Homero ha llenado la memoria humana con dos libros universales he inmortales que cabalgan por la humanidad a través de la historia como si fueran escritos hoy mismo: La Ilíada y La Odisea. La Ilíada principia así: Cántame musa; La Odisea solo así: Cuéntame musa.
Es muy poco lo que se sabe sobre Homero, se piensa que el poeta nació en el siglo V antes de Cristo y que vivió posiblemente en Asia menor y quizá en Esmirna, se sabe también que Homero era ciego. De ser así este ciego incendió la Literatura Universal. Le gustaba recorrer Grecia con su cítara cantando poemas y canciones que él mismo componía.
El primer libro que escribió, La Ilíada, es el relato de la guerra de Grecia contra Troya por culpa de una mujer, Elena, de quien París se enamoró locamente, provocando la indignación de su hermano Aquiles. La Odisea es el fin de la guerra famosa y el comienzo de una paz que tiene como protagonista a un hombre extraordinario, Ulises.
Ulises es un ser fantástico que se dedicó por varios años a correr vela por todo el mundo dizque para adquirir experiencia, regresa a su patria y se encuentra con que su reino y su mujer están en poder de los enemigos políticos, pero reconquista su reino y mujer.
Las dos historias son emocionantes, porque no hablan de héroes y guerreros, de mujeres hermosas que sueñan con los héroes. Los dos libros son dos epopeyas que relatan una época remota cuyas pasiones, proezas, esperanzas y tormentos marcan y configuran la existencia entrañada, inseparable y asociada entre los hombres y los dioses, que con ellos o contra ellos orientaban su espada.
Hay unos versos bonitos, muy bonitos que son atribuidos a Homero y que se los quiero presentar para que vea usted la calidad del poeta ciego: "Yo te saludo madre de los dioses, esposa del cielo estrellado, sé benevolente conmigo y por el precio de mi canto, regálame, solamente dos días afortunados en mi vida" y añade el poeta "de ser así pensaré en ti en mis otras oraciones".
Homero debió ser, si él escribió estos versos, un hombre deslumbrante y austero que solo pidió a la diosa, dos días venturosos. A caso, nos quería decir que el hombre no tiene siempre dos hermosos días sin mancha en la luz en toda su vida.
No lo sé, lo que sí sé es que de otros filósofos griegos enormes no nos quedan más que fragmentos, en cambio de Homero nos queda una obra inmortal que lo eleva a la altura de los dioses y transforma al ser humano en un ser superior. Homero como los que son mejores recibió más bien la espalda que la gloria.
En estas épocas de excesos, de confusiones, de pillos convertidos por medio del saco y la corbata en gente decente, conviene recordar otro fragmento de un poema de este gigante de la poesía: "Los asnos de los que nos burlamos nunca elegirán la paja, buscarán el oro".
Y ya para terminar les entrego para estos días la asombrosa predicción de Homero: "El agua vive la muerte de la tierra, pero la tierra se traga el agua" no nos dice que los hombres sean enterrados en la tierra, ni que los hombres nacieron en el mar, en ese mar que llamamos placenta de nueve meses, en donde los ojos aprendieron a mirar ya la vida como el único futuro de un ser humano.
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