/ sábado 1 de junio de 2024

Hablemos de tecnología / Elecciones e ilusiones

La democracia es el destino de la humanidad; la libertad su brazo indestructible.”

Benito Pablo Juárez García

Mañana México elegirá 29,079 cargos en una inmensa jornada electoral, en la que esperamos que el mayor vencedor sea la democracia, y que podamos vencer al abstencionismo, pero ¿Cuántos de esos 98 millones de mexicanos que votarán tomaron su decisión basados en lo que leyeron en redes sociales?

Analicémoslo juntos hoy.

En este 2024, México enfrenta un panorama electoral que resuena con un eco digital sin precedentes. Las redes sociales no solo son el nuevo escenario de debate, sino también el campo de batalla donde se libra la lucha por cada voto.

Es fascinante y, al mismo tiempo, inquietante observar cómo estas plataformas han transformado la forma en que percibimos y participamos en el proceso democrático.

El Instituto Nacional Electoral (INE) nos proporciona datos reveladores: más de 98 millones de personas están en la lista nominal, y entre ellos, de los 37,8 millones de jóvenes que votan en México, 15 millones de jóvenes de 18 a 24 años votarán por primera vez, y de ellos 35,3 millones usan redes sociales todos los días. Estos jóvenes, inmersos en el mundo digital, son el nuevo objetivo de los partidos políticos. La franja de edad que va de los 18 a los 39 años, que incluye millennials y centennials, constituye casi el 48% del total de votantes. ¡Casi la mitad del universo electoral se informa principalmente a través de medios digitales!

Las estadísticas de la Encuesta Nacional Sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) respaldan esta realidad. En México, hay 93 millones de internautas, siendo los jóvenes de 18 a 34 años los más activos en la red. Este cambio en los hábitos de consumo de información obliga a los políticos a adaptarse y a replantear sus estrategias de comunicación.

No es sorprendente entonces que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) reporte una disminución en las audiencias de radio y televisión. Solo el 8.9% de las personas escuchan radio y el 14.1% ve televisión. Estas cifras palidecen en comparación con la omnipresencia de las redes sociales y el internet, que se han convertido en las fuentes primarias de información para muchos.

Y toda esta numeralia lleva inmersa dentro una fuerte trampa amigo lector.

Aquí radica un dilema crucial: las leyes electorales en México no han evolucionado al mismo ritmo que la tecnología. Los medios tradicionales están fuertemente regulados, mientras que las plataformas digitales permanecen en una especie de tierra de nadie. Esto permite que partidos y actores políticos realicen prácticas cuestionables sin temor a sanciones. ¿No es paradójico, amigo lector, que, en un mundo tan interconectado, nuestras leyes sigan atrapadas en el pasado?

Las redes sociales han demostrado ser herramientas poderosas para la movilización y la comunicación política. Según encuestas recientes, el 68% de los ciudadanos percibe que las redes sociales influyen significativamente en el voto, y un 77% las considera efectivas para los candidatos. Sin embargo, más allá de la promoción política, estas plataformas son vistas como garantes de la libertad de expresión y como contrapesos a los medios tradicionales.

Los ciudadanos usan las redes para expresar sus opiniones y comunicarse con el gobierno. Un 76% de los mexicanos cree que, gracias a las redes sociales, el gobierno no puede ocultar cosas, y el 60% siente que estas plataformas dan más poder político a la ciudadanía. Las redes sociales permiten una conversación continua y abierta con el entorno, facilitando la transparencia y la rendición de cuentas.

Es esencial que los gobiernos municipales y las administraciones públicas se adapten a esta nueva realidad digital. La incorporación de herramientas como Facebook, Tiktok e Instagram en la gestión pública puede revolucionar la participación y la comunicación tanto en el ámbito institucional como en la cultura ciudadana.

Sin embargo, es fundamental evaluar y determinar las necesidades específicas a las que se pretende dar respuesta con estas herramientas para evitar la duplicidad de esfuerzos. Las redes sociales no son solo un canal de información, sino un puente entre los gobiernos y sus ciudadanos.

La apertura y la transparencia gubernamental son demandas constantes en las sociedades democráticas. Hoy, las redes sociales juegan un papel crucial en la transformación del actuar gubernamental.

Estimado lector, el futuro de nuestra democracia depende de cómo utilicemos estas herramientas para construir un México más transparente, participativo y justo. Las redes sociales son la nueva ágora de la democracia moderna, y nosotros, como ciudadanos, debemos aprender a navegar en ellas con responsabilidad y conciencia.

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