"Esta generación principia su carrera al mar en el Instituto de Ciencias y Tecnología de Tampico, donde nuestra Escuela Náutica de Tampico inició sus funciones para crear a los marinos mercantes que somos hoy.
Suscríbete a la edición digital de El Sol de Tampico aquí
"Los primeros pasos los dimos de la mano del capitán de altura, José R. Morales, director en ese tiempo, quien desde un principio nos dijo 'en esta vida cada quien es forjador de su propio destino', palabras que iniciaron con nuestra formación, pero también de la guía de los muy entrañables maestros como: Renato Gutiérrez Zamora, el teniente José Jiménez, la maestra Tackman, Manuel Chagoya y otros que a distancia ya no vemos, todos ellos dejaron honda huella en nuestras vidas con sus consejos y enseñanzas".
Navegar en las aguas tranquilas del conocimiento impartido en las aulas, llegaban a convertirse en un mar tormentoso en los exámenes finales, donde en ocasiones era imposible dormir ante la responsabilidad de cumplir con los planes de estudio y aprobar la travesía de todo un año para llegar a casa con el orgullo de haber aprobado.
Nuestra institución cambió de ubicación a una casona de la Av. Hidalgo No. 501 y continuamos en el proceso de aprendizaje de la mano de otros maestros como el jefe I. M.N. Andrés Padilla, el capitán Alt. Juan Ávalos, el capitán Alt. Luis Priego, Ing. Aquileo Cruz Mar, el capitán Córdoba pertenecía al Ejército, Ing. Socorro Cruz, desde luego muchos más, quienes aportaron sus conocimientos de una forma altruista y bondadosa porque ni hablar de las retribuciones de la época.
Las instalaciones eran muy precarias, el piso superior básicamente lo ocupaban las oficinas administrativas, dirección y un salón de clases, en la parte inferior varios salones que no fueron suficientes para dar cabida a todos los alumnos así que un área que tenía como cochera se hizo salón, por lo que los salones del fondo a veces accedíamos por las ventanas.
En esa época conformamos la primera sociedad de alumnos, emitimos el primer periódico estudiantil llamado "La Gaviota", todo esto apoyado por la administración de la escuela, las noticias se abundaban con caricaturas que elaboraban los mismos compañeros, por supuesto como estudiantes que éramos también tuvimos nuestro conflicto estudiantil por no aceptar a un maestro y que nos llevó al punto de confrontación tal que se tuvo que dilucidar en la Secretaría de Marina en la Ciudad de México, afortunadamente solo quedó en anécdota que platicamos a menudo.
Al final, "terminamos la carrera con el grado de pilotines o aspirantes entregado en una suntuosa ceremonia en el Casino Tampiqueño, rodeados de nuestros felices familiares de contar con un nuevo profesionista, el director de la escuela Ing. M.N. Antonio Islas Soublette emocionado de entregar una generación más de Ingenieros al país, algunos se consolidaron en las navieras y otros en la industria contribuyendo con el desarrollo de nuestra nación".
La profesión de marino implica un conocimiento técnico autorizado, "por lo cual estamos obligados a retornar a los simuladores de la escuela para estar a la altura de las indicaciones de los sistemas modernos de seguridad, este es un retorno periódico a convivir con la comunidad náutica y los impetuosos jóvenes aspirantes a marinos mercantes que una vez fuimos".
Los barcos son un mundo pequeñito que desborda en un cúmulo de emociones, "principalmente de recuerdos sublimes con la familia, la nostalgia del rincón preferido de la casa, los paseos por la propia ciudad, pero también es el generador de nuevas experiencias, amistades y conocimiento de nuevas tierras con su cultura, en fin, este mundo es bello para nosotros los marinos".
Aun cuando la vida del marino es iniciar en un puerto y no saber a dónde lleva la ruta de la vida, "nuestro corazón de hermanos siempre ha seguido unida hasta con aquellos que se nos adelantaron, en las reuniones seguimos hablando de ellos como si estuvieran en la plática, haciendo una camaradería igual que aquellos jóvenes en las aulas de clase".
"Y ahora, henos aquí celebrando medio siglo de carrera, por lo que agradecemos a nuestras familias por esas largas esperas y su tolerancia, a nuestra alma mater y los marinos más antiguos que lucharon por sostenerla cuando en el primer año de carrera estuvo a punto de cerrarse, a nuestra ciudad por cobijar el desarrollo a través de la educación y a la comunidad entera donde vivimos, gracias".