En nuestra liga, dominada por el dogma de las Chivas, en donde tengo que aceptar que el Guadalajara es el mejor equipo de México aunque se encuentren en penúltimo lugar y que eche a volar las campanas porque eliminaron (no le ganaron) al Toronto de la MSL, que les concede el derecho de disputar el Campeonato Mundial de Clubes, torneo internacional al que asisten los equipos campeones de cada confederación, me refiero a verdaderos campeones, no a resultantes de patrañas tan estúpidas como lo es nuestra competencia, que será representada por el penúltimo de nuestro torneo y no por un verdadero campeón.
Vean lo contradictorio que es el discernimiento de la afición mexicana, a Juan Carlos Osorio solamente le hace falta ser expulsado del país después de aplicarle la excomulgación, por la forma tan absurda de dirigir a nuestra selección, que ha sido la que más fácil y con mejores números ha calificado par asistir a un Mundial, proponiendo los súper mexicanos a otro extranjero para hacerse cargo del Tricolor al “Charro” Almeyda, que este año no ha podido hacer que sus Chivas ganen un solo juego en su hermoso macro.
Recién publiqué un escrito en donde les he hablado de aquella selección mexicana de 1993, dirigida por Miguel Mejía Barón, que perdiera la final en forma infantil con Argentina; de lo mucho que nos gustó y de la extensión de ese gusto hasta el Mundial USA '94, en donde el mismo Miguel dio al traste con todo lo ganado, igual ocurrió con Lapuente y con La Volpe, quien se dio el lujo de pitorrearse de uno de nuestros más grandes valores, Cuauhtémoc Blanco, haciéndolo a un lado con la complacencia de los mexicanos. El malinchismo en su máxima expresión.
Hasta la fecha la afición mexicana vive engañada, pregonando que César Luis Menotti vino a México a descubrir el hilo negro. A él se adjudica la formación de la selección dirigida por Mejía Barón, lo cual es falso, cierto que dejó una formación que Miguel reformó en un 50%. De los diez partidos internacionales dirigidos por Menotti no ganó uno solo, los logros conocidos de su actuación en Ecuador son mérito total de Miguel Mejía Barón, y la forma de juego fue la de “Pumas” y no la propuesta por el “Flaco”.
El gran problema del país es nuestro total desacuerdo, en donde preferimos que un extranjero dirija al equipo nacional que ver a un mexicano ofreciendo buenos resultados. Para colmo, la invasión a México de tantos jugadores foráneos ha venido a frenar la producción de nuevos valores locales al grado de que, el dizque mejor productor, las Chivas, compra en lugar de formar, y de su dogmática grandeza lo mejor es ser solo nacionalista y no regionalista, como lo son los vascos del Athletic de Bilbao, pues de ser así las Chivas tendrían que prescindir de Rodolfo Pizarro (Tampico), Rodolfo Cota (Mazatlán), Orbelín Pineda (México), Jair Pereira (Cuautla) y algunos otros que no son de Jalisco.
Finalmente, lo único que deseo es aprovechar este ejemplo de resultado absurdo que nos engaña respecto de los campeones de nuestra liga, y no solo me sorprende el resultado triunfador en un torneo pobre en el que ha participado por primera vez en la historia un equipo de Cibao, República Dominicana, que para beneplácito de la Concacaf ha decidido hacerle un lugarcito en el gusto de los dominicanos, cuya preferencia, como es bien sabido, es el beisbol. Se agregan a Venezuela y Panamá, integrados hace algún tiempo.
A los directores técnicos de México, Ferreti y Herrera, que al frente de “Tigres” y América, dos de los equipos más caros del continente, fueron fácil presa de los canadienses, no se les ocurrió algo tan sencillo como matar la cabeza de Toronto para que todo el cuerpo se viniera abajo. Así, Almeyda puso a Pérez a cuidar a Giovinco para que el potente Cadillac no funcionara, algo que Greg Vanney, DT del Toronto remedió al siguiente juego, en donde el chaparro italiano destrozó a la defensa chiva igual que lo hizo con “Tigres” y con América. Entonces en lo que nos aventaja la MLS es en directores técnicos y no en jugadores, pero si continuamos fabricando campeones de paja pronto nos superarán en todo.
Hasta pronto amigo.