Este viernes se celebra en México el Día de la Enfermera y desde cualquier consultorio modesto a una sala de cuidados intensivos, un quirófano o cualquier otra área de atención a la gente en centros de salud, hospitales públicos y privados, ellas están siempre atentas, dispuestas a cumplir con su vocación.
Una enfermera no cura solamente heridas, apoya a los médicos o aplica medicamentos. Su papel es descrito de manera metafórica por quienes han sido pacientes en algún momento como ángeles encarnados en personas con una profunda vocación de servicio.
Y tiene mucho de cierto, pues en ellas recae la enorme responsabilidad que representa ser el soporte y el asistente de los médicos, de ser quienes operan el proceso de atención inmediata, del seguimiento y de la recuperación de los pacientes, de ser en quienes tienen la tarea de curar lo físico y aliviar el alma.
Estas son cuatro historias de quienes siguieron su vocación y hoy ejercen una profesión que les satisface, al mismo tiempo que se han convertido en parte esencial de la recuperación y cuidado de la salud de la gente.
Margarita, una enfermera dedicada a los niños con cáncer
Margarita Tabla Hernández, de 45 años de edad, una enfermera reynosense, habla de la dedicación a su loable profesión frente al cuidado de los pequeños pacientes con cáncer en esta frontera y la responsabilidad que conlleva, mientras que, por otro lado, está el cuidado de una gran familia.
La enfermera pediatra dedica su tiempo en el Hospital General Regional de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Número 270, que se ubica en Reynosa.
Actualmente, forma parte del equipo del programa ONCO CREAN, que ofrece al paciente una atención homologada, oportuna y de calidad, con tratamientos especializados y de alta tecnología.
Señaló que a lo largo del país se cuenta con 35 Centros de Referencia Estatal para la Atención del Niño y de la Niña con Cáncer (ONCO CREAN), y en abril del año 2019 en la ciudad de Reynosa fue el primero en crearse.
"Nuestra atención que brindamos es a todo derechohabiente pediátrico de 0 a 19 años de edad, en la actualidad contamos con capacidad del área hospitalaria, consulta externa, quirófano y quimioterapia ambulatoria", explicó la enfermera Margarita Tabla.
Enfermería: entre familia y profesión
Margarita explica que es madre de familia, de dos hijos jóvenes y, además, abuelita de dos bellos nietos que, combinado con el trabajo, es un reto difícil. Al inicio del programa en el nosocomio fue difícil de entender el por qué tenía que pasar esa terrible enfermedad con los pequeños, ya que ninguno debería sufrirla.
Sin embargo, la vocación, entrega y profesionalismo, ha hecho cada día más fuerte a esta distinguida enfermera pediatra, para poder dar la atención oportuna, especializada, de calidad, calidez para los pacientes y apoyo emocional a sus familias por el hecho de sostener sus pequeñas manos cuando más lo necesitan.
Enfermera María Victoria y su deseo de ayudar
María Victoria Hernández Hernández es soldado auxiliar de Enfermería y su historia como enfermera tiene un origen similar al de todas las personas que se dedican a esta labor: El deseo de ayudar a recuperar la salud de sus seres queridos en principio y del prójimo en complemento.
María Victoria ejerce sus labores en el Hospital Regional de Tampico, en donde causó alta como miembro del ejército cuando concluyó sus estudios en 2017, dos años antes de que iniciara la pandemia por covid, algo que la marcó de por vida.
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“Al principio fue un poco difícil porque extrañaba a mi familia, pero aquí fui socializando, empecé a conocer a más personas y a tener más relaciones con mis demás compañeros. Por ende, sin mi familia, aquí ya no me siento tan sola”, admite.
Recuerda que la pandemia le dio la oportunidad de confirmar la fortaleza de su vocación y la hizo más sensible, pues es impactante ver cómo llegaban al hospital personas buscando tratamientos por las complicaciones derivadas del covid, pero en numerosos casos los pacientes perdían la batalla contra la enfermedad.
