/ martes 5 de noviembre de 2024

Pre-textos del caimán / Roberto Bolaño y el Museo de los errores

Roberto Bolaño es, para la literatura hispanoamericana contemporánea una especie de narrativa alquimista; alguien que transformó su vida de poeta errante y rebelde en una obra literaria contundente, capaz de exponer las grietas de la sociedad y los oscuros rincones de la existencia humana. Su novela 2666, publicada un año después de su muerte en 2003, representa la cúspide de su carrera literaria y ha sido considerada un punto de inflexión en la narrativa en español.

Bolaño nació en Santiago de Chile en 1953, y sus primeros años de vida estuvieron marcados por la inquietud y el desarraigo. A los 15 años, se mudó con su familia a México, país que le brindó un entorno fértil para explorar el surrealismo de la contracultura. Fue aquí donde Bolaño, junto con un grupo de poetas jóvenes, fundó el movimiento infrarrealista, un proyecto poético y literario que buscaba subvertir el orden establecido en el mundo literario de la época. La vida en México y su espíritu rebelde alimentaron muchas de las historias y personajes que años después cobrarían vida en sus libros. Sin embargo, el joven Bolaño no se quedó quieto: a los 24 años se instaló en España, donde pasó el resto de su vida, sobreviviendo a través de empleos precarios mientras escribía sin descanso.

El reconocimiento le llegó a Bolaño cuando tenía ya 40 años, especialmente con la publicación de Los detectives salvajes en 1998, una novela semiautobiográfica que retrata la vida de jóvenes poetas en el México de los 70, en búsqueda de una verdad poética y existencial. Con este libro, Bolaño ganó el prestigioso “Premio Rómulo Gallegos” y se convirtió en una voz poderosa e ineludible en la literatura en español. Sin embargo, fue su novela póstuma, 2666 , la que consagraría a Bolaño como un visionario de su tiempo.

2666 es una obra monumental en cinco partes que refleja no solo la obsesión de Bolaño con la literatura, sino también su visión de un mundo roto por el mal y la indiferencia. La novela explora el misterio de un escritor alemán, Benno von Archimboldi, y las oleadas de feminicidios en Santa Teresa, una ciudad ficticia inspirada en Ciudad Juárez. La historia se despliega como un rompecabezas, sin respuestas definitivas, y en sus 1.100 páginas explora temas como la violencia, la corrupción y la crueldad. 2666 es una novela sobre el mal en el sentido más amplio: un retrato implacable de la degradación humana y el vacío moral de la modernidad.

La primera parte, "La parte de los críticos", sigue a un grupo de académicos europeos obsesionados con la figura de Archimboldi, cuya obra y vida son envueltas en misterio. En su búsqueda, los críticos viajan a Santa Teresa, donde el autor fue visto por última vez, pero allí se encuentran con una realidad mucho más cruda.

En "La parte de Amalfitano", un profesor chileno de filosofía que trabaja en Santa Teresa comienza a perder contacto con la realidad mientras percibe la violencia y el aislamiento que impregnan el lugar.

La tercera parte, "La parte de Fate", se centra en un periodista afroamericano llamado Oscar Fate que viaja a México para cubrir una pelea de boxeo, pero se involucra en la investigación de los crímenes contra mujeres, lo que lo expone a los peligros de la ciudad.

"La parte de los crímenes" describe con cruda meticulosidad los feminicidios en Santa Teresa, y es una de las secciones más sombrías y desgarradoras de la novela, en la que Bolaño retrata la impunidad y el horror de la violencia sistemática.

Por último, "La parte de Archimboldi" revela la vida de este misterioso escritor alemán desde su juventud, sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial y los eventos que lo llevaron a convertirse en un autor recluido.

