Desde Denver, ciudad en la que reside y labora, Sergio Aguayo hace un llamado de atención a los habitantes de Tampico para que no dejen perder su arquitectura, costumbres y tradiciones.
Suscríbete a la edición digital de El Sol de Tampico aquí
¿Te dedicas completamente a la literatura en Estados Unidos?
¡No! Mi trabajo, del cual vivo en cuanto a lo económico, es como analista de información de láser en una compañía de ingenieros y arquitectos. Es por lo que esta novela me llevó tres años el escribirla, corregirla y publicarla. Ya que solo escribía un par de horas al día, tres o cuatro días por semana. Tratando de no descuidar a la familia.
Para mí, los pretextos no son válidos. Si en verdad quieres lograr algo, debes de esforzarte lo suficiente. Así lo hice yo durante todo ese tiempo, tratando de darle a los lectores algo que valga la pena de leerse. Los logros se consiguen con base en la combinación de inteligencia, ingenio y sudor.
No escatimé, ni en esfuerzo ni en lo económico. Ya que después de terminar de escribirlo y corregirlo, lo envíe a España para su corrección gramatical y de estilo.
¿Continuarás escribiendo novelas con historias sobre Tampico?
Actualmente estoy por terminar el segundo libro, titulado, “Todo Comenzó con un Sueño”. En donde narro cómo y por qué escribí “El Heredero Perdido de Palermo”.
Este libro incluirá fotografías del Tampico antiguo, relacionadas con lo narrado en “El Heredero Perdido de Palermo”.
Son datos e imágenes de lo que fui descubriendo, al escribir la historia de Alejandro Domínguez. Gracias a la maravillosa colección del señor Rafael Briceño Lara y del Grupo Tampico Antiguo. Al igual que de algunos documentos e informes históricos y financieros del gobierno federal de aquellos tiempos.
¿Cuáles son tus escritores o escritoras favoritos o favoritas?
Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Carlos Ruiz Zafón y Yolanda Vargas Dulché. A quien considero una de las mejores dramaturgas cuenta historias de origen mexicano.
Me encantaría emular algún día el estilo narrativo de cada uno de ellos, logrando una mezcla única, dado que crecí leyendo sus historias y novelas. Como, "Cien Años de Soledad", "Pedro Páramo", "El Llano en Llamas", "La sombra del Viento", y muchas de las historias o dramas de Yolanda V. D.
Desde tu óptica, ¿Tampico sigue siendo un puerto hermoso y tropical, como dice la canción?
Definitivamente. Pero no dudemos un instante en recobrar nuestra identidad al 100%. Tomando en cuenta que un país o un lugar, sin esta, no es nada. Es como un ser humano sin alma.
Recuerdo una frase que escuché en la película “El Último Samurái”’, en donde este le dice al joven emperador. “Al olvidarnos de nuestras raíces y tradiciones nos hemos convertido en un pueblo de prostitutas, vendiéndonos al mejor postor”.
Lo que hacía único al Japón eran sus tradiciones y sus vestimentas, al igual que el honor y el respeto que mostraban hacia sus ancestros y su gloriosa historia, antes de occidentalizarse. Sin olvidarnos de su hermosa arquitectura, incluyendo sus jardines.
No cometamos el mismo error: rescatemos nuestra identidad y tradiciones; que nos hacen únicos.
¿Coleccionas algo?
¡Sí! Aparte de hermosos recuerdos y amistades sinceras; carteritas de cerillos. Adquirí esa manía de coleccionarlas cuando fui a las Vegas, Nevada, hace 20 años.
¿Tienes alguna manía?
¡Sí! Me paso las manos por la cara de vez en cuando, porque siento una especie de cosquilleo extraño. Como si arañas muy pequeñas caminaran por mi cara, constantemente. Aunque nunca he entendido el porqué.
¿Quién es tu personaje favorito de la historia y por qué?
Cristo Jesús. Porque vino al mundo a enseñarnos a perdonar a nuestros semejantes, sin importar lo que nos hayan hecho.
Sé que eso es algo muy difícil de lograr y de aceptar. Pero es para el descanso emocional y del alma de uno mismo. Y no solo del semejante. ¿Verdad que suena un poco contradictorio o egoísta?
Pero él sabía lo que decía, gracias a su iluminación y conocimiento acerca de la función de todo en el universo entero.
¿Eres supersticioso?
¡No! Porque es de mala suerte… Hablando en serio; quizá lo fui durante algún tiempo, en mis años mozos. Cuando jugaba futbol, siempre utilicé en mi camiseta el número 13, sufrí fractura de tibia y peroné fragmentada en siete partes.
Al igual que fractura del tabique nasal, una cortada escalofriante en la rodilla derecha, fractura del dedo meñique de la mano izquierda, astilladura en la pelvis, al lado derecho frontal, múltiples raspadas y cortadas. Si a eso se le puede llamar mala suerte, entonces sí soy algo supersticioso. Ya no uso el número 13, de ninguna manera.
¿Cómo observa un mexicano desde Estados Unidos el manejo que se le ha dado a la pandemia en su país natal?
Honestamente, de la misma manera en que observo el mal manejo que se le ha dado en Estados Unidos. Mal, muy mal.
Eso es lo que sucede cuando los ciudadanos elegimos de manera errónea al momento de votar. El día que aprendamos a elegir con inteligencia veremos resultados diferentes. Por eso invito al mundo entero a analizar muy bien a sus candidatos, antes de elegir. Sin dejarse engañar por la sarta de mentiras que la mayoría de ellos dirán con tal de conseguir su voto.
Aprendan a exigir que cumplan lo prometido, sin olvidar que están en el poder para servirles y no para servirse del poder que ustedes les otorgan con su voto.
Decidan siempre de manera inteligente, y no de manera egoísta, guiados por su conveniencia personal.
Aunque no lo conoces, ¿extrañas Tampico?
¡Por supuesto que sí! Y lo digo en serio, aun a pesar de no haberlo visitado nunca en esta vida. Aunque me muero de ganas de hacerlo. Pero esta condenada pandemia vino a poner al mundo entero de cabeza, para darnos una gran lección. ¿O a poco no extrañan el abrazo sincero de un amigo o de un ser querido? y ¿el cálido beso de la persona que más aman en este mundo?
¿Algún mensaje para tus lectores del sur de Tamaulipas?
Por supuesto que sí. Primero que nada, los invito a leer mi novela “El Heredero Perdido de Palermo”. Les aseguro que la escribí pensando en cada habitante de este hermoso puerto, sin olvidarme para nada del resto del mundo; que espero también se conviertan en mis lectores.
En segundo término, y no menos importante para mí: los invito a hacer hasta lo imposible por rescatar al Tampico de nuestros buenos tiempos, con sus bellos edificios y tradiciones. Que nos dan una identidad propia, y nos hace únicos en el mundo entero.
Dejemos atrás el egoísmo y la idea errónea de luchar solo para nosotros, recordando a los héroes que lucharon en las calles y plazas de Tampico para darnos libertad o evitar que fuéramos invadidos por ejércitos extranjeros.
¡Que viva Tampico y su bella gente!