El mundo es un lugar aterrorizante: Fabián García

El escritor argentino publicó en 2019 su libro “La lengua de los geckos” y en el año pasado formó parte de una Antología Literaria con su cuento “La otra hermana”

Juan Carlos Velarde | El Sol de Tampico

  · lunes 8 de febrero de 2021

Fabián García, narrador argentino | Cortesía Fabián García

PRIMERA PARTE

El narrador argentino, en el 2019 publicó su libro de cuentos llamado “La lengua de los geckos” (Editorial Muerde Muertos), y en el 2020 formó parte de la Antología Literaria de la revista La Balandra con su cuento “La otra hermana”. En marzo de este año saldrá a la venta su segundo libro de cuentos, que se titulará “No juegues con eso” y publicará la editorial M14. La misma editorial publicará, para la misma fecha, una antología de cuentos de horror titulada “Vivos de miedo”, en la que se incluye un cuento de su autoría.

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-¿Quién es Fabián García?

¡Es una buena pregunta para hacerle a otra gente! Se me hace complicado responderla a mí, porque no sé muy bien quién soy... uno no es el mismo siempre, cambia con el tiempo y es bueno que sea así. Lo que puedo decir es que hoy en día me relaciono mejor con los libros y con las ideas que con el mundo “real”, respecto del que soy bastante pesimista, y que disfruto de escribir cada vez más.

Comparten talento con pobladores de Villa de Casas | Cortesía FB Cultura Tamaulipas

¿Cuál fue tu primer acercamiento con la literatura?

Todavía conservo el primer libro que me impactó: “El mundo perdido”, de Arthur Conan Doyle”. Lo leí a los nueve años, una y otra vez, sin agotarme. Creo que esa historia de viajes y dinosaurios me orientó mi interés hacia lo fantástico y lo maravilloso desde un principio. Después vinieron las ediciones baratas de historias de terror o de cowboys que compraba en ferias, y no mucho después, gracias a un profesor, conocí la obra de Borges. Su cuento “La casa de Asterión” me fascinó tanto que llegué a aprenderlo de memoria.

Al principio de tu carrera como escritor tomaste talleres literarios de poesía. Ahora narras historias de fantástico biológico, como en "La Lengua de los Geckos", ¿cómo ocurrió ese salto?

La narrativa fantástica y de horror siempre estuvo en el podio de mis preferencias. Empecé por la poesía porque en esa época no le dedicaba mucho tiempo a escribir, producir versos me llevaba menos tiempo, por ende no me faltaba nunca material para llevar a clases. Además, me pareció bueno empezar por ahí, por el trabajo sobre la sonoridad, el ritmo, la metáfora, para después aplicar eso a la prosa.

¿Cómo surgieron los cuentos de la lengua de los geckos?

A todos los escribí y corregí en el taller literario de Guillermo Martínez, al que asistí durante tres años, por lo que le deben mucho a él. El primero fue “El lápiz” que ya tenía una versión anterior, con un final distinto, y a partir de ahí fueron surgiendo los otros, como encadenados. “El lápiz” es horror realista, pero a partir de la primera versión de “La flor lejana”, que tiene algo de horror cósmico, pero también de humor, me orienté hacia ese lado. Cuando estuvieron listos fue a través de Guillermo, también, que conocí a quien iba a publicar el libro: José María Marcos, de Editorial Muerde Muertos.

¿La psicología te ha servido para el desarrollo de tus historias?

Yo estudié Psicología varios años… nada de lo que aprendí ahí me sirvió para nada, confieso. No creo que las teorías piscoanalíticas le sirvan a nadie para escribir mejor, y ni siquiera para entender a la humanidad mejor. Los grandes narradores “psicológicos” como Dostoievski o Chéjov no necesitaron teorías sobre el inconsciente para adentrarse en el alma humana a través de sus personajes. Hay más verdades sobre la humanidad en “Crimen y Castigo”, o en un relato de Saki o de Chesterton, que en diez manuales de psicología.

¿Consideras que el terror domina al mundo?

Creo que el mundo es un lugar bastante aterrorizante, y que probablemente va en camino de serlo aún más. Creo que el terror de la vida real no necesariamente adopta formas monstruosas... la estupidez y la ignorancia crean monstruos también. Por eso aunque disfruto, por ejemplo, de las historias de Lovecraft, en las que el mal es algo que viene de afuera, que invade la vida humana, a la hora de escribir no me convence a mí enfocar así las cosas. El Mal ya está en el mundo y somos nosotros mismos: basta leer las noticias para comprobarlo.

¿Has considerado la posibilidad de explorar otros géneros literarios?

Sí, por supuesto. De hecho, ahora mismo estoy escribiendo una serie de relatos distópicos e interconectados, que espero que lleguen a formar un libro en algún momento.

Tengo una novela inédita también, que aunque explora algunos tópicos que me interesan y tiene bastante de grotesco y de sátira, se mantiene dentro de los límites del realismo. No reniego del calificativo de “escritor de terror” y me importa muy poco la mala opinión que las élites literarias tienen del género, pero no me limito necesariamente a ese campo.

¿Quiénes son tus autores preferidos?

Borges es mi preferido, y creo que lo va a ser siempre. El segundo puesto los comparten muchos: Kafka, Poe, Lovecraft, Machen, Saki, MR James, Cervantes, Maupassant, Bioy Casares, Olaf Stapledon, Thomas Ligotti, Bruno Schulz, etc.

¿De qué forma ha impactado a la literatura de tu país la pandemia?

Es probable que sea muy pronto para sacar conclusiones respecto de eso. Sí puedo contar que leí en internet algunos cuentos de escritores noveles y advertí una sensación de encierro e incertidumbre que debe tener bastante que ver con lo que pasa. Pero los efectos más duraderos creo que se van a notar más adelante.

¿Qué opinas de las autopublicaciones?

Lo que pierde quien se autopublica es el aval de la editora y las facilidades de distribución, pero me parece perfecto que la gente se autopublique, si no encuentra una opción mejor.

El hecho de ser publicado por una editorial de cierto prestigio no garantiza calidad…. en mi país, a partir de ciertas imposturas político-literarias de moda, te aseguro que no es así en absoluto. Tampoco sostengo lo inverso: moverte por fuera del “sistema” no te va a hacer bueno tampoco.