/ sábado 24 de agosto de 2024

Gryita.com / El laberinto de los malos hábitos

Es como estar en una jaula invisible.

Tener las manos atadas, pero también la voluntad, el ánimo e incluso en ciertos momentos las ganas de vivir.

Sentirse como alguna vez escuché a mi gran amigo el Bony, "harto de lo harto" sin poder encontrar una salida, repetir y repetir las mismas acciones con iguales resultados, todos funestos, todos negativos y muy desagradables.

Aunque pareciera un círculo vicioso que no se mueve del mismo lugar, más bien es una espiral descendente que en cada vuelta por escenarios semejantes no vuelve al mismo lugar sino que avanza hacia un fondo que a simple vista, no se ve.

Deterioro físico, moral, emocional y espiritual, cansancio, frustración y desequilibrio, pérdidas económicas y sociales, daño a la autoimagen, aislamiento y, en ciertos casos, abandono.

Da la impresión de ser tan fácil como dar un paso en cualquier dirección y simplemente decir "no más", pero desafortunadamente no es así.

Es como una fuerza interior que “toma el control” del pensamiento y de forma sutil, casi imperceptible, sugiere como bueno, positivo y edificante aquello que en más de una ocasión ha sido un mensajero del averno y te ha provocado resultados de malos a terribles.

De pronto suena como si la alternativa más sencilla, a la mano y posible, es volver sobre tus pasos y empezar con "solo un poco" para terminar en "demasiado" y volver a vivir aquella sensación de vacío paradójico que da la llenura cuando corresponde a aquello, que al menos para ti en cierta cantidad, se ha convertido en un veneno y que por cierto en muchos casos también simplemente lo es.

Es muy fácil verlo cuando hablamos de sustancias tan permitidas como nocivas como el tabaco o el alcohol, pero se manifiesta en muchas otras que arropan nuestro incansable deseo de obtener placer y satisfacción inmediata.

Mucho más complicado analizarlo en aquellas que supuestamente a juzgar por su venta, consumo y marketing son inofensivas, pero cuando profundizamos en ellas podemos descubrir un verdadero universo de elementos adversos y que poco a poco han ido minando nuestra condición de vida como especie.

El azúcar, la sal, la harina blanca, los industrializados, refrescos embotellados, jugos, extractos, y toda la gama de comida chatarra al alcance de todos y todas, sin importar la edad, sexo, raza, preferencias, religión, ni condición económica.

La dependencia a personas, asociaciones, grupos o actividades pueden aplicar en este tema, las relaciones tóxicas cumplen perfectamente con convertirse en esas pesadas cadenas invisibles que pueden hacer desdichada la vida de cualquiera sin que aparentemente pueda liberarse.

Por último el contenido, vivir atado a las relaciones de agresividad pasiva o violencia psicológica, al uso indiscriminado de las redes sociales en sus aspectos más negativos, la incapacidad para poner límites y tolerar agresiones, maltrato, abusos, crítica destructiva u ofensas, en cualquiera de sus formas o disfraces, también aplica.

Al final haces lo que no quieres y quisieras hacer lo que no haces, el dolor, la cruda física y moral, el arrepentimiento y la culpabilidad, además de los resultados visibles te hacen saber y recordar que has elegido mal por enésima ocasión y que tal vez te conviene hacer un cambio.

Hacer algo, dejar de hacer algo o ambas.

Hoy puede ser un buen día para detenerte y tomar una decisión y así de una vez por todas cambiar de rumbo.

Te aseguro que es posible, si no puedes solo o sola busca ayuda.

Sí se puede. Escríbeme.

RE-GENERACIÓN 19

gryitafuerte@gmail.com

fb: Gryita Fuerte

Es como estar en una jaula invisible.

Tener las manos atadas, pero también la voluntad, el ánimo e incluso en ciertos momentos las ganas de vivir.

Sentirse como alguna vez escuché a mi gran amigo el Bony, "harto de lo harto" sin poder encontrar una salida, repetir y repetir las mismas acciones con iguales resultados, todos funestos, todos negativos y muy desagradables.

Aunque pareciera un círculo vicioso que no se mueve del mismo lugar, más bien es una espiral descendente que en cada vuelta por escenarios semejantes no vuelve al mismo lugar sino que avanza hacia un fondo que a simple vista, no se ve.

Deterioro físico, moral, emocional y espiritual, cansancio, frustración y desequilibrio, pérdidas económicas y sociales, daño a la autoimagen, aislamiento y, en ciertos casos, abandono.

Da la impresión de ser tan fácil como dar un paso en cualquier dirección y simplemente decir "no más", pero desafortunadamente no es así.

Es como una fuerza interior que “toma el control” del pensamiento y de forma sutil, casi imperceptible, sugiere como bueno, positivo y edificante aquello que en más de una ocasión ha sido un mensajero del averno y te ha provocado resultados de malos a terribles.

De pronto suena como si la alternativa más sencilla, a la mano y posible, es volver sobre tus pasos y empezar con "solo un poco" para terminar en "demasiado" y volver a vivir aquella sensación de vacío paradójico que da la llenura cuando corresponde a aquello, que al menos para ti en cierta cantidad, se ha convertido en un veneno y que por cierto en muchos casos también simplemente lo es.

Es muy fácil verlo cuando hablamos de sustancias tan permitidas como nocivas como el tabaco o el alcohol, pero se manifiesta en muchas otras que arropan nuestro incansable deseo de obtener placer y satisfacción inmediata.

Mucho más complicado analizarlo en aquellas que supuestamente a juzgar por su venta, consumo y marketing son inofensivas, pero cuando profundizamos en ellas podemos descubrir un verdadero universo de elementos adversos y que poco a poco han ido minando nuestra condición de vida como especie.

El azúcar, la sal, la harina blanca, los industrializados, refrescos embotellados, jugos, extractos, y toda la gama de comida chatarra al alcance de todos y todas, sin importar la edad, sexo, raza, preferencias, religión, ni condición económica.

La dependencia a personas, asociaciones, grupos o actividades pueden aplicar en este tema, las relaciones tóxicas cumplen perfectamente con convertirse en esas pesadas cadenas invisibles que pueden hacer desdichada la vida de cualquiera sin que aparentemente pueda liberarse.

Por último el contenido, vivir atado a las relaciones de agresividad pasiva o violencia psicológica, al uso indiscriminado de las redes sociales en sus aspectos más negativos, la incapacidad para poner límites y tolerar agresiones, maltrato, abusos, crítica destructiva u ofensas, en cualquiera de sus formas o disfraces, también aplica.

Al final haces lo que no quieres y quisieras hacer lo que no haces, el dolor, la cruda física y moral, el arrepentimiento y la culpabilidad, además de los resultados visibles te hacen saber y recordar que has elegido mal por enésima ocasión y que tal vez te conviene hacer un cambio.

Hacer algo, dejar de hacer algo o ambas.

Hoy puede ser un buen día para detenerte y tomar una decisión y así de una vez por todas cambiar de rumbo.

Te aseguro que es posible, si no puedes solo o sola busca ayuda.

Sí se puede. Escríbeme.

RE-GENERACIÓN 19

gryitafuerte@gmail.com

fb: Gryita Fuerte