"Si ser diferente a los demás, es ser anormal, creo que desde cierta perspectiva todos somos anormales, por que no existen dos personas en ninguna parte del mundo que sean exactamente iguales, creo que las diferencias que tenemos nos hacen únicos y debemos de aprovecharlas adecuadamente para llegar lo más lejos que se pueda, como cualquier persona 'normal'", comenta Edmundo Prieto en entrevista para EL SOL DE TAMPICO.
A simple vista, serio, lo que se confirma al hablar con él, Edmundo es introvertido y extremadamente tímido, pero al expresarse lo hace de manera precisa e inteligente, superior a los chicos que como él tienen 23 años de edad, sólo que él enfrenta un mundo que se viste de azul, día con día; Edmundo fue diagnosticado con Autismo en nivel 1 desde los 13 años de edad, "estaba en la secundaria cuando me dijeron que era autista, tenía 13 años de edad, recuerdo que cuando era niño no sabía qué era autista, porque no me lo habían diagnosticado a pesar de que fui a muchos doctores y psicólogos, pero después me enteré y cuando me lo explicaron me di cuenta que es lo que he sido siempre, pero no me molesta ser autista, yo soy feliz siendo como soy".
Su condición de autismo lo ha llevado a luchar contra corriente, pero jamás a darse por vencido, actualmente estudia la licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad del Noreste y como cualquier joven gusta de pasar sus tardes con videojuegos, viendo series y películas en las plataformas digitales, consciente de que su mayor reto es socializar con el mundo que lo rodea "el autismo es una manera diferente de ser de algunas personas, lo que yo soy, principalmente es la dificultad de socializar e interactuar con otras personas, pero en ocasiones tenemos ventajas como mayor habilidad en matemáticas o temas en los que somos buenos porque nos interesa, yo no tengo muchos amigos pero me gustan las matemáticas, por eso me alegra ser bueno en ellas".
"Me gustaría tener mayor interacción con mis compañeros en la escuela, porque sé que en ocasiones es necesario para ayudarnos con tareas, ese es mi mayor problema, pero sé que he logrado salir adelante, porque para mí el autismo es solamente 'especial', porque somos diferentes, pero si en verdad lo analizamos esas diferencias pueden ser negativas o positivas desde el punto de vista de cada quien, aunque yo prefiero verlo como algo positivo", añade Edmundo, quien acude con regularidad al gimnasio y entrena taekwondo.
ANA GOJON, la fiel admiradora de Edmundo
Es la madre protectora, amorosa, pero sobre todo preocupada por Edmundo, quien se dio cuenta que su hijo "era diferente" cuando apenas comenzaba a dar sus primeros pasos, enfrentándose a un mundo que desconocía el autismo, es así como ha atravesado con valentía, entre risas y lágrimas, pero con determinación, un camino de 23 años, en el que ha hecho del autismo su mejor aliado, su amigo y no su enemigo...
"Cuando era pequeño (Edmundo) vivíamos en la Ciudad de México, y lo he llevado con uno y con otro psicólogo, nadie sabía lo que tenía, cuando nos mudamos a Tampico continúe insistiendo, hasta que finalmente llegué con un paidopsiquiatra, es el que me da el diagnóstico de Autismo, tipo 1; fue sentirse en medio de la nada, cuando me dan el diagnóstico, porque era un panorama desolador al enterarme que no había psicólogos en Tampico que lo pudieran tratar, fue un período de búsqueda, en donde encuentro a Asperger México y comienzo a informarme, conocer el trastorno, cambiar el entorno familiar y así mejorar la calidad de vida de todos, no únicamente de Edmundo, sino de la familia".
Entre neurólogo, psiquiata, terapeuta, se ha ido la vida de Ana de la mano con su admirable Edmundo, quien reconoce la labor de los padres de niños autistas, quienes tienen en sus manos el poder de la concienciación.