/ domingo 14 de julio de 2024

Liberándose del alcohol / Felices, alegres y libres

"De todos es sabido que los que están mal de salud y los que rara vez se divierten, no ríen mucho", Libro Alcohólicos Anónimos página 141.

"Le hemos tratado a usted de cosas serias y a veces trágicas. Hemos tratado con el alcohol en su peor aspecto. Pero no somos una partida de malhumorados. Si los recién llegados no pudieran ver la alegría y el gozo que hay en nuestra vida, no la desearían. Insistimos absolutamente en disfrutar la vida. Tratamos de no caer en el cinismo en lo que se refiere a la situación de las naciones y de no llevar sobre nuestros hombros las dificultades del mundo. Cuando vemos a un hombre hundiéndose en el fango del alcoholismo, le damos los primeros auxilios y ponemos lo que tenemos a su disposición. Por su bien, relatamos y casi volvemos a vivir los horrores de nuestro pasado. Pero aquellos de nosotros que hemos tratado de cargar con todo el peso de las dificultades de otros, encontramos que pronto nos rinden."

"Así que creemos que la alegría y el sano reír contribuyen a la utilidad… Así es que cada familia debe divertirse, junta o separadamente, todo lo que las circunstancias lo permitan. Estamos seguros de que Dios quiere que seamos felices, alegres y libres".

Varios sectores sociales tienen el hábito de relacionar a una persona alcohólica, con lo más negativo de la comunidad humana y lo estigmatizan como alguien que debe ser relegado de la convivencia social. Por desgracia los generadores de esta percepción han sido los mismos enfermos alcohólicos. Los hospitales y las cárceles dan testimonio de ello. Cuando una persona vive bajo el influjo de la dependencia alcohólica, ha perdido su capacidad de razonar lógicamente y su mente no distingue el bien del mal, ni conoce la vergüenza, ni los demás convencionalismos sociales que predominan en los grupos humanos. Por esa razón comete atropellos que son sancionados socialmente y ha generado una imagen poco aceptable.

Sin embargo, cuando un enfermo alcohólico se somete voluntariamente a un programa de recuperación de su sobriedad y lo consigue renace con mayor fortaleza a enfrentar la vida con todos los altibajos que trae consigo.

La existencia de un enfermo alcohólico, sin duda, está llena de amargura, tristeza, fracaso, ansiedad, depresión etc. Es muy poco probable que su capacidad mental genere ideas de progreso, físico mental y espiritual porque el alcohol lo tiene prisionero en su mundo de tinieblas. No obstante, la otra cara de la moneda está totalmente disponible. Un mundo de luz y alegría está a su alcance y esta realidad es el programa de Doce Pasos que vive y promueve la comunidad de Alcohólicos Anónimos.

Los Doce Pasos que constituyen el programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos, tienen objetivos muy concretos: en primer lugar, dejar de consumir alcohol en forma definitiva y de manera simultanea aprender a vivir de una manera diferente, productiva y competitiva. Poco a poco vamos corrigiendo nuestros defectos de carácter, que constituyen la base de nuestras desdichas hasta lograr la felicidad que es posible en esta vida y dejar en el pasado la tristeza, el mal humor y todas esas características negativas que constituían nuestra carta de presentación.

La etapa del alcoholismo en la vida de un alcohólico anónimo se convierte en una herramienta de ayuda a otro enfermo que necesite el testimonio viviente de los resultados que produce el programa de los Doce Pasos: una persona feliz, alegre y libre.

Si eres o conoces a algún enfermo alcohólico, ayúdalo marca al 8332125634, 8331055995 ó al 8332289003 ahí te orientaran adecuadamente. Felices, alegres y libres

"De todos es sabido que los que están mal de salud y los que rara vez se divierten, no ríen mucho", Libro Alcohólicos Anónimos página 141.

"Le hemos tratado a usted de cosas serias y a veces trágicas. Hemos tratado con el alcohol en su peor aspecto. Pero no somos una partida de malhumorados. Si los recién llegados no pudieran ver la alegría y el gozo que hay en nuestra vida, no la desearían. Insistimos absolutamente en disfrutar la vida. Tratamos de no caer en el cinismo en lo que se refiere a la situación de las naciones y de no llevar sobre nuestros hombros las dificultades del mundo. Cuando vemos a un hombre hundiéndose en el fango del alcoholismo, le damos los primeros auxilios y ponemos lo que tenemos a su disposición. Por su bien, relatamos y casi volvemos a vivir los horrores de nuestro pasado. Pero aquellos de nosotros que hemos tratado de cargar con todo el peso de las dificultades de otros, encontramos que pronto nos rinden."

"Así que creemos que la alegría y el sano reír contribuyen a la utilidad… Así es que cada familia debe divertirse, junta o separadamente, todo lo que las circunstancias lo permitan. Estamos seguros de que Dios quiere que seamos felices, alegres y libres".

Varios sectores sociales tienen el hábito de relacionar a una persona alcohólica, con lo más negativo de la comunidad humana y lo estigmatizan como alguien que debe ser relegado de la convivencia social. Por desgracia los generadores de esta percepción han sido los mismos enfermos alcohólicos. Los hospitales y las cárceles dan testimonio de ello. Cuando una persona vive bajo el influjo de la dependencia alcohólica, ha perdido su capacidad de razonar lógicamente y su mente no distingue el bien del mal, ni conoce la vergüenza, ni los demás convencionalismos sociales que predominan en los grupos humanos. Por esa razón comete atropellos que son sancionados socialmente y ha generado una imagen poco aceptable.

Sin embargo, cuando un enfermo alcohólico se somete voluntariamente a un programa de recuperación de su sobriedad y lo consigue renace con mayor fortaleza a enfrentar la vida con todos los altibajos que trae consigo.

La existencia de un enfermo alcohólico, sin duda, está llena de amargura, tristeza, fracaso, ansiedad, depresión etc. Es muy poco probable que su capacidad mental genere ideas de progreso, físico mental y espiritual porque el alcohol lo tiene prisionero en su mundo de tinieblas. No obstante, la otra cara de la moneda está totalmente disponible. Un mundo de luz y alegría está a su alcance y esta realidad es el programa de Doce Pasos que vive y promueve la comunidad de Alcohólicos Anónimos.

Los Doce Pasos que constituyen el programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos, tienen objetivos muy concretos: en primer lugar, dejar de consumir alcohol en forma definitiva y de manera simultanea aprender a vivir de una manera diferente, productiva y competitiva. Poco a poco vamos corrigiendo nuestros defectos de carácter, que constituyen la base de nuestras desdichas hasta lograr la felicidad que es posible en esta vida y dejar en el pasado la tristeza, el mal humor y todas esas características negativas que constituían nuestra carta de presentación.

La etapa del alcoholismo en la vida de un alcohólico anónimo se convierte en una herramienta de ayuda a otro enfermo que necesite el testimonio viviente de los resultados que produce el programa de los Doce Pasos: una persona feliz, alegre y libre.

Si eres o conoces a algún enfermo alcohólico, ayúdalo marca al 8332125634, 8331055995 ó al 8332289003 ahí te orientaran adecuadamente. Felices, alegres y libres