/ miércoles 12 de septiembre de 2018

Tin Tan, un año más


Juan José González Mejía

¿Qué tiene Tin Tan que aún después de varios años de muerto sigue cautivando su cine? La respuesta quizá esté que, junto a figuras como el luchador El Santo, Pedro Infante y Cantinflas, Tin Tan se ha convertido -en términos de Jung- en parte del inconsciente colectivo. Es decir, el pueblo lo ha seguido por generaciones a través de sus filmes proyectados hasta la saciedad por la televisión.

El 29 de junio de 1973 murió Germán Genaro Cipriano Gómez Valdez Castillo, conocido en el mundo del espectáculo como Tin Tan. Sus películas continúan gozando de la preferencia del público y su figura se ha convertido –no es arriesgado decirlo- en un icono de la cultura popular.

La vida de Tin Tan, en sus orígenes, es difícil de situar. Hay datos que confirman su nacimiento en Progreso, Yucatán, otros en el Distrito Federal, donde se sabe vivió hasta la edad de los doce años. Después de vivir algún tiempo en Veracruz y Tampico, puesto que su padre Rafael Gómez Valdez era agente aduanal, la familia de Tin Tan se trasladó a la fronteriza Ciudad Juárez.

Se tiene al 19 de septiembre y se cumplirá un año más del natalicio de Germán Valdez, quien como Tin Tan nace, bajo la tutela del gran ventrílocuo ecuatoriano Paco Miller en 1943, en el teatro de variedades Esperanza Iris de la capital defeña.

Celebrado como el mejor ventrílocuo del mundo, el también empresario Paco Miller (quien daba vida a los muñecos el lépero Don Roque y a Doña Maraqueta) se distinguió por ser “hacedor” de estrellas. En su compañía debutaron, entre muchos otros, María Victoria, Marcelo Chávez –el inseparable carnal de Tin Tan-, los tampiqueños Marilú (Marina Herrera), el enano Tun Tun y la Torcacita, así como nada más ni nada menos que el ídolo Pedro Infante.

Tin Tan desde un principio llamó la atención por su frescura, su ingenio y su spanglish, manera “pocha” de hablar con modistos sajones. Amén de sus dotes de improvisador y cantante, Tin Tan demostró ingenio y versatilidad para el canto y el baile. Acompañado de su carnal Marcelo, Tin Tan fue llamado para ingresar al cine mexicano con bastante éxito en la cinta Hotel de verano, en 1943.

En 1943 -en la playa Miramar de Ciudad Madero- Tin Tan actuó en un cortometraje mudo de unos ocho minutos: El que la traga, la paga, dirigido por Paco Miller. Incluso, está insertado en el documental Ni muy, muy, ni tan tan, simplemente Tin Tan, de Manuel Márquez.

Hasta su deceso, Tin Tan participó en 106 cintas. Algunas verdaderas joyas de la comedia del cine mexicano: El rey del barrio, Calabacitas tiernas, El ceniciento, El revoltoso y Simbad el mareado. Grabó una docena de discos y prestó su voz como doblaje en la famosa película de Walt Disney, El libro de la selva.

Tin Tan, a diferencia de Cantinflas que no tuvo en Miguel M. Delgado a un talento rector, contó con la dirección de quien es considerado el mejor director de comedias del cine mexicano: Gilberto Martínez Solares, en una veintena de filmes. Es famoso el equipo integrado por Tin Tan, el propio Martínez Solares, el guionista Juan García (El Peralvillo), los actores Vitola, Tun Tun, Wolf Rubinski y Marcelo Chávez, quienes dieron al cine mexicano gráciles e incomparables comedias. Sin embargo resulta curioso que el mejor Tin Tan se dio sin el personaje del pachuco, atuendo que le despojó Gilberto Martínez Solares a partir de Calabacitas tiernas/ 1948…