La tradición del mole ha estado presente en tres generaciones de la familia Arriaga Maldonado, ya que desde hace más de 64 años han hecho de este platillo su comida preferida para celebrar ocasiones muy especiales, sobre todo los cumpleaños.
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Ante la cercanía del 20 de noviembre, fecha en que se celebran los 110 años de la Revolución Mexicana, entrevistamos Cristina Maldonado Rodríguez para la sección Aderezo de EL SOL DE TAMPICO, debido a que el mole fue uno de los platillos típicos más importantes de ese movimiento armado y el cual era acompañado en ese entonces con pulque y tortillas.
EL MOLE
Es uno de los platillos más representativos de la gastronomía de México y el cual tiene su origen en la época prehispánica, sin embargo, a través de los siglos se ha ido transformando.
Se calcula que en nuestro país existen más de 50 variedades, entre ellos el mole blanco, el manchamanteles, el mole de olla, el prieto, el almendrado y cada región del país lo hace de acuerdo a su costumbre y tradición.
LAS VERSIONES DEL ORIGEN DEL MOLE
El origen de este platillo tiene varias versiones, entre estas que surgió en Puebla en el siglo XVII por la monja Andrea de la Asunción en el Convento de Santa Rosa, para satisfacer el paladar del Virrey Tomás Antonio de Serna, quien estaba de visita por la ciudad y a quien le encantó el platillo por su picor y porque lo invitaba a comer más tortillas.
Otra teoría dice que fue creado por accidente en una cena que se le iba a hacer al arzobispo de Puebla y -según la historia- Fray Pascual, quien era un cocinero de la comunidad religiosa, estaba muy nervioso por esta visita e iba a guardar algunos chiles e ingredientes en la alacena, pero tropezó sin querer en la olla donde se cocinaba el guajolote -que se iba a servir en la cena, así fue como se creó la mezcla que le valió muchas felicitaciones.
Hay otra historia que se refiere a que fue una monja en el Convento de Santa Clara en Puebla, quien molió diferentes chiles y otros condimentos con un metate y en este lugar existía el voto de silencio, pero al sentir ese olor muy agradable, las monjas se acercaron a ver de dónde provenía aquel delicioso aroma, fue entonces que la madre superiora rompió el voto y gritó: “¡qué bien mole!”, dándole así el nombre a ese delicioso platillo.
Cristina Maldonado Rodríguez comenta que su abuelita Julia Arriaga, una mujer muy trabajadora y a quien le encantaba la cocina, una vez preparó un delicioso mole, allá por el año 1956, que encantó a todo mundo.
“Mi abuelita le ponía todos los ingredientes que lleva el mole, lo preparaba con amor y entusiasmo para su enorme familia en una cazuela gigante y desde ahí comenzó esta tradición, ya que en aquellos años el mole era para ocasiones especiales, como cumpleaños, bodas, quinceañeras, etc.”, dice.
Con los años, su mamá Margarita Rodríguez de Maldonado le pidió la receta a doña Julia para preparar este delicioso platillo, “así las tres generaciones nos hemos pasado esa receta que nosotros consideramos uno de nuestros tesoros, porque cada mole que preparamos, por ejemplo, mis hermanas Margarita, María Guadalupe y yo, tiene un sabor diferente, pero la esencia es la de nuestra abuelita”.
En las fiestas actuales de la familia Maldonado Rodríguez nunca puede faltar el mole, “es como nuestro platillo estrella, porque la gente que nos conoce sabe que lo preparamos como nos decía nuestra abuela y si no ofrecemos mole, no es fiesta”.
En cuanto a los ingredientes “siempre deben de ser de la mejor calidad y sobre todo hacerlo con mucha alegría para que los invitados y la familia lo disfruten mucho”.
EL MOLE ES UN ARTE
La gastronomía mexicana es una de las más ricas donde el mole poblano en su receta original llevaba más de 100 chiles, actualmente el mole se puede hacer hasta con 20 ingredientes.
“Todo depende del tipo de mole que se quiera cocinar, porque hacer este platillo es todo un arte; hay que tener mucha paciencia y amor a la cocina”, agrega Cristina.