Muchas veces no hay opción, la vida misma nos va llevando por caminos que no hubiéramos escogido para vivir nuestra vejez.
Aun así, hay opciones que, si nos las planteáramos con tiempo, podríamos construirlas. Sin embargo, somos pocos los que nos aventuramos a pensar, ¿quiero vivir en familia?, ¿en un asilo?, ¿vivir solo?
La verdad es que cuando eres joven ni siquiera piensas que llegará el día, si tienes suerte, en que tendrás que preguntártelo o aguantar la decisión que tomen otros por ti.
Hoy, la vejez nos encuentra cada vez más activos, aumenta la esperanza de vida, hay adelantos médicos antes impensables y ya no es raro escuchar que alguien llegue a los cien años con una buena calidad de vida. Tener actitud, afrontar retos, hacer ejercicio, checarnos periódicamente…
Una de las maneras de enfrentar la vejez la acabo de descubrir, lo llaman “viviendas colaborativas”, que es algo sencillo. Un grupo de personas que se deciden a comprar un lugar dónde vivir en comunidad, pero no en la misma casa, como sería un asilo.
La idea es que el adulto mayor quiera vivir ahí, en pareja o solo, que elija con quién vivir y que confíe en los demás. Espacios amplios, áreas comunes, comedor comunitario, jardín, atención médica. La práctica apareció en Dinamarca en 1960, las parejas tenían cada vez menos hijos, cuando crecían se iban y terminaban solos sin nadie que cuidara de ellos. Decidieron juntarse y buscar una manera de seguir su vida en calidad.
En algún lugar de México, 15 parejas de amigos iniciaron el proyecto cuando aún podían y después de platicarlo, compraron un terreno, hicieron sus casas con lo básico en un piso, pensaron en las áreas donde querían convivir, contrataron servicio de enfermería, planearon su horario y todo lo que se les ocurrió.
Aceptar vivir juntos, compartir gastos, ser independientes, no depender de los hijos, no sujetarlos a ellos a nuestro cuidado. Seguir viviendo como queramos es algo atractivo, ¿no creen?
En México ya existe la primera red de viviendas colaborativas. En Torreón, en San Miguel de Allende y en Guadalajara.
Que yo sepa, en Tampico no hay, pero es una opción atractiva. No la descartemos.