Olga González, la experiencia del arte pictórico

“De abuelo que cantaba ópera, padres ilustrados, progenitora de hijas amantes de la música. La pintura y el dibujo fue lo que decidí desarrollar; los considero parte de mi genética”, de esta forma se define la artista plástica Olga González, quien desde hace tiempo es un referente dentro de los creadores de la obra pictórica en Tamaulipas.

La maestra González desde 1991 decidió incursionar profesionalmente en el arte pictórico, para ello sintió en su naciente carrera un fuerte impulso de existir con plenitud, de manera que buscó la instrucción formal del oficio de las pinceladas, texturas y el caballete encontrando el taller de los maestros Caín Valdés y José Luis Díaz, quienes la guiaron, convirtiéndose en sus consejeros dentro del mundo de la experiencia visual, durante varios años hasta que con el paso del tiempo, en forma natural, sintió que había que brindar la total libertad a su quehacer artístico y volar por todos los horizontes de colores posibles.

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“La pintura es mi aliento y sostén, está tatuada en mi persona y es un bello tatuaje que al mostrarse enriquece mi vida. Siento que estamos desprotegidos si no tenemos arte en nuestra existencia”, considera la artista.

Opina que por el constante movimiento del mundo en que habitamos se necesita cultivar el alma poseyendo una percepción nítida, porque a veces no estamos conscientes de que nos gusta.

“En mi caso el arte es esencial en mi existencia, siempre rodeada de música, literatura, artes plásticas; aunque de niña nada formal. Esta destreza fue saliendo como el habla, nunca sabes cuándo brotan las primeras palabras, se dan y punto. Sentía un gran placer al tomar el lápiz y los colores”, dijo.

Una de las mayores gratificaciones en el camino de la pintura fue cuando resultó ganadora en forma compartida del premio “García Zurita”, aquí en el puerto.

“Apenas contaba con tres años estudiando pintura y la verdad no me lo esperaba. Mi maestro había comentado que ninguno de sus alumnos tenía nivel para concursar. El señor Adolfo Castro (promotor cultural) me insistió tanto que en el último momento decidí participar. La sorpresa fue mayúscula cuando lo jueces no pudieron ponerse de acuerdo, decidieron proporcionar tres primeros lugares. Fue una situación demasiado placentera pues me seleccionaron junto a dos pintores que ya tenían una gran trayectoria. Inclusive cuando mencionaron mi nombre el público se preguntaba que quién era; nadie me conocía”.

Reflexiona que como creadora intenta plasmar lo que imagina en su mente y que los demás decidan experimentar lo que desean. “En los cuadros existen personas que descubren cosas que yo no había descubierto. Muchas veces están los sentimientos del pintor escondidos, pero la gente sensible que sabe observar puede mirarme desde otro punto de vista que quizás yo no quiero conocer”.

Explica que la pintura le otorga diversas oportunidades de aprendizaje, por lo que recomienda acercarse. “Una vez un muchacho se me aproximó en una exposición diciéndome que no entendía mi cuadro, que porqué no escribía un libro explicando mi obra. Le comenté que el arte es como la comida, primero tienes que mirarla, comerla y digerida. En el arte nadie te lo va a ofrecer digerido, lo tienes que descubrir”.

Sobre su proceso creativo expone que todo empieza con una idea, con variables que atrapan su atención. Algunas la seducen. Luego surgen los estados de la inspiración que forman un torbellino en su mente, visualizando, plasmando los deseos que aparecen en sus sueños y sus ensueños.

Un bosquejo en la imaginación que no siempre termina en la idea original, pues cada día es diferente y finalmente aparece el conjunto de sensaciones distintas. Olga González se proclama como un espíritu libre que ha producido gran parte de su trabajo fuera de las becas o mafias culturales, respaldada únicamente por su don para los pinceles. Y esto ha sido suficiente para que instituciones como la Universidad, que la ha llamado a presentar su trabajo en innumerables ocasiones. De igual forma el Ayuntamiento de Tampico le otorgó la distinción de colorear una jaiba representativa del puerto que se encuentra ubicada en la Ciudad de México.

La dos veces ganadora del premio “García Zurita” apunta sobre su visión dentro del arte visual: “Soy lo que los que me conocen lo que hago me dan. Soy lo que los que tuve la fortuna de premiarme en dos concursos me privilegiaron. Soy lo que todos los espacios de exposiciones al recibirme con las puertas abiertas y sin censura me han dado a conocer. Soy los que aún no me conocen y tal vez quieran conocerme. Eso soy y me siento muy afortunada. Gracias a todos los que me impulsan a ser”.

ESPÍRITU LIBRE

• Olga González se proclama como un espíritu libre que ha producido gran parte de su trabajo fuera de las becas o mafias culturales, respaldada únicamente por su don para los pinceles
• “La pintura es mi aliento y sostén, está tatuada en mi persona y es un bello tatuaje que al mostrarse enriquece mi vida. Siento que estamos desprotegidos sino tenemos arte en nuestra existencia”, considera la artista.
• La pintura es mi aliento y sostén, está tatuada en mi persona y es un bello tatuaje que al mostrarse enriquece mi vida”.

Opina que por el constante movimiento del mundo en que habitamos se necesita cultivar el alma poseyendo una percepción nítida, porque a veces no estamos conscientes de que nos gusta.