En esta ultima parte existe un hecho bastante curioso, el caso del Museo de los errores. “Después de cortarle la cabeza, lo enterraron vivo”, este absurdo texto, atribuido a La muerte de Mongomer, de un supuesto Henri Zvedan, forma parte de una antología de errores de escritores y periodistas que ha alcanzado gran difusión desde que Bolaño lo incluyera en la novela. Para ello utiliza una conversación de dos correctoras de imprenta sobre los lapsus calami (error de pluma), los errores en que se incurre cuando se escribe, y definida por el diccionario como “error mecánico que se comete al escribir”. La fuente de Bolaño pudo ser un artículo publicado en 1998 por José Martínez de Sosa, quien ya había recogido una muestra del catálogo de disparates en su Diccionario de tipografía y del libro, de 1974. El especialista gallego atribuye la selección de perlas a una obra publicada en París en los años veinte: Le musée des erreurs. Como se carece de ediciones originales, habría que dar las citas por buenas, aunque sin descartar que haya apócrifos. Aquí una pequeña muestra: “La tripulación del buque tragado por las olas estaba formada por veinticinco hombres, que dejaron centenares de viudas condenadas a la miseria” (Dramas marítimos, Gastón Leroux). “¡Vámonos! -dijo Peter buscando su sombrero para enjugarse las lágrimas” (Lourdes, de Emile Zolá). “Tenía la mano fría como la de una serpiente” Ponson du Terrail). “El duque apareció seguido de su séquito, que iba adelante”, atribuido a Alphonse Daudet, ¡aunque no lo creas! “Con las manos cruzadas sobre la espalda paseábase Enrique por el jardín, leyendo la novela de su amigo” (El día fatal, Rosny). “Con un ojo leía, con el otro escribía” (A orillas del Rhin, Auback). “El cadáver esperaba, silencioso, la autopsia” (El favorito de la suerte, Octavio Feuillet). “Guillermo no pensaba que el corazón pudiera servir para algo más que para la respiración” (La muerte, Argibachev).

Lo que hace de 2666 una novela única no solo es su complejidad y estructura laberíntica, sino su capacidad de arrastrar al lector hacia una realidad sombría y desoladora, donde los personajes, impulsados por sus obsesiones y miedos, se enfrentan a un mundo que parece desmoronarse. La precisión y crudeza con la que Bolaño describe los crímenes en Santa Teresa es espeluznante, y en esta desolación, la novela cobra un tono profético, como si advirtiera al lector de la inminente catástrofe social que se cierne sobre nosotros.

Bolaño murió esperando un trasplante de hígado en 2003, a los 50 años, dejando tras de sí un legado literario poderoso y profundamente influyente. 2666 , que él pensaba publicar en cinco partes independientes, fue lanzada en su totalidad, cumpliendo la promesa de una obra que revela las obsesiones más oscuras de su autor y que, sin duda, sigue siendo un desafío literario y una revelación para quienes se atreven a adentrarse en sus páginas.

En Bolaño encontramos a un narrador que no temía adentrarse en la oscuridad y que, a través de su vida y su obra, nos dejó un mensaje inquietante: el mal está allí, omnipresente y banal, en las historias que no siempre tienen un final feliz, y 2666 es su forma de hacernos mirar directamente a los ojos de ese abismo.

Contacto: ernesto.jimher@gmail.com

X: @OsirisJimenez

Instagram y Facebook: ernestojimenezhernandez

Roberto Bolaño es, para la literatura hispanoamericana contemporánea una especie de narrativa alquimista; alguien que transformó su vida de poeta errante y rebelde en una obra literaria contundente, capaz de exponer las grietas de la sociedad y los oscuros rincones de la existencia humana. Su novela 2666, publicada un año después de su muerte en 2003, representa la cúspide de su carrera literaria y ha sido considerada un punto de inflexión en la narrativa en español.

Bolaño nació en Santiago de Chile en 1953, y sus primeros años de vida estuvieron marcados por la inquietud y el desarraigo. A los 15 años, se mudó con su familia a México, país que le brindó un entorno fértil para explorar el surrealismo de la contracultura. Fue aquí donde Bolaño, junto con un grupo de poetas jóvenes, fundó el movimiento infrarrealista, un proyecto poético y literario que buscaba subvertir el orden establecido en el mundo literario de la época. La vida en México y su espíritu rebelde alimentaron muchas de las historias y personajes que años después cobrarían vida en sus libros. Sin embargo, el joven Bolaño no se quedó quieto: a los 24 años se instaló en España, donde pasó el resto de su vida, sobreviviendo a través de empleos precarios mientras escribía sin descanso.

El reconocimiento le llegó a Bolaño cuando tenía ya 40 años, especialmente con la publicación de Los detectives salvajes en 1998, una novela semiautobiográfica que retrata la vida de jóvenes poetas en el México de los 70, en búsqueda de una verdad poética y existencial. Con este libro, Bolaño ganó el prestigioso “Premio Rómulo Gallegos” y se convirtió en una voz poderosa e ineludible en la literatura en español. Sin embargo, fue su novela póstuma, 2666 , la que consagraría a Bolaño como un visionario de su tiempo.

2666 es una obra monumental en cinco partes que refleja no solo la obsesión de Bolaño con la literatura, sino también su visión de un mundo roto por el mal y la indiferencia. La novela explora el misterio de un escritor alemán, Benno von Archimboldi, y las oleadas de feminicidios en Santa Teresa, una ciudad ficticia inspirada en Ciudad Juárez. La historia se despliega como un rompecabezas, sin respuestas definitivas, y en sus 1.100 páginas explora temas como la violencia, la corrupción y la crueldad. 2666 es una novela sobre el mal en el sentido más amplio: un retrato implacable de la degradación humana y el vacío moral de la modernidad.

