Desde hace días está en la agenda internacional del caso Venezuela y su elección. Muchas palabras se han escrito y sin duda muchas se seguirán escribiendo, en esta nueva etapa para ese país.
Ocho millones de venezolanos exiliados, un número increíble. Miles de anécdotas contadas por amigos nuestros oriundos de ese país o con conocidos allá, han poblado las conversaciones diarias desde hace años en nuestras mesas.
El domingo pasado fueron una vez más a elecciones, y en una jornada que ha dado mucho de qué hablar por las inconsistencias, por la falta de información oportuna, por la negativa a los observadores internacionales, por las encuestas serias que daban con claridad la ventaja al candidato opositor, han sembrado la duda en la conciencia de la comunidad internacional.
Todo esto aunado a las casillas que no abrieron en zonas de oposición, la intimidación a los votantes, la falta de información oportuna de resultados a pesar del voto electrónico, la negativa al empadronamiento y por consiguiente al voto de millones de venezolanos en el exterior, abonan a la falta de confianza en el resultado del respeto a la voluntad popular de ese país.
Ante esa incertidumbre, muchos países y organismos internacionales como la OEA, han pedido la publicación de todas las actas de los centros de votación para así darle credibilidad al resultado, hasta ahora increíble. 51.2 % a favor de Nicolas Maduro y 44.2 % para Edmundo González.
La oposición a Maduro dice tener en su poder más de 70 por ciento de las actas donde se acredita que ellos son los ganadores por una mayoría contundente. Esto, por supuesto ha desencadenado multitud de protestas en su territorio desde marchas hasta cacerolazos, que han intentando ser reprimidos con violencia y que, hasta el momento de escribir estas líneas, ya han ocasionado dos muertes y multitud de heridos.
Como suele pasar en estos ambientes han existido saqueo de tiendas, sin embargo algo llamó poderosamente mi atención, en una provincia, Anzoátegui, muchos venezolanos nos dieron una lección al mundo entero. Ante el saqueo, devolvieron los objetos, al grito de “no queremos ladrones, queremos un cambio.”
La lucha por la libertad, por la democracia, por la verdad no deben hacernos olvidar nuestros valores, y eso, nos lo recordaron hoy, los venezolanos.