Con una importante trayectoria en dos de las agrupaciones de danza folclórica más representativas de la región y tras haber compartido sus conocimientos con decenas de jóvenes, el Mtro. Gil Alberto Martínez Carreón, director y fundador del Ballet Yacatecutli de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, mantiene firme su objetivo de seguir impulsando el conocimiento de la danza y el folclor con las nuevas generaciones.
¿Cómo es que inicia en el mundo de la danza?
Es algo que siempre me ha apasionado e inicié bailando con el Mtro. Juan Antonio López Andrade en el IRBA de Tampico, ahí me dieron la oportunidad de irme becado a estudiar al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) donde obtengo mi título de maestro, director y coreógrafo de danza. El Mtro. Peralta vio cualidades a cinco compañeros y a mí y nos mandó para allá, de esos seis sólo yo sigo vigente.
¿Cómo fue su regreso al puerto jaibo y cuáles eran sus nuevas metas?
Bueno, cuando volví me ofrecieron dirigir el Ballet Folclórico de Petróleos Mexicanos, cuando estaba el Sr. Joaquín Hernández Galicia y ahí hicimos un buen papel, viajamos a todos lados donde Pemex estuviera presente, representamos muy bien a la Sección Uno del Sindicato y cuando entré a la UAT, a la Facultad de Comercio, los directores me pidieron formar un grupo de danza. Ahí es donde nace el Yacatecutli y el próximo marzo cumpliremos 38 años en ese proyecto.
¿Cómo fueron los inicios del ballet que actualmente dirige?
Yo iba en tercer semestre de la carrera cuando iniciamos, duramos un lustro en Comercio y al ver nuestro trabajo la UAT nos solicitó representar a toda la institución. Empecé con 8 parejas y ahorita somos 32 personas, han pasado muchas generaciones, muchos egresados e incluso hay externos que regresan para seguir bailando.
¿Cómo ha sido el proceso y el interés de los jóvenes?
Pues es una edad de las más difíciles; lo primero que tengo que hacer es enseñar el respeto a la danza folclórica, ya después todo lo demás se va dando. Cuando ellos encuentran que a través del baile te puedes expresar, decirle a la gente si estás contento o enojado, es algo maravilloso. Yo he aprendido a conocer a mis muchachos y es mucho trabajo el acercamiento porque además tenemos alrededor de 70 participaciones por año, pero me gusta y lo disfruto.
Aparte yo tengo una escuela de vocación artística que es el Cinea Amedari y esa escuela nadamás la trabajo los veranos porque ahí preparamos a los maestros con especialidad en vocación artística de acuerdo con planes de estudios actualizados.
Además de Tampico y la región, ¿dónde se ha presentado?
He viajado muchas veces con el Yacatecutli. Hemos estado en los mejores escenarios del país, el año pasado estuvimos en Colombia, tenemos invitación para el 2020 a Colombia y Ecuador, aquí el problema ha sido lo económico porque sí nos ha detenido.
En Semana Santa fuimos a Acapulco, yo di un curso en Querétaro sobre Tamaulipas y tuve el gusto que fueran casi 50 alumnos de diferentes partes de la República a aprender acerca de la Huasteca Tamaulipeca, ahí también me entregaron un reconocimiento a mi trayectoria y al siguiente día bailamos en Guanajuato.
Con numerosos reconocimientos tanto a título personal como junto a los jóvenes, ¿qué lo motiva a continuar en la difusión cultural?
Mientras tenga alumnos a los que les guste y les interese la danza, mientras ellos se apasionen yo seguiré, el día que ya no vea esas ganas y ese interés será diferente. Yo tengo 56 años, más de la mitad en el folclor y 37 de ellos en el Yacatecutli, he aprendido muchas cosas, entre ellas que no sólo se trata de baile, hay que investigar y prepararse, hay que crear y seguir trabajando.
Finalmente, durante la amena conversación que el profesor sostuvo con EL SOL DE TAMPICO invitó a chicos y grandes a mantenerse al pendiente de la agenda de eventos de su ballet y recordó la importancia de la cultura y las artes en el desarrollo integral de niños, niñas y jóvenes.
Vocación y dedicación
Desde muy joven descubrió su vocación, gracias a su talento y pasión tuvo la oportunidad de estudiar en el Instituto Nacional de Bellas Artes, donde obtuvo su título de director, maestro y coreógrafo de danza folclórica.