Los primeros colonizadores de la provincia del Nuevo Santander procedían de los medios rurales de Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí, Zacatecas, Coahuila, Nuevo León, atraídos por la promesa de recibir tierras en propiedad, bien entendidos que las tendrían que defender a costa de sangre o de su vida.
En tal estado era difícil que contaran con el tiempo para fiestas y diversiones, aunque llegó el momento de un suceso extraordinario, recordarían de como las hacían en sus lugares de origen, saliendo entonces el ingenio de los poetas del norte, en sus relaciones que se perpetuaría en forma de corrido; los del centro manifestarían su habilidades coreográficas semireligiosas en danzas diversas y cuadrillas de moros y cristianos y los huastecos templarían las cuerdas de guitarras y violines para acompañar los bailes de la costa, de tarima o huapangos con derroche de décimas en pintorescos desafíos literarios.
La ocasión se presentó con motivo de la jura que como rey se hacía de Carlos III cuando ya habían corrido diez años de la nueva fundación, cuyo relato nos dejó José de Escandón en comunicación dirigida al Virrey, el 26 de noviembre de 1760, y que por sus textos sabemos cuáles eran las formas literarias que se cultivaron entre los primeros colonizadores del Nuevo Santander, ahora estado de Tamaulipas, quedado todavía como manifestación popular el corrido, en su forma de relación y tragedia y el son huasteco ya como huapangos con autoría y registro.
La música de la costa sigue cultivándose en la porción sur del Estado; las danzas perduran como expresión de pueblo en el altiplano tamaulipeco, coloquios y pastorelas siguen presentándose. Los juegos de toros, han perdurado como la diversión favorita del medio rural tamaulipeco, el manganeo. El coleadero entusiasma a los campesinos como ninguna otra diversión. Y por lo que toca al programa general de aquellos festejos descritos por Escandón, cabe decir que es el mismo que se efectúa año por año en las principales fiestas patrias, no solo en poblados de Tamaulipas sino en muchas otras partes de la república con ligeras variantes en la forma. El veintitrés de septiembre de 1760 se dio la noticia de la coronación de Carlos III y el modo que tendría la jura y fiestas en la Provincia del Nuevo Santander que iniciarían en la Villa de Aguayo el ocho de noviembre, habiéndose de ejecutar de la siguiente manera: era la primera jura que se hacía en esta colonia, determinando se celebrase en la capital y en cada una de las poblaciones. En la capital del Nuevo Santander el citado ocho de noviembre a las cuatro de la tarde se inician las fiestas alargándose por seis días más.
Jose de Escandón escribió: En la Villa de Altamira se presentaron, dos comedias, varias danzas, música y bailes al uso de la costa de donde condujeron muchas frutas. El concurso a proporción de la corta edad que esto tiene, fue grande por haber concurrido de todas sus fronteras, y la variedad de invenciones hicieron divertida la función, yo celebro poderla hacer como pedía el asunto, pero he tenido particular complacencia el ver la fidelidad y amor con que estas poblaciones de mi cargo se han esmerado en obsequio de su Soberano y reconocimiento de su ciega obediencia.
Deseo sea de la satisfacción de vuestra Excelencia, a quien rendidamente suplico, que, si en el modo hubiera habido algún defecto, me supla con evidencia, de que no pudo haber sido voluntario, y que, sobre todo, me mande lo que estime de su superior agrado, que como siempre será lo mejor. Villa de Nuevo Santander (hoy Jiménez, Tamaulipas), noviembre veinte y seis de mil setecientos y sesenta años.
Rubrica de Joseph de Escandón.
Biblioteca: aportación histórica. Informe de Don José de Escandón al Virrey de la Nueva España sobre los primeros actos culturales en la provincia del Nuevo Santander en 1760. Prólogo de Gabriel Saldívar. Archivo General de la Nación. Provincias Internas Tomo 110, fojas 154-157. 1766.
Cronista Municipal, Altamira, Tamaulipas