/ jueves 17 de febrero de 2022

Ocurrencias del futbol | “El soccer” norteamericano

La conquista del balón redondo en Estados Unidos constituye probablemente la experiencia más cautivadora que jamás haya conocido el deporte internacional.

En efecto, es un gigantesco problema el que se planteó, el deporte más universal partía a la conquista de una de las naciones más pobladas del globo, un combate de gigantes.

En una escala menor. Imaginen el beisbol o el futbol americano a la conquista de Europa. Además, el futbol asociación, tal como se practica fuera de Norteamérica, tenía más de un rival en Estados Unidos, todos se juegan con las manos, mientras que este curioso deporte hace abstracción de las mismas, el beisbol, el futbol americano, el hockey sobre hielo son deportes de equipo bien implementados y el interés que despiertan en el público no tiene nada en común con nuestro campeonato de futbol.

Ante todo para tratar de hacerse de un nombre, nuestro futbol ha tenido que cambiar de identidad. Se le bautizó “soccer” con el fin de penetrar mejor en la sociedad norteamericana, el viejo fut-bol tuvo que modificar algunas reglas de su juego. El resultado es que un encuentro de “soccer” en Estados Unidos se juega a veces sobre pasto artificial, lo jugadores llegan al terreno de juego rodeados de exuberantes “majorettes”. Estamos a medio camino entre el deporte y el espectáculo o del folclor. En la vida es preciso hacer sacrificios y para que nuestro buen y viejo futbol pudiese conquistar a un país tan joven como Estados Unidos, tuvo que echar una nueva piel y adquirir un poco del color kétchup. Todo ello para que no produjera una indigestión.

Hace casi un siglo, el soccer hizo ya una tímida aparición en Estados Unidos. Existía incluso un equipo nacional que en 1950, en Belo Horizonte, en el transcurso de la Copa del Mundo, obtuvo una victoria histórica sobre los ingleses 1-0, después de esta hazaña resonante, el soccer habría tenido que conquistar sus cartas de nobleza. ocurrió lo contrario, la caída en vertical.

¿Sería tal vez porque el haitiano Dastjens, autor del célebre gol contra los ingleses había jugado en Francia (en el Racing Club de París y después en Ales) y no era de nacionalidad norteamericana, o tal vez los puntos inscritos en el transcurso de un encuentro, era tan ridículo en comparación con el baloncesto?. Al norteamericano le gustan las cifras y sobre todo que hay un vencedor significado al final del encuentro.

Los dirigentes que en 1966 relanzaron el soccer no retuvieron más que la mitad de la lección de este fracaso. Ciertamente hicieron que este deporte fuera más atrayente, pero pecaron por exceso en la composición de los equipos. Desde luego, era indispensable recurrir a las “locomotoras". Pelé, Beckenbauer, G, Muller, Neeskens y Cruyff, renovaron con creces sus fabulosos contratos. Pero aceptar a 8 extranjeros en la mayoría de los equipos del campeonato era excesivo.

Los norteamericanos tienen de nuevo la sensación de que el soccer no es más que una manera de manifestarse de todos esos migrantes procedentes de Italia, España, Inglaterra, Francia, Alemania y Países Bajos. Como consecuencia lógica, el equipo nacional norteamericano se esfuerza por conseguir algunos resultados halagüeños, no es precisamente el áspero 6 a 0 que le inflingió el equipo de Francia el 2 de mayo de 1979 en Nueva York, ante 25 mil espectadores, lo que resultara alentador. Dado que de 40 mil a 78 mil espectadores se desplazan para seguir los encuentros de las estrellas del Cosmos de Nueva York, los dirigentes de la NASL creían haber ganado la partida.

La victoria definitiva no llegará más que con la eclosión del equipo nacional. La partida no se ganará más que cuando los muchachos sean más numerosos en los soccer camp. Estados Unidos superó hace tiempo los dos millones y medio de licencias, pero todavía es insuficiente. De cara a este asunto de los campeonatos, los dirigentes norteamericanos deben multiplicar los centros de formación par jóvenes como el de la Universidad de Stanford. Allí los niños de cuatro a siete años juegan con balones redondos.

A una chiquilla de seis años, Tracy, que agitaba sus coletas rubias cada vez que golpeba el balón, se le preguntó por qué le gustaba tanto el soccer -Para jugar al beisbol hay que tener una cabeza como un ordenador, para el baloncesto he de tener piernas de gigante y para el futbol americano hay que llamarse Superman. Mire, el soccer es fácil, das un puntapié al balón y rueda solo, me gusta el soccer. Los Pelé, Beckenbauer, Cruyff, son suficientes para que el soccer pueda efectuar la conquista de Estados Unidos. Por lo pronto, ya han aparecido muchas Tracy que se han coronado campeonas del mundo.

La llegada de Pelé al soccer norteamericano se produjo en 1975 después de convertirse en la figura más popular de la historia del futbol, de contribuir a la conquista de tres títulos mundiales y después de haberse paseado triunfalmente por todo el mundo con su club el Santos, firmó por el Cosmos de Nueva York, equipo que pertenecía a la Wagner Comunication por 5 millones de dólares que en aquel tiempo fue el único en ganar tal cantidad.

La llegada de Pelé a NY es uno de los acontecimientos futbolísticos más importantes del siglo pasado. Por fin el soccer había encontrado una fórmula para entrar a hogares de los norteamericanos a través de la radio, prensa y televisión. Con dificultades económicas antes de llegar a Nueva York, Pelé las resolvió y aumentó en millones su cuenta bancaria, al dejar de utilizar su imagen por Warner, que encontró en el brasileño al mejor valla publicitaria del mundo.

Hasta pronto amigo.