La esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller, se despidió del pueblo de México.
Durante casi una hora en la conferencia mañanera del pasado miércoles, Beatriz Gutiérrez Müller habló de la intimidad con su esposo y no sólo eso, sino también, de su papel como no primera Dama: en la solicitud del penacho de Moctezuma; enfrentarse a las críticas contra Jesús Ernesto, futuro desempeño cuando el presidente marche solo, a vivir a Palenque; rechazo de ella e hijo a vivir en el Palacio Nacional, por ser un museo...
Con un maquillaje discreto, a veces recargada con su codo sobre el atril de madera, primero nerviosa y conforme iba pasando el tiempo se posesionaba del escenario, contestó una serie de pocas interrogantes. Satisfecha de no haber repetido el papel de las esposas de mandatarios pasados, que representa la asistencia a ceremonias oficiales y funciones de Estado.
¡Uf!, qué desilusión hubiera sido para los mexicanos vernos envueltos en situaciones como la "casa blanca" de Angélica Rivera! O, del ¡Toallagate, de Marthita Sahagún y la compra de 87 toallas en 440 dólares cada una, cortinas en 17 mil dólares, sábanas con un costo de 3 500 también en la moneda extranjera, como parte de la remodelación de las cabañas, residencia presidencial!
Más aún, el caso en el incendio de la Guardería ABC, teniendo como resultado el fallecimiento de 49 menores y 70 lesionados; durante el gobierno de Felipe Calderón H. que no fue realmente investigado ni castigados los culpables ya que la dueña era familiar de su esposa Margarita Zavala.
EL PUEBLO NO VOTÓ POR LA FAMILIA DEL PRESIDENTE
No, Beatriz, dijo que desde un principio se ubicó para no repetir esquemas pasados. "Soy un accidente en la política". La familia debe ser una compañera en la ruta, ...quisieron erradicar la idea de que la familia debe estar dentro del gobierno, ocupando cargos, gastando el dinero público... El pueblo votó por un presidente, no por su familia. Al responder a la pregunta de ¿cómo van a vivir terminando el sexenio? la también catedrática de la Universidad de Puebla, respondió “somos una pareja felizmente casada” volteando a ver al presidente, quien con un semblante agotado, desvelado, cansado, asentó sonriendo.
Somos una pareja muy unida que ha pasado por todas las crisis de un matrimonio... Así despejando la idea de que van a divorciarse. Ella se queda en la Ciudad de México para acompañar a su hijo menor en sus estudios y "el presidente tiene derecho de irse a Palenque, a donde él quiera, se lo merece". " ¡Aunque nos vamos a ver muy seguido!"
AMLO a su espalda a veces firme, en otros momentos moviendo sus piernas y manos entrelazadas, con su cabeza afirmaba lo que su esposa respondía a cada pregunta. ¿De qué manera sobrevivir como mamá a los ataques contra Jesús Ernesto sobre todo al inicio del sexenio? Se untó mantequilla para que todo eso se le fuera resbalando. "No fui una persona pública por deseo, muy difícil ser retratada, difamada y aplaudida". Y reconoció tener pánico escénico, lo logró dejar con la ayuda de su esposo. Un trauma que arrastra desde los 15 años, por un incidente vivido.
AMLO: QUE EL DESAYUNO ESPERE
Del penacho de Moctezuma y su frustrado viaje a Austria: "algo esconden, estará roto o reemplazado". Y la desatención que tuvo el gobierno de aquel país, a la solicitud del retorno del valioso objeto histórico que fue un regalo de ese gobernante mexica a Hernán Cortés.
A casi 3 horas del desarrollo de la mañanera, el presidente continuaba contestando preguntas una vez que su esposa terminó de responder a los reporteros. Pero tenían que ir a desayunar, ya lo había anunciado minutos antes. Tomado de la mano de la historiadora, se notaba que ella lo jalaba diciéndole "vámonos" una y otra vez.
Me olvidaba, dijo el presidente, la invitación a la ceremonia del 15, el domingo por la noche. Va a ser algo inédito. Beatriz, incómoda por el tiempo sobrepasado le expresaba a su marido, "ya vámonos a desayunar". Y entre, estira y afloja, se decían: vámonos y espérate, tolerancia, respeto, respeto para la hora del desayuno, falta un minuto, medio. Como cualquier matrimonio, se discutía. "Jesús, pon al grupo que tocará ..." Había que aguantar al mandatario como cada mañana lo hacen los periodistas. ¿Y por qué no, también la "no primera dama"?
Finalmente, al terminar la melodía El color de tus ojos, se escuchó el grito de "¡beso, beso!" de la concurrencia reporteril -gremio al que la también la comunicadora perteneció en el pasado cuando conoció al presidente. Primero ella lo besó en la mejilla para ser correspondida de la misma manera por quien llama "mi presidente". Así se retiraron agarrados de la mano del Salón de la Tesorería, del Palacio Presidencial, lugar el cual abandonarán en breve.
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