Junto a sus pequeños -como cualquier mamá tampiqueña- Cilia García se ha dado a la tarea de dibujar y decorar divertidas catrinas en el marco del Día de Muertos; aunque esta escena parecería cotidiana, la historia detrás de un momento tan efímero resulta increíble.
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El testimonio de la conferencista y pintora es prueba de la conocida frase “querer es poder”. Ella tuvo un accidente a los 15 años donde perdió ambos brazos, “fue en un autobús de pasajeros, fue en Ciudad Valles y a esa edad yo tenía un plan de vida trazado”, recuerda para EL SOL DE TAMPICO.
EL PRIMER PASO
Como la mayoría de las quinceañeras, soñaba con viajar, terminar una carrera, ser modelo, tener hijos, construir una familia y conseguir un empleo que le gustara, “yo decía: “cuando termine mi carrera me voy a casa y trabajar en cosas que a mí me gusten”, pero ocurre el accidente y todo cambia”.
Tras el inesperado suceso, comenzó con terapias de rehabilitación física y psicológica para reincorporarse a su vida, “dediqué casi todo un año a eso, empiezo la rehabilitación para que me pusieran las prótesis en ambos brazos que pesaban cuatro kilos; sí podía hacer muchas cosas, aunque seguía limitada porque con ellas solo hacía el 20 o 30% de lo que con mis brazos”.
Detalla que la dificultad para que estas herramientas funcionaran correctamente se complicaba debido al nivel de sus amputaciones.
DE VUELTA A LA VIDA
“Cuando tengo la prótesis decido reanudar mis estudios, me acoplé y empecé otra vez con mis estudios en la misma prepa. Mis exámenes eran de forma oral, mis apuntes eran fotocopias de los de mis compañeros o de mi hermano y mis trabajos eran hechos por computadora”, describe indicando que eso fue en 2001, cuando tenía un programa de voz en la computadora para hacer sus tareas, “se me hacía super difícil porque a veces le dictaba una cosa y me escribía otra diferente, pero ahí aprendí a hablarle a un micrófono”.
Agrega que en ese lapso también reaprendió a comer sola. Sin embargo, aún no se sentía lista para perseguir sus sueños y al terminar su preparatoria desistió de iniciar una licenciatura por su condición, “entonces me metí a un curso de inglés y así estuve un año. Después de todo eso, en 2008, me invitan a participar en un proyecto del Tec de Madero que era una prótesis funcional y pues podía hacer muchas más cosas, entonces me invitaron a participar como modelo y estuve en varios concursos nacionales e internacionales”.
UN NUEVO TALENTO: LA PINTURA
“A raíz de esto también comencé con lo de estar pintando con la boca. Aprendí por casualidad, porque yo no sabía que podía pintar”, comenta Cilia, señalando que tenía un vecino que siempre le decía: te invito a que pintes. “Él era pintor y yo le decía que no me llamaba la atención y menos ahorita porque no tengo brazos. Esa era mi excusa: no tengo brazos”.
Al final, un día decidió que no perdía nada con intentarlo, compró un estuche de pintura acrílica y se sentó en el piso de su cuarto, “había escuchado que mucha gente pinta con los pies y así empecé, pero no me salió como yo quería. Opté por ponerme el pincel en los dientes y ahí descubrí que era algo muy diferente, actualmente llevo más de 100 cuadros pintados que han estado en distintas exposiciones tanto de Madero como en Altamira, todo eso fue en 2011”.
SU SUEÑO: ESTUDIAR UNA CARRERA
“Yo tenía otro sueño que era estudiar una carrera, pero antes se me presentó la oportunidad de dar conferencias a jóvenes sobre todo lo que he venido haciendo antes, durante y después del accidente, he tenido muy buena respuesta y ya estoy dando pláticas en gobierno y en empresas sobre motivación. También en algunas ocasiones me piden sobre prevención de accidentes”, comenta la entrevistada.
Por fin, entre las charlas motivacionales, la pintura y sus progresos, decidió buscar una universidad en la cual estudiar su tan anhelada carrera. Aunque en un principio se enfrentó a la discriminación por parte de una institución pública, finalmente fue una privada la que le abrió las puertas y en 2015 se recibió como Licenciada en Psicología.
SUS HIJOS, SU OTRO MOTOR
En vísperas de los festejos del Xantolo, Cilia comenta que -casi 20 años después del trágico accidente- ella sigue aprendiendo, “ahorita que tengo a mis niños están con lo de las clases en línea. Conforme pasó el tiempo, mientras yo estaba estudiando y hacía otras actividades, nacieron ellos, tienen 5 y 7 años”.
Con orgullo señala que junto a sus pequeños ha logrado nuevas cosas, “aprendí a recortar, pintar con colores, aprendí a dibujar mejor que cuando hacía mis cuadros porque eran surrealistas, pero ahorita ya me salen mejor los dibujos”. También gracias a su hijita volvió a pintarse las uñas y a maquillarse.
UN LLAMADO A LA CONCIENCIA Y NO DISCRIMINACIÓN
A todos los que pasan una situación similar, la conferencista los invita a que busquen algún tipo de motivación, ya sea tener un mejor trabajo, una casa o una familia y trabajar sobre eso, “a veces las circunstancias no están a tu favor, pero si realmente lo quieres está en ti echarle las ganas. El primer paso es el que más cuesta, el más decisivo y a veces tienes que hacer cosas para que suceda lo que deseas, tienes que ir a buscar aquello que quieres”.
Finalmente, hace un llamado a la ciudadanía para que tome más conciencia sobre los espacios destinados a personas con discapacidad y a la no discriminación, pues indica que pese a nacer con salud, nadie está exento a atravesar una dificultad física o mental a raíz de un accidente.