Un sorbo de café hace una fiesta en el paladar, evoca sentimientos o matiza sufrimientos, sin duda esta emblemática bebida se relaciona íntimamente con México y sus campos cafetaleros, con la familia y la convivencia en torno a una taza humeante.
De olla disfrutado en casa de los abuelos, en las zonas rurales endulzado con piloncillo y hervido con leña, o en sus múltiples variedades en todas esas cafeterías donde el tiempo se bebe a tragos, frapeado o a mordiscos.
El café mexicano se abre espacio en los altos mexicanos, con más de 90% cosechado en los estados de Chiapas, Veracruz, Puebla y Oaxaca; así como en menor medida en entidades como Guerrero, San Luis Potosí, Nayarit, Hidalgo, Jalisco, Querétaro, Colima, Estado de México, Campeche, Tabasco y Michoacán.
“Nuestro café es reconocido a nivel internacional por su sabor, textura y cuerpo, siendo reconocido el país como uno de los de mayor calidad en América”, dijo Isabel del Ángel, distribuidora del Café Tatiaxca, cultivado en la sierra de Zongolica, Veracruz.
Este producto no es nativo de nuestro continente, ya que fue traído por migrantes franceses allá por el siglo XVIII, siendo adoptado de manera casi inmediata en México para comenzar a producir los primeros cafetales en Córdoba, municipio del estado de Veracruz.
El café de altura, sembrado a más de mil 200 metros sobre el nivel del mar, comenzó a exportarse al Viejo Continente, llegando con rapidez a Alemania, Francia o Gran Bretaña; y hasta nuestros días México es considerado en el top ten de los países con mayor producción de café, con un total de 3 millones 900 mil sacos.
“Tenemos variedades arábica o robusta, con un gran impulso del llamado café orgánico, que se cosecha, cultiva y procesa libre de todo elemento químico, lo que le da una mayor aceptación en el mercado nacional e internacional”, dijo Salvador Robles, comercializador de café.
Desde el cafeto hasta el cultivo, el tostado y la molienda, se deben cuidar todos los detalles, ya que de ello dependerá desde el olor, sabor, textura o cuerpo de la taza del llamado elixir de los dioses que llegará a cada una de las mesas. Tatiaxca, que significa “El gran señor" en náhuatl, surge de los altos de Veracruz, aunque Chiapas y Oaxaca aportan también cepas de gran calidad, ajustándose a los requerimientos de los paladares del mundo más exigentes.
Si quieres tomar un buen café es México uno de los mejores lugares del mundo, donde sus productores se han preocupado por competir con países como Brasil o Colombia, incluso con europeos o asiáticos en el producto que se ofrece.
Quién no ha generado las más alegres conversaciones en torno a una taza de café, despedido a un ser querido que se esfuma con el humo en un velorio, contemplado la Luna y disfrutado del frío mientras se respira el inconfundible aroma de esta bebida.
Sin duda es el café mexicano la mejor compañía, desde el amanecer para recibir los primeros rayos del Sol y despertar, o en la noche para los enamorados de la Luna o como el mejor brebaje para espantar los demonios del insomnio.