En un noticiero mañanero, que escucho ya de salida, alcancé a oír que el municipio preocupado por el estado ruinoso de los inmuebles, La mayoría de ellos en el centro, iba a ordenar multas al dueño que se negara a repararlos.
Efectivamente y no solo en el centro, sino también en las calles aledañas y en una muy principal “la Altamira”, entre Dr. Canseco y Dr. Alarcón, se yergue la enorme mole del Hospital Civil en completa ruina, poniendo en peligro a los transeúntes que buscan su sombra y no solo eso, su evidente abandono cobija delincuencia que roba impunemente los negocios del rumbo.
Interrogante y pregunta ¿quién va a multar a quién? ¿pertenece el hospital al municipio o al estado?
¡Vete al Hospital Civil!, me decía el licenciado; que te den lo antes posible el certificado de lesiones. Efectivamente en la planta baja del hospital civil se encontraban las oficinas de los médicos legistas y el nosocomio del Hospital, los doctores Eral Balcázar Padilla y Rodolfo Maya.
El antiguo Hospital Civil era un centro hospitalario en funciones, constaba de estacionamientos y varios pisos, con elevador, salas y pabellones de las diferentes ramas de la medicina, casi todos los galenos de la época, operaban allí. El edificio era el más alto de su tiempo, emblema de la ciudad en tarjetas postales, orientado y ventilado por la brisa del golfo, ahora en abandono.
En algún tiempo se pensó en un centro comercial, asimismo para darle lugar a los juzgados y oficinas de gobierno.
Este centro hospitalario fue construido aproximadamente en 1934, al desaparecer el Hospital Águila, conociéndosele como el “Hospital Carlos Canseco”, nombre del famoso médico benefactor de los necesitados de nuestro puerto.