En la historia de Tampico no todos los ciclones han sido fatales, hubo uno que resultó providencial para la ciudad en el momento en que más lo necesitaba, pues el puerto era sitiado por una compañía militar española y la defensa del ejército mexicano dudaba sí atacar o no al enemigo que en cualquier momento podría reponerse y recibir auxilio del extranjero.
También fue un mes de septiembre la batalla de Tampico y el huracán
El huracán de 1829 está entre los primeros que han sido registrados en la historia de los ciclones de Tampico, llegó al puerto un mes de septiembre igual que los fatídicos que ocurrieron en 1933, 1955 y 1967; sin embargo, este ha sido el único bienvenido, pues contribuyó al valor de los combatientes mexicanos para derrotar a Isidro barradas y sus 500 hombres.
El general López de Santa Anna había aprovechado las maniobras que realizó el general Manuel Mier y Terán para dividir a las compañías del ejército español y llegó hasta el cuartel general que habían tomado los invasores en el centro histórico de Tampico, pero al conocer Barradas esta situación regreso lo más pronto posible desde Altamira, en dónde se encontraba ya camino hacia el centro del país.
Era entonces el 7 de septiembre de 1829, Isidro Barradas llegó en el momento en que se hacían las negociaciones para la rendición, sin saber que al regresar a Tampico el ejército español era en número mayor que el mexicano, que se encontraba en ese momento en la ciudad, por lo que Antonio López de Santa Anna concedió salir de Tampico y volver a Pueblo Viejo, dando un plazo el brigadier español para su rendición.
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El ciclón “salvador” entró a Tampico la madrugada del 9 de septiembre con fuertes rachas y lluvias, justo antes de que se cumpliera el plazo de rendición para la milicia ibérica, fue cuando el general mexicano pensó que era un buen momento para cerrar la pinza a los españoles y dejarlos aislados de una posible ayuda del extranjero, por lo que ordenó al general Mier y Terán atacar el fuerte de la Barra.
En pleno ciclón de 1829 en Tampico ataca el Ejército Mexicano
En la guarnición cerca de la playa, los españoles habían colocado una embarcación para coordinar acciones por el río Pánuco y desde donde monitoreaban la llegada de barcos por el Golfo de México, en pleno ciclón el ejército mexicano se volcó sobre la defensa española, logrando tomar el fuerte a sangre y fuego, pues a pesar de que hubo muchas bajas el general Manuel Mier cumplió la orden del general Santa Anna.
Las narraciones de la época cuentan todas las vicisitudes que tuvieron que pasar los soldados mexicanos para llegar hasta el fuerte de la Barra por el río Pánuco, pues las rachas del viento amenazaban con volcar las embarcaciones, además de que los cañones con los que se trasladaban en algunos momentos pudieron caer al agua, sin embargo, los españoles tuvieron menor suerte, ya que el ciclón azotó con fuerza la zona justo en el momento en que trataban de defenderse.
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Al hacerse el ejército mexicano con el punto de entrada por el Golfo de México, la guarnición española que se encontraba en la plaza de libertad, en el centro histórico de Tampico, quedó incomunicada, sin víveres, sin agua y con muchos de sus soldados enfermos, ya que la fiebre amarilla también empezó a minar las fuerzas de los ibéricos, optando Isidro barradas por la rendición incondicional de sus tropas.
Un día de gloria que volvió del olvido
El paso del huracán de 1829 dejó desoladas varias trincheras, tanto mexicanas como españolas, sin embargo, al pasar la contingencia, México ya tenía depuestas las armas de los españoles y sus banderas, redactando en el cuartel general de Pueblo Viejo, López de Santa Anna, el documento donde se especificaba los puntos para la rendición de los invasores.
Ante la amenaza de los huracanes, los habitantes de Pueblo Viejo, Tampico y Altamira no deberían de olvidar que uno de estos fenómenos naturales, peleó a su favor en su tierra, dentro de la lucha donde se libraron los últimos combates por defender la independencia de México, ante las pretensiones de reconquista española.
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Es de reflexionar que un día de unidad y patriotismo haya pasado al olvido por un largo tiempo, no solo por los errores de Santa Anna en su último periodo como presidente en la década de 1850, sino por la propia historiografía que lo volvió el arquetipo del traidor y, con ello, buscó ocultar sus victorias, minimizando la importancia histórica de esta gesta que ocurrió en Tampico.