/ martes 15 de octubre de 2024

¡Imagínese! / A hurtadillas por el muelle

De niño solía tomar un balón de futbol y salir a la calle a jugar con vecinos. Algunas veces era la bicicleta y a pasear por todo el barrio y otras veces rodaba grandes distancias.

Pero quizás uno de los recuerdos de mi infancia que más atesoro eran los escapes con los vecinos a los muelles. Yo vivía en la colonia Mainero, muy cerca del centro, y solíamos reunir en la palomilla revistas, dulces y refrescos, para llevarlos a hacer trueques. Por esos años no había gran vigilancia y podíamos escabullirnos hacia los muelles.

De ahí, esperábamos cualquier oportunidad para subir a hurtadillas a los barcos mercantes atracados en el puerto, pasando las vías del ferrocarril, escondiéndonos tras grandes costaleras y cajas para subir casi corriendo las estrechas escalerillas con cuerdas y redes, a fin de intercambiar aquellas revistas, dulces y refrescos con los marineros de varias partes del mundo.

Toda una aventura. Nos resultaba muy interesante conocer las revistas que los marineros traían de diversas partes del planeta. Así conocíamos los monumentos, la historia, la gente, la música, las religiones y creencias de naciones que se encontraban del otro lado del océano. Pudimos probar (muchas veces nos invitaban a comer) platillos y bebidas de sabores exóticos de Asia, Europa, África Sudamérica y algunos países árabes, cuyos barcos atracaban en Tampico. La travesura excedía cualquier permiso de nuestros padres que a veces ni se enteraban de nuestras incursiones a los muelles y alguna que otra vez debimos correr cuando algún “aduanal”, como les llamábamos a los guardias del puerto, nos llegaba a ver.

A los marineros (casi siempre muy aburridos), les parecía muy gracioso que nos hubiéramos colado a bordo de sus barcos. Al principio nos gritaban en sus idiomas haciendo aspavientos, hasta que les ofrecíamos las cosas que llevábamos en las manos. Ninguno lo tomaba a mal. No había malicia alguna y el trato con los embarcados era siempre cordial. Nunca nos hicieron una mala cara o nos corrieron. A señas nos hacíamos entender, aunque casi siempre había a bordo alguien que hablaba español y casi siempre terminábamos conociendo el interior de aquellos barcos gigantes. Vimos buques tanque, buques de carga a granel con sus gigantescas bodegas, barcos mercantes con carga diversa y de contenedores.

Todavía estaban los “alijadores”, pero los fines de semana, casi siempre descansaban por las tardes. Alguna vez abordamos un remolcador, cuyo capitán nos invitó a acompañarlo para hacer una maniobra de un barco que llegaba a puerto. Por alguna ventana o puerta rota nos introdujimos más de una vez al antiguo y abandonado edificio de la Aduana Marítima, mismo que fue rehabilitado años después. Todas esas aventuras, impensables hoy en día, pero que recuerdo con gran aprecio de los días del pasado en que todo era distinto y se podía jugar y andar con libertad por las calles de la ciudad y más allá.

Aún está pendiente el proyecto del rescate del exedificio de la Aduana Marítima de Tampico, emblema del nuevo gobierno municipal. Ojalá que se logre su recuperación y el desarrollo empresarial, comercial, gastronómico y turístico que ahí se requiere, que se pueda hacer una realidad que la ciudad deje de darle la espalda al río y que las nuevas generaciones puedan acceder al hermoso e histórico Puerto de Tampico.

LA PREPARACIÓN ES ESENCIAL PARA EL FUTURO

Desde la capital del estado el gobernador Américo Villarreal Anaya puso los puntos sobre las íes y dijo a alumnos del Tecnológico de Ciudad Victoria en su 49 Aniversario que son una generación con suerte, por las grandes oportunidades que tienen; pero que esa suerte debe ir acompañada de una gran preparación. Es un mensaje que debe llegar a todos los estudiantes.

Villarreal Anaya dijo que como nunca antes hay una extraordinaria relación con el gobierno federal de la doctora Claudia Sheinbaum y habló del futuro: “Ustedes son una generación con buena suerte porque hay oportunidad. Tenemos grandes perspectivas de futuro y que se han señalado para nuestra entidad, oportunidades porque van a incrementar los ejes carreteros, oportunidades porque viene el tren a Nuevo Laredo, oportunidades porque ya nos dijo que nos va a seguir apoyando en el desarrollo del Puerto de Altamira y del nuevo Puerto del Norte en Matamoros, para que nos dé oportunidad de crecimiento y desarrollo; oportunidades porque estamos trayendo ampliación y presencia de nuevas empresas maquiladoras y empresas de transformación”, explicó.

