos invitó a un concierto que se llama 'México en el corazón de México', es en el zócalo capitalino, se llevan muestras culturales y artísticas de varias entidades. Ahorita nos volvieron a invitar al evento que se realiza en los primeros meses del año y seguimos con el plan de representar dignamente a Tamaulipas”.
Han tocado en Ciudad de México, Zacatecas, Nuevo León y Tamaulipas, entre otros estados, ¿hay planes de salir del país y llevar el huapango a nuevas ciudades?
“Ya tenía rato que nos habían hecho la invitación para ir a Europa y a Cuba, pero no se había podido. Ahorita nos volvieron a extender la invitación a Europa, estamos en pláticas porque nos invitan a una feria de mexicanos en Barcelona, además quieren abrirnos campo en lugares como Viena para mostrar el huapango y el rock mexicano, esperemos que se concrete el viaje. Estamos teniendo acercamientos con la Secretaría de Cultura y la Secretaría de Turismo de Tamaulipas para ver si nos pueden ayudar, sin duda sería muy interesante porque sería la primera presentación que tendríamos en otro país”.
Finalmente, cuéntenos ¿cómo ha sido estar en diversos escenarios por más de una década?
“Tan solo en Internet hay de todo; algunos nos escuchan en otras partes del mundo como Japón y nos felicitan, nos dicen que desconocían del rock mexicano, pero que les gusta, que suena muy padre.
Visitando ciudades nos ha ido muy bien, una vez fuimos a Miquihuana y a Tula, íbamos con miedo porque iba el Gobernador, tocaban ballets folclóricos y el público era pura gente huasteca con sombrero y cuera. Había de dos: O les encanta o nos bajan a machetazos. Pero apenas nos subimos y nos recibieron como si fuéramos AC/DC o Metallica porque escuchaban “El Bejuquito” y se emocionaban.
A los niños les gusta nuestra música porque es alegre, a los jóvenes les gusta porque intentamos ofrecer algo profesional y virtuoso y los adultos porque sonamos a México y a su tradición. Eso somos, Rockpango es innovación, pasión, sueño, hermandad y México en música”.