/ domingo 28 de julio de 2024

Paradigmas / ¡Lo que debemos aprender de Japón!

Japón es una mezcla de misticismo combinado con modernidad. País de enigmas religiosos que entrelaza dogmas que van del budismo al sintoísmo en donde los ciudadanos han hallado un refugio para reencontrarse con el pasado y el mundo actual.

Visitar el país de oriente es sinigual. ¡Japón es Japón! Caminar en Tokio por el cruce de Shibuya podría definirse como la línea que separa el caos absoluto y la sincronización perfecta. Dos y medio millones de personas de los 40 que viven en la zona conurbada, caminan diariamente por ese sitio, ahí, antes de tomar el metro los turistas voltean a ver a Hachiko, la estatua en honor al perro más leal. Hoy nuevamente famoso al estrenarse Hachiko 2, aunque sin Richard Gere.

Tengo más temor de subirme al metro de la Ciudad de México, que conducirme por el de la capital japonesa. Antes de mi viaje leí: "Si necesitas ayuda siempre habrá alguien que te asistirá en lo que necesites y encontrará la forma de comunicarse contigo". ¡Y esa frase, me arropa, me da seguridad para andar por Akihabara, la ciudad eléctrica centro del Manga y Anime japonés!

RECORDAR LO SUCEDIDO EN HIROSHIMA

Llegar a Hiroshima, al Memorial de la Paz llamado también la Cúpula de Genbaku, estructura del único edificio que permaneció de pie cerca del lugar donde explotó la primera bomba atómica el 6 de agosto de 1945, hace que recuerde el primer libro leído en la biblioteca de mi Facultad de Periodismo, de la Universidad Veracruzana, allá por 1969 "Hiroshima, la bomba olvidada". Posteriormente, adentrarse al Museo Conmemorativo de la paz, estremece, documenta con fotografías y elementos como jirones del vestuario, deshechos de todo género, hace que me enjugue los ojos, imposible de momento ser ajena a lo vivido en ese sitio. Japón sufre constantemente de crisis climáticas como inundaciones, tormentas, olas de calor, sequías y deslizamiento de tierras. Precisamente este último hecho sucedió en el Castillo de Matsuyama resultando 3 individuos desaparecidos. Justo estaríamos recorriendo el sitio dos días posteriores a la catástrofe. Desde luego que el paseo tuvo que suspenderse.

Llegamos a Kotohira, en el Monte Zosu santuario sintoísta que venera a los dioses de la agricultura, ganado, la medicina, y la protección al mar. Más de 1300 escalones conducen dentro del santuario. Aquí es cuando me doy cuenta junto con Margarita mi compañera de viaje, que son sitios que debimos haber visitado cuando teníamos menos de 40 años. Difícil arribar al sitio, solo 785 escalones son suficientes para conseguir también un esplendoroso y enriquecedor panorama cultural.

EL PROTOCOLO DE KIOTO UNA BURLA

Frente a los Remolinos de Naruto, tenemos la ausencia de observar las corrientes marítimas, aunque nos alertan de que son las más veloces del país asiático. Las cuartas más agresivas a nivel mundial, ahí se unen el Océano Pacífico con el mar interior de Japón. Sin embargo, me asombro y siento temor al mirar la profundidad desde el puente colgante, que tiene una longitud total de 1 269 metros y altura de 41 metros.

Al estar en Kioto, es imposible relacionarlo con el cambio climático, la firma del Protocolo de Kioto, en 1997 buscaba limitar los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero y desafortunadamente expiró sin ningún resultado favorable. Saúl, nuestro guía, un español universitario especializado en la cultura japonesa, se ríe y comenta sarcásticamente el papel de Japón, frente a la contaminación.

Bien es sabido que el G-7 reunido en Sapporo (Japón) en abril de 2023 se comprometió a eliminar la contaminación de plástico en 2040, pero acordó apoyar el vertido al Pacífico del agua contaminada acumulada en la planta nuclear de Fukushima. Japón está entre los diez países de los 184 con mayor contaminación en lo que respecta a emisiones de dióxido de carbono.

QUE TRUMP VAYA A JAPÓN

Ahora por Nikko, entre un bosque de cedros, impresionante el santuario de Nikko- Toshogu, donde descansan las cenizas del más famoso samurai Tokugawa Leyasu, reconocido por unificar a Japón. En el salón Honji-do, dentro la mitología japonesa de, si al golpear dos barras escucha un dragón, se trata del líder elegido. Tal vez el expresidente Donald Trump debería de darse una vueltecita por ahí, antes de volver a alzar la cabeza y decir “soy el elegido”.

Para ir a Japón, hay que estar alerta, por lo menos cambiar temporalmente de actitud; dentro de sus costumbres, creencias, conductas: constantemente hay que quitarse los zapatos; dar siempre las gracias, inclinando la cabeza; hacer fila al introducirse al metro, pagar o subir las escaleras, etc. No sonarse la nariz cuando se está en la mesa. Quiere concertar una cita, deberá hacerla solo con semanas de anticipación, prohibido tirar basura en lugares públicos, etc. pero lo que más llamó mi atención, ¡no se deja propina! Porque en Japón ¡es un privilegio poder servir!

La palabra Omotenashi, hace referencia al placer japonés de agradar sin esperar nada a cambio, palabra que convierte a Japón en uno de los países más cordiales, afables y con insuperable servicio del mundo. Creo que aún hay que aprender abundante, intenso, de otras culturas.

