Había una vez:
Un lugar llamado ORUTUF en el cual existía una gran variedad de vida, los ríos, mares y los bastos espacios firmes rebosaban de belleza y de una sinfonía de sonidos, con la cual el mas grande compositor solo podía soñar, los días y noches eran estruendosamente perfectos, todas las especies compartían sin acaparar, cada una de ellas tenía muy claro su rol sobre ORUTUF, y así generación tras generación, hasta que un día algo rompió la energía de tan prístino sitio.
Nadie sabe cómo llegaron, pero desde el momento en el que sus pies se posaron sobre el suelo del planeta, el destino cambió para sus habitantes originarios, dando paso al miedo y a la devastación.
Los recién llegados comenzaron con una pequeña comuna, a la que los locales refieren como OLLORRASED, desde donde comenzaron las incursiones abarcando poco a poco más espacio, derribando los hogares de los que por miles de años habían sido, los arquitectos creadores de tan espléndido paisaje.
En un mundo natural nada es contaminante, cada una de las especies originales de este lugar, participaba en un ritual con el que nada estaba fuera de lugar, ellos lo llamaban el HILO.
¿En qué consistía el hilo?
Simplemente era el ciclo biológico natural sin excusas ni ambición por parte de todos, en la mente de cada organismo sobre ORUTUF estaba marcado este hilo, cuando un árbol nacía ya sabía cuál sