Tan mexicano como el nopal o el aguacate, el zapote es una de las frutas más apreciadas en el país, principalmente en el centro y sur de la nación que es donde se acostumbra el consumo de las diversas variedades; conforme se avanza hacia el límite con Estados Unidos es más difícil conseguirlo.
La chef Carolina Zavala Romero aseguró que “el zapote es una fruta tropical característica de México y América central, con variedades diversas en base a su pulpa, la cual puede ser negra, blanca, amarilla o rojiza”.
Su consistencia es arenosa, con un intenso sabor dulce que agrada a los paladares más exigentes, incluso es considerados un producto gourmet a nivel internacional.
Tiene una forma ovoide, duro al estar verde, pero conforme avanza la maduración va ablandándose hasta que puede abrirse con las manos, para encontrar dentro de 3 a 5 semillas, aunque en algunas variantes son hueso.
Es considerado un fruto originario del nuevo continente, que fue llevado por los españoles a las Filipinas y de ahí a todo el mundo.
El nombre zapote es de origen náhuatl, de la raíz tzapotl, que significa fruta y abarca la familia completa, que va desde el chicozapote, zapote amarillo, blanco negro y el mamey.
Además de su gran relación con la mexicanidad, este fruto tiene diversos nutrientes, incluso es considerado medicinal al relacionarse como bueno para reducir la fiebre, diurético, antipalúdico, fuente de vitaminas, calcio, minerales y contra enfermedades del estómago.
Se establece como preventivo de anemia y cuidador del sistema nervioso central, estimula el sistema inmunológico, además de aportar tersura a la piel y el cabello. En el caso del zapote negro, estimula el sueño, apacigua la ansiedad y previene el cáncer de colon.
“Son muchas las propiedades que se tienen, pero sin duda su sabor es lo que lo hace sumamente peculiar y preciado”, dijo la experta, quien precisó que incluso se argumenta que de la semilla, sabia y corteza se pueden extraer productos como el chicle.
Es el zapote uno de los regalos de nuestra tierra que en sus variantes atesoran una parte del sabor y olor de México.