/ viernes 15 de mayo de 2020

Ocurrencias del futbol | Entre la inevitable violencia, propia del juego, siempre sobresalió la elegancia de Beckenbauer, Overath, Deyna, Van Hanegem y Cruyff

Polonia acudió al Mundial de Alemania exhibiendo dos importantes credenciales: la de estar en posesión de la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Munich 1972 y la de haber dejado en la cuneta al equipo de Inglaterra. El tercer puesto conseguido por los polacos en el Mundial de Alemania, demostró que sus triunfos anteriores no habían sido esporádicos ni casuales. El paso de Polonia por el Mundial fue equiparable con el de Holanda, puesto que el conjunto polaco solo perdió un encuentro, frente al campeón. Incluso podría considerarse mejor el papel de los polacos que el de los holandeses si la competición se hubiera desarrollado por la suma de puntos, ya que Polonia en siete encuentros disputados, perdió uno y ganó seis, mientras que Holanda perdió uno, empató otro y ganó los cinco restantes. En una traducción de los resultados a puntos, desde luego hipotética, hubieran correspondido 12 puntos a Polonia contra 11 de Holanda.

La clave del éxito polaco hay que buscarla en una perfecta planificación por parte de los responsables de su selección. El equipo no pasaba de ser una medianía en el concierto europeo, a mediados de los años 70. En la Eurocopa de Naciones de 1972 perdió en su propio terreno ante Alemania Federal por 3-1, aunque posteriormente obtuvo un empate 0-0 en terreno alemán; de todas formas, este resultado ya no atentaba contra la calificación de los germanos en el torneo continental, que luego ganaron brillantemente.

Sin embargo, Polonia prosiguió una minuciosa preparación de cara a los Juegos Olímpicos de 1972 y, obtuvo la medalla de oro al vencer a Hungría por 2-1. El seleccionador Kazimierz Gorski aprovechó la inercia de este éxito para profundizar en la preparación del equipo con vistas al Mundial. El tesón y el trabajo continuado, con un núcleo inalterable de jugadores, fueron los elementos que le llevaron a presentar en Alemania una de las formaciones mejor conjuntadas, quizá la más ensamblada, de cuantas intervinieron en el campeonato.

La preparación a que fueron sometidos los jugadores polacos incluía un estricto control médico y un minucioso proceso de entrenamiento físico. El objetivo del seleccionador era que sus hombres estuvieran en condiciones de jugar uin partido completo cada tres días sin variaciones en su rendimiento. Tras esta planificación que raya en lo perfecto, pero solo es posible en un país que subordina los intereses de los clubes a los de su equipo nacional. Polonia llegó al Mundial en plenitud de juego y de moral, A las sesiones de preparación física y técnica. Gorski había añadido el estudio de las tácticas empleadas por todos los equipos rivales, examinando con sus jugadores, filmaciones de numerosos encuentros.

Todos estos métodos dieron sus frutos en la primera ronda de la competición: Polonia ganó los encuentros ante Argentina (3-2), Haití 7-0 e Italia 2-1. En la segunda vuelta, después de vencer a Suecia (1.0) y a Yugoslavia (2-1), Polonia se enfrentó a Alemania Federal, en Fráncfort, sobre un terreno de juego en pésimas condiciones debido a una lluvia insistente que obligó a achicar el agua del césped con el pase de rodillos, lo que retrasó en media hora el partido. Hasta un cuarto de hora del final, Polonia mantenía sus aspiraciones mundialistas y realizaba numerosas jugadas de ataque que solo una gran actuación del portero Sepp Maier se encargó de frustrar. En el minuto 75, el oportunismo de Gerd Müller valió el gol de la victoria para Alemania, con lo que las posibilidades de Polonia de pasar a la final, quedaron desvanecidas. Alemania en aquella ocasión, jugó con; Sepp Maier, Berti Vogts, Schwarzenbeck, Beckenbauer, Breitner, Bonhof, Hoeness, Overath, Grabowski, Müller, Holzenbein. Y Polonia lo hizo con: Tomaszewski, Gorgon, Zmuda, Muisial, Kasperczak, Deyna (Cmiklewicz), Maszczyk (Liecik), Lato, Domarski, Gadocha.

Helmut Schoen no se alarmó por las derrotas sufridas ante Argentina y Brasil en juegos amistosos en Alemania previo al Mundial y, confió en armar un equipo basado en los jugadores del Bayern de Munich y el Borussia Moenchengladbach, por aquel tiempo los dos mejores clubes de la Bundesliga. Beckenbauer fue el indiscutible líder del equipo alemán, dentro y fuera del campo. Su elegancia en el juego y la precisión de su técnica individual, le permitían situarse cerca de su guardameta y dirigir con gestos y pases largos y rectilíneos a sus compañeros, o lanzarse con el balón perfectamente controlado a imprevisibles incursiones hacia el terreno contrario, hasta enlazar con Overath o Müller. El lateral Breitner siempre dispuesto a ayudar a los centrocampistas, mientras que Szchwarzenbeck y Vogts, solían emplearse más a fondo en el marcaje, declinando en intervenir asiduamente en misiones de ataque.

Hasta pronto amigo.