/ domingo 23 de junio de 2024

¡No envilezcamos la República!

“La muerte de la empatía humana es uno de los primeros y más reveladores signos de que una cultura a punto de caer en la barbarie” - Hannah Arendt dixit.

En días pasados circuló profusamente una fotografía de Claudio X. González padre, captado en un salón, esperando ser atendido por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, a quien previamente le había solicitado una audiencia privada al término de la reunión con la cúpula empresarial, cosa que finalmente no se llevó a cabo.

La imagen provocó un enfermizo placer, así como un sádico sentimiento de satisfacción y revancha entre algunos, quienes describieron la escena de un Claudio X. González padre, como la estampa de la humillación en la derrota.

Las reacciones me hicieron recordar un pasaje de la obra de Stefan Zweig, Momentos Estelares de la Humanidad, obra de reciente descubrimiento por el presidente López Obrador, pienso que es reciente, porque nunca antes de hace tres años a la fecha, había escuchado que el presidente citara la obra con tanta vehemencia y admiración como ha venido haciendo en su mañanera.

En la citada obra Stefan Zweig, narra cómo Julio César, una vez que se hizo con el poder de Roma, no actuó del modo previsible contra su principal y acérrimo antagonista defensor de la República, Cicerón, “Sin embargo, más que todos sus triunfos militares, lo que honra a Julio César es su magnanimidad tras la victoria. A Cicerón, su opositor, ahora acabado, le concede la vida, sin hacer el más mínimo intento de humillarlo, y únicamente le sugiere que se retire de la escena política, que ahora le pertenece a él y en la que a cualquier otro sólo le corresponde el papel de figurante mudo y obediente”.: "Momentos estelares de la Humanidad," Stefan Zweig.

La anterior, también me hizo recordar otra anécdota contada por Federico Arreola, cuenta Arreola, que en alguna ocasión fue contactado por el hijo de Raul Salinas de Gortari, en ese entonces, preso por diversos delitos, con el propósito de solicitarle le pidiera de favor al actual presidente López Obrador que no atacara públicamente a su padre, ya que estaba por resolverse el amparo en revisión mediante el que buscaban obtener su libertad.

Cuenta Arreola, que cuando le formuló la petición hecha por el hijo de Raúl Salinas al entonces dirigente social López Obrador, este último no respondió, sin embargo, se dio cuenta a partir de ese momento que Andrés Manuel dejó de hablar de Raúl Salinas de Gortari, situación que de alguna manera facilitó, que la opinión pública no estuviera enardecida cuando posteriormente se le concedió la libertad.

Sólo en un ambiente de fanatismo y de mala conciencia se puede encontrar eso que los alemanes llaman Schadenfreude, placer insano en la humillación de nuestros enemigos, no nos envilezcamos y mostremos mayor estatura moral que la que tuvieron nuestros adversarios.

Sotelo27@me.com

“La muerte de la empatía humana es uno de los primeros y más reveladores signos de que una cultura a punto de caer en la barbarie” - Hannah Arendt dixit.

En días pasados circuló profusamente una fotografía de Claudio X. González padre, captado en un salón, esperando ser atendido por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, a quien previamente le había solicitado una audiencia privada al término de la reunión con la cúpula empresarial, cosa que finalmente no se llevó a cabo.

La imagen provocó un enfermizo placer, así como un sádico sentimiento de satisfacción y revancha entre algunos, quienes describieron la escena de un Claudio X. González padre, como la estampa de la humillación en la derrota.

Las reacciones me hicieron recordar un pasaje de la obra de Stefan Zweig, Momentos Estelares de la Humanidad, obra de reciente descubrimiento por el presidente López Obrador, pienso que es reciente, porque nunca antes de hace tres años a la fecha, había escuchado que el presidente citara la obra con tanta vehemencia y admiración como ha venido haciendo en su mañanera.

En la citada obra Stefan Zweig, narra cómo Julio César, una vez que se hizo con el poder de Roma, no actuó del modo previsible contra su principal y acérrimo antagonista defensor de la República, Cicerón, “Sin embargo, más que todos sus triunfos militares, lo que honra a Julio César es su magnanimidad tras la victoria. A Cicerón, su opositor, ahora acabado, le concede la vida, sin hacer el más mínimo intento de humillarlo, y únicamente le sugiere que se retire de la escena política, que ahora le pertenece a él y en la que a cualquier otro sólo le corresponde el papel de figurante mudo y obediente”.: "Momentos estelares de la Humanidad," Stefan Zweig.

La anterior, también me hizo recordar otra anécdota contada por Federico Arreola, cuenta Arreola, que en alguna ocasión fue contactado por el hijo de Raul Salinas de Gortari, en ese entonces, preso por diversos delitos, con el propósito de solicitarle le pidiera de favor al actual presidente López Obrador que no atacara públicamente a su padre, ya que estaba por resolverse el amparo en revisión mediante el que buscaban obtener su libertad.

Cuenta Arreola, que cuando le formuló la petición hecha por el hijo de Raúl Salinas al entonces dirigente social López Obrador, este último no respondió, sin embargo, se dio cuenta a partir de ese momento que Andrés Manuel dejó de hablar de Raúl Salinas de Gortari, situación que de alguna manera facilitó, que la opinión pública no estuviera enardecida cuando posteriormente se le concedió la libertad.

Sólo en un ambiente de fanatismo y de mala conciencia se puede encontrar eso que los alemanes llaman Schadenfreude, placer insano en la humillación de nuestros enemigos, no nos envilezcamos y mostremos mayor estatura moral que la que tuvieron nuestros adversarios.

Sotelo27@me.com