Ahí mismo el mandatario estatal dio el banderazo de inicio para la construcción de un nuevo gimnasio en beneficio de los estudiantes de la institución.

marioagamezh@hotmail.com

De niño solía tomar un balón de futbol y salir a la calle a jugar con vecinos. Algunas veces era la bicicleta y a pasear por todo el barrio y otras veces rodaba grandes distancias.

Pero quizás uno de los recuerdos de mi infancia que más atesoro eran los escapes con los vecinos a los muelles. Yo vivía en la colonia Mainero, muy cerca del centro, y solíamos reunir en la palomilla revistas, dulces y refrescos, para llevarlos a hacer trueques. Por esos años no había gran vigilancia y podíamos escabullirnos hacia los muelles.

De ahí, esperábamos cualquier oportunidad para subir a hurtadillas a los barcos mercantes atracados en el puerto, pasando las vías del ferrocarril, escondiéndonos tras grandes costaleras y cajas para subir casi corriendo las estrechas escalerillas con cuerdas y redes, a fin de intercambiar aquellas revistas, dulces y refrescos con los marineros de varias partes del mundo.

Toda una aventura. Nos resultaba muy interesante conocer las revistas que los marineros traían de diversas partes del planeta. Así conocíamos los monumentos, la historia, la gente, la música, las religiones y creencias de naciones que se encontraban del otro lado del océano. Pudimos probar (muchas veces nos invitaban a comer) platillos y bebidas de sabores exóticos de Asia, Europa, África Sudamérica y algunos países árabes, cuyos barcos atracaban en Tampico. La travesura excedía cualquier permiso de nuestros padres que a veces ni se enteraban de nuestras incursiones a los muelles y alguna que otra vez debimos correr cuando algún “aduanal”, como les llamábamos a los guardias del puerto, nos llegaba a ver.

A los marineros (casi siempre muy aburridos), les parecía muy gracioso que nos hubiéramos colado a bordo de sus barcos. Al principio nos gritaban en sus idiomas haciendo aspavientos, hasta que les ofrecíamos las cosas que llevábamos en las manos. Ninguno lo tomaba a mal. No había malicia alguna y el trato con los embarcados era siempre cordial. Nunca nos hicieron una mala cara o nos corrieron. A señas nos hacíamos entender, aunque casi siempre había a bordo alguien que hablaba español y casi siempre terminábamos conociendo el interior de aquellos barcos gigantes. Vimos buques tanque, buques de carga a granel con sus gigantescas bodegas, barcos mercantes con carga diversa y de contenedores.

Todavía estaban los “alijadores”, pero los fines de semana, casi siempre descansaban por las tardes. Alguna vez abordamos un remolcador, cuyo capitán nos invitó a acompañarlo para hacer una maniobra de un barco que llegaba a puerto. Por alguna ventana o puerta rota nos introdujimos más de una vez al antiguo y abandonado edificio de la Aduana Marítima, mismo que fue rehabilitado años después. Todas esas aventuras, impensables hoy en día, pero que recuerdo con gran aprecio de los días del pasado en que todo era distinto y se podía jugar y andar con libertad por las calles de la ciudad y más allá.

Aún está pendiente el proyecto del rescate del exedificio de la Aduana Marítima de Tampico, emblema del nuevo gobierno municipal. Ojalá que se logre su recuperación y el desarrollo empresarial, comercial, gastronómico y turístico que ahí se requiere, que se pueda hacer una realidad que la ciudad deje de darle la espalda al río y que las nuevas generaciones puedan acceder al hermoso e histórico Puerto de Tampico.

LA PREPARACIÓN ES ESENCIAL PARA EL FUTURO

Desde la capital del estado el gobernador Américo Villarreal Anaya puso los puntos sobre las íes y dijo a alumnos del Tecnológico de Ciudad Victoria en su 49 Aniversario que son una generación con suerte, por las grandes oportunidades que tienen; pero que esa suerte debe ir acompañada de una gran preparación. Es un mensaje que debe llegar a todos los estudiantes.

Villarreal Anaya dijo que como nunca antes hay una extraordinaria relación con el gobierno federal de la doctora Claudia Sheinbaum y habló del futuro: “Ustedes son una generación con buena suerte porque hay oportunidad. Tenemos grandes perspectivas de futuro y que se han señalado para nuestra entidad, oportunidades porque van a incrementar los ejes carreteros, oportunidades porque viene el tren a Nuevo Laredo, oportunidades porque ya nos dijo que nos va a seguir apoyando en el desarrollo del Puerto de Altamira y del nuevo Puerto del Norte en Matamoros, para que nos dé oportunidad de crecimiento y desarrollo; oportunidades porque estamos trayendo ampliación y presencia de nuevas empresas maquiladoras y empresas de transformación”, explicó.

Ahí mismo el mandatario estatal dio el banderazo de inicio para la construcción de un nuevo gimnasio en beneficio de los estudiantes de la institución.

marioagamezh@hotmail.com