Japón es una mezcla de misticismo combinado con modernidad. País de enigmas religiosos que entrelaza dogmas que van del budismo al sintoísmo en donde los ciudadanos han hallado un refugio para reencontrarse con el pasado y el mundo actual.

Visitar el país de oriente es sinigual. ¡Japón es Japón! Caminar en Tokio por el cruce de Shibuya podría definirse como la línea que separa el caos absoluto y la sincronización perfecta. Dos y medio millones de personas de los 40 que viven en la zona conurbada, caminan diariamente por ese sitio, ahí, antes de tomar el metro los turistas voltean a ver a Hachiko, la estatua en honor al perro más leal. Hoy nuevamente famoso al estrenarse Hachiko 2, aunque sin Richard Gere.

Tengo más temor de subirme al metro de la Ciudad de México, que conducirme por el de la capital japonesa. Antes de mi viaje leí: "Si necesitas ayuda siempre habrá alguien que te asistirá en lo que necesites y encontrará la forma de comunicarse contigo". ¡Y esa frase, me arropa, me da seguridad para andar por Akihabara, la ciudad eléctrica centro del Manga y Anime japonés!

RECORDAR LO SUCEDIDO EN HIROSHIMA

Llegar a Hiroshima, al Memorial de la Paz llamado también la Cúpula de Genbaku, estructura del único edificio que permaneció de pie cerca del lugar donde explotó la primera bomba atómica el 6 de agosto de 1945, hace que recuerde el primer libro leído en la biblioteca de mi Facultad de Periodismo, de la Universidad Veracruzana, allá por 1969 "Hiroshima, la bomba olvidada". Posteriormente, adentrarse al Museo Conmemorativo de la paz, estremece, documenta con fotografías y elementos como jirones del vestuario, deshechos de todo género, hace que me enjugue los ojos, imposible de momento ser ajena a lo vivido en ese sitio. Japón sufre constantemente de crisis climáticas como inundaciones, tormentas, olas de calor, sequías y deslizamiento de tierras. Precisamente este último hecho sucedió en el Castillo de Matsuyama resultando 3 individuos desaparecidos. Justo estaríamos recorriendo el sitio dos días posteriores a la catástrofe. Desde luego que el paseo tuvo que suspenderse.

Llegamos a Kotohira, en el Monte Zosu santuario sintoísta que venera a los dioses de la agricultura, ganado, la medicina, y la protección al mar. Más de 1300 escalones conducen dentro del santuario. Aquí es cuando me doy cuenta junto con Margarita mi compañera de viaje, que son sitios que debimos haber visitado cuando teníamos menos de 40 años. Difícil arribar al sitio, solo 785 escalones son suficientes para conseguir también un esplendoroso y enriquecedor panorama cultural.

EL PROTOCOLO DE KIOTO UNA BURLA

Frente a los Remolinos de Naruto, tenemos la ausencia de observar las corrientes marítimas, aunque nos alertan de que son las más veloces del país asiático. Las cuartas más agresivas a nivel mundial, ahí se unen el Océano Pacífico con el mar interior de Japón. Sin embargo, me asombro y siento temor al mirar la profundidad desde el puente colgante, que tiene una longitud total de 1 269 metros y altura de 41 metros.

Al estar en Kioto, es imposible relacionarlo con el cambio climático, la firma del Protocolo de Kioto, en 1997 buscaba limitar los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero y desafortunadamente expiró sin ningún resultado favorable. Saúl, nuestro guía, un español universitario especializado en la cultura japonesa, se ríe y comenta sarcásticamente el papel de Japón, frente a la contaminación.

Bien es sabido que el G-7 reunido en Sapporo (Japón) en abril de 2023 se comprometió a eliminar la contaminación de plástico en 2040, pero acordó apoyar el vertido al Pacífico del agua contaminada acumulada en la planta nuclear de Fukushima. Japón está entre los diez países de los 184 con mayor contaminación en lo que respecta a emisiones de dióxido de carbono.

QUE TRUMP VAYA A JAPÓN

Ahora por Nikko, entre un bosque de cedros, impresionante el santuario de Nikko- Toshogu, donde descansan las cenizas del más famoso samurai Tokugawa Leyasu, reconocido por unificar a Japón. En el salón Honji-do, dentro la mitología japonesa de, si al golpear dos barras escucha un dragón, se trata del líder elegido. Tal vez el expresidente Donald Trump debería de darse una vueltecita por ahí, antes de volver a alzar la cabeza y decir “soy el elegido”.

Para ir a Japón, hay que estar alerta, por lo menos cambiar temporalmente de actitud; dentro de sus costumbres, creencias, conductas: constantemente hay que quitarse los zapatos; dar siempre las gracias, inclinando la cabeza; hacer fila al introducirse al metro, pagar o subir las escaleras, etc. No sonarse la nariz cuando se está en la mesa. Quiere concertar una cita, deberá hacerla solo con semanas de anticipación, prohibido tirar basura en lugares públicos, etc. pero lo que más llamó mi atención, ¡no se deja propina! Porque en Japón ¡es un privilegio poder servir!

La palabra Omotenashi, hace referencia al placer japonés de agradar sin esperar nada a cambio, palabra que convierte a Japón en uno de los países más cordiales, afables y con insuperable servicio del mundo. Creo que aún hay que aprender abundante, intenso, de otras culturas.