Don Raúl Castelán Zárraga trabaja desde hace 15 años años el acero inoxidable, creando duraderos y necesarios utensilios para el hogar.
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La prótesis que tiene en la extremidad inferior no le impide desarrollar los excelentes productos que vendía en rodantes, pero a raíz de la pandemia sus ventas se han desplomado debido a que estos espacios han sido cerrados.
Sin ninguna pensión que le permita cubrir sus necesidades más elementales, Don Raúl vive solo de la venta de sus artículos metálicos y de desarrollar el oficio como técnico de aparatos electrodomésticos, lo que le permite enfrentar diversas necesidades pero sin perder el optimismo.
“La situación está muy difícil, porque ahorita no me estoy poniendo en el rodante de Germinal, debido al coronavirus y solo lo que gano de arreglar algún aparato es con lo que la voy pasando” dice este hombre de 71 años de edad, quien es una de las miles de personas afectadas por la pandemia.
Aprendió el arte del acero inoxidable de manera empírica, “solo viendo, ya que cuando trabajaba en un restaurante a cada rato a las palitas se les caía la agarradera, entonces decidí yo hacerlas para que fueran más duraderas y comencé con accesorios para la cocina”.
Sin más escuela que las ganas de aprender poco a poco amplió sus productos y así comenzó a hacer fogones, estufas, cazos para freír, toalleros, porta utensilios, esquineros, entre otros, que la han permitido subsistir en esta época del Covid-19.
“Las personas que saben que el acero inoxidable es un producto duradero, resistente a la oxidación, son las que me compran mis productos, porque aunque son un poco más caros, van a tener mayor vigencia”, comenta al ser entrevistado en su taller localizado en el No. 811 de la calle Lázaro Cárdenas en la colonia Tampico Altamira.
El adquiere su material en las tiendas que venden el acero inoxidable y en las recicladoras “gracias a Dios puedo moverme y voy a comprar todo lo que necesito para hacer los productos que venderé en el rodante pero ahora debido a la pandemia no puedo salir y en estos días trato de mantenerme arreglando abanicos, licuadoras, planchas, etc.”.
La historia de Raúl es una de tantas que se están viviendo en esta crisis sanitaria, donde la situación económica, está más que difícil, pero con mucha voluntad y deseos de salir adelante, demostrará que ni su discapacidad, ni la pandemia, puede con su tenacidad y empeño de ganarse unos pesos para vivir.