La primera parte, "La parte de los críticos", sigue a un grupo de académicos europeos obsesionados con la figura de Archimboldi, cuya obra y vida son envueltas en misterio. En su búsqueda, los críticos viajan a Santa Teresa, donde el autor fue visto por última vez, pero allí se encuentran con una realidad mucho más cruda.

En "La parte de Amalfitano", un profesor chileno de filosofía que trabaja en Santa Teresa comienza a perder contacto con la realidad mientras percibe la violencia y el aislamiento que impregnan el lugar.

La tercera parte, "La parte de Fate", se centra en un periodista afroamericano llamado Oscar Fate que viaja a México para cubrir una pelea de boxeo, pero se involucra en la investigación de los crímenes contra mujeres, lo que lo expone a los peligros de la ciudad.

"La parte de los crímenes" describe con cruda meticulosidad los feminicidios en Santa Teresa, y es una de las secciones más sombrías y desgarradoras de la novela, en la que Bolaño retrata la impunidad y el horror de la violencia sistemática.

Por último, "La parte de Archimboldi" revela la vida de este misterioso escritor alemán desde su juventud, sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial y los eventos que lo llevaron a convertirse en un autor recluido.

En esta ultima parte existe un hecho bastante curioso, el caso del Museo de los errores. “Después de cortarle la cabeza, lo enterraron vivo”, este absurdo texto, atribuido a La muerte de Mongomer, de un supuesto Henri Zvedan, forma parte de una antología de errores de escritores y periodistas que ha alcanzado gran difusión desde que Bolaño lo incluyera en la novela. Para ello utiliza una conversación de dos correctoras de imprenta sobre los lapsus calami (error de pluma), los errores en que se incurre cuando se escribe, y definida por el diccionario como “error mecánico que se comete al escribir”. La fuente de Bolaño pudo ser un artículo publicado en 1998 por José Martínez de Sosa, quien ya había recogido una muestra del catálogo de disparates en su Diccionario de tipografía y del libro, de 1974. El especialista gallego atribuye la selección de perlas a una obra publicada en París en los años veinte: Le musée des erreurs. Como se carece de ediciones originales, habría que dar las citas por buenas, aunque sin descartar que haya apócrifos. Aquí una pequeña muestra: “La tripulación del buque tragado por las olas estaba formada por veinticinco hombres, que dejaron centenares de viudas condenadas a la miseria” (Dramas marítimos, Gastón Leroux). “¡Vámonos! -dijo Peter buscando su sombrero para enjugarse las lágrimas” (Lourdes, de Emile Zolá). “Tenía la mano fría como la de una serpiente” Ponson du Terrail). “El duque apareció seguido de su séquito, que iba adelante”, atribuido a Alphonse Daudet, ¡aunque no lo creas! “Con las manos cruzadas sobre la espalda paseábase Enrique por el jardín, leyendo la novela de su amigo” (El día fatal, Rosny). “Con un ojo leía, con el otro escribía” (A orillas del Rhin, Auback). “El cadáver esperaba, silencioso, la autopsia” (El favorito de la suerte, Octavio Feuillet). “Guillermo no pensaba que el corazón pudiera servir para algo más que para la respiración” (La muerte, Argibachev).

Lo que hace de 2666 una novela única no solo es su complejidad y estructura laberíntica, sino su capacidad de arrastrar al lector hacia una realidad sombría y desoladora, donde los personajes, impulsados por sus obsesiones y miedos, se enfrentan a un mundo que parece desmoronarse. La precisión y crudeza con la que Bolaño describe los crímenes en Santa Teresa es espeluznante, y en esta desolación, la novela cobra un tono profético, como si advirtiera al lector de la inminente catástrofe social que se cierne sobre nosotros.

Bolaño murió esperando un trasplante de hígado en 2003, a los 50 años, dejando tras de sí un legado literario poderoso y profundamente influyente. 2666 , que él pensaba publicar en cinco partes independientes, fue lanzada en su totalidad, cumpliendo la promesa de una obra que revela las obsesiones más oscuras de su autor y que, sin duda, sigue siendo un desafío literario y una revelación para quienes se atreven a adentrarse en sus páginas.

En Bolaño encontramos a un narrador que no temía adentrarse en la oscuridad y que, a través de su vida y su obra, nos dejó un mensaje inquietante: el mal está allí, omnipresente y banal, en las historias que no siempre tienen un final feliz, y 2666 es su forma de hacernos mirar directamente a los ojos de ese abismo.

Contacto: ernesto.jimher@gmail.com

X: @OsirisJimenez

Instagram y Facebook: ernestojimenezhernandez