Como cada año en las diferentes regiones de México, las comunidades celebran el regreso temporal de sus familiares y seres queridos difuntos gracias a la fiesta del Día de Muertos, una tradición que hoy está más que viva en los hogares.
Esta festividad ha logrado transmitirse de generación en generación y con el paso del tiempo se han añadido diferentes significados y evocaciones de acuerdo con el pueblo indígena, comunidad o grupo que las lleva a cabo ya sea en el campo o en la ciudad.
Para este 2 de noviembre EL SOL DE TAMPICO tuvo la oportunidad de platicar con la familia Padilla Castillo, quienes comparten que estas fiestas son un buen motivo para estar en familia, agradecer por lo que los antepasados dejaron y encaminar a las nuevas generaciones.
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“Fue algo muy entretenido y ameno, ya que ahora como familia podemos integrar a nuestro hijo en actividades de sano esparcimiento social y a la vez acercarnos como familia y de forma divertida a las tradiciones mexicanas”, expone Alberto Padilla.
Mariely Castillo Perales detalla que ser parte de los festejos del Día de Todos los Santos, como también se conoce este 2 de noviembre, permitió acercar a su pequeño Leo a las tradiciones que forman parte de la riqueza cultural del país.
Al preguntarles si consideraban importante la preservación de la tradición ellos señalaron que: “sí, ya que las costumbres y tradiciones no sólo unen familias, sino que es la forma más sencilla y divertida para poder unirnos y generar una identidad social”.
DÍA DE LOS MUERTOS: PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL
La Unesco, único organismo especializado de las Naciones Unidas cuyo mandato trata específicamente de la cultura, se asocia a esta celebración recordando que las festividades indígenas por el Día de Muertos, como se le conoce popularmente, forman parte de la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial, al tiempo que enfatiza la importancia de su significado en tanto se trata de una expresión tradicional -contemporánea y viviente a un mismo tiempo-, integradora, representativa y comunitaria.
“El Día de Muertos en la cosmovisión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor”, explica la Unesco.
Es importante mencionar que el origen de la celebración se ubica en el sincretismo entre la celebración de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración del día de muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos; los antiguos mexicanos, o mexicas, mixtecas, texcocanos, zapotecas, tlaxcaltecas, totonacas y otros pueblos originarios de nuestro país, trasladaron la veneración de sus muertos al calendario cristiano, la cual coincidía con el final del ciclo agrícola del maíz, principal cultivo alimentario del país.
ELEMENTOS INFALTABLES PARA CELEBRAR EL DÍA DE MUERTOS
La celebración del Día de Muertos se lleva a cabo los días 1 y 2 de noviembre, esto es así porque la celebración de los difuntos se divide en categorías y en un día específico es para los niños y otro para los adultos, además en fechas recientes se habla de un preámbulo para recibir a las mascotas.
El elemento más importante es el altar de muertos, el cual deberá incluir flor de cempasúchil y mano de león, se incluirán las imágenes de los difuntos, copal, papel picado, veladoras, platillos favoritos de los difuntos y bebidas.
El pan de muerto no puede faltar, el tradicional es en forma de calaverita, aunque también lo hay en formas de “muertitos” y hasta versiones gourmet.
Para festejar el regreso de los muertos en esta celebración las danzas juegan un papel importante y en algunas regiones se les conoce de distintas formas.
Cada uno de estos elementos hacen que la celebración del Día de Muertos permanezca más viva que nunca y las generaciones continúen la tradición.