“Algo que me marcó fue la pandemia, al ver a los pacientes que se morían. Prácticamente en un día morían de tres a cuatro pacientes. Fue cuando recordé que decidí estudiar enfermería militar porque es una carrera que ayuda al prójimo, es tenerle mucho amor a las personas y es impresionante ver el inicio y el fin del ciclo de la vida”, dice.
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Enfermera Janet: pasó de la vida civil a la militar
La de Janet Camila Morales es la historia que han vivido también muchas personas que decidieron pasar de la vida civil a la militar, a través de su formación profesional en la enfermería, una vocación descubierta tempranamente.
Janet es enfermera militar Subteniente, comenzó su carrera como civil estudiando en la Universidad Autónoma de Puebla, de donde es originaria. Ella dice que tras estar convencida de lo que quería ser en la vida, descubrió que en el sistema de salud militar podría tener la oportunidad de servir, al tiempo que accedería a mejores oportunidades de desarrollo profesional y familiar.
“Vengo de una escuela pública de Puebla. Posteriormente, causé alta aquí en el medio militar, al cual ingresé como soldado. Después me fui a la escuela de formación y fui ascendiendo de grados hasta el que actualmente ya he alcanzado. Llevo en el medio seis años y mi mayor satisfacción de estar aquí es el ver al paciente, ayudarle en esos momentos en los que se encuentra convaleciente y necesita del cuidado de alguien más”, comenta.
Janet señala que en la rutina de toda enfermera no importa si va comenzando en la profesión o ya tiene tiempo, es natural ver que se dedican con cariño, paciencia y verdadera vocación de servicio a tareas como el cuidado de la salud, la charla animada o hasta otras como el baño diario a los pacientes que necesitan más apoyo porque no pueden valerse por sí mismos.
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“Yo creo que para mí y para mis compañeros del área de la salud ha sido la etapa más difícil, porque realmente no estábamos preparados para una situación de esta magnitud. Lo más impactante que he pasado durante mi carrera y en el medio, ha sido ver hospitalizados a mis propios compañeros y familiares, incluso yo, porque también en ese tiempo me contagié en un brote que hubo en la unidad donde yo me encontraba”, rememora.
Su historia es singular, porque no viene de una familia de militares y, sin embargo, sus padres siempre la apoyaron para estudiar esta especialidad.
Enfermera María Guadalupe es de la segunda generación de enfermeras
La Capitán Primero Enfermera María Guadalupe Balcón Pacheco es jefa de la sala de Pediatría del Hospital Militar de Tampico y representa a la segunda generación familiar en la enfermería.
Su madre es enfermera militar en retiro y de ella conoció la disciplina y la vida en el ejército, lo que despertó su vocación, por lo que decidió estudiar esta profesión en la que ha visto muchas situaciones que le han generado tristezas y alegrías, como participar en las labores de apoyo y rescate de víctimas en desastres naturales o la atención de los niños que llegan al nosocomio.
“Mi mayor satisfacción es realizar mi trabajo con amor y con paciencia, ver realmente que los niños se van contentos sanos y que nosotros podemos aportar tranquilidad y ayudar. Cuando los papás llegan y nos dejan a sus hijos enfermos, nos dejan lo más importante que tienen en su vida, entonces nosotros hacemos nuestro trabajo con mucho gusto y verlos ya sanos y felices es algo muy bonito”, afirma.
Por su trabajo ha tenido la oportunidad de prestar sus servicios en unidades médicas de varias partes del país, además de acudir como parte de las tropas y personal que atiende casos de desastres naturales como inundaciones o terremotos.
“Una cosa que me marcó dentro de nuestras actividades que realizamos es que nos mandan a ayudar cuando se activa el Plan DNIIIE, en el cual me ha tocado desde inundaciones hasta lo último que era el covid. Ver que las gentes que se quedaban sin absolutamente nada dentro de los desastres naturales son situaciones muy tristes, la verdad. Por más que uno quiere, pues haces hasta donde te dé tu alcance para poder ayudar a la gente, entonces ese sufrimiento de esas personas es algo muy triste”, refiere.
Con información de Yadira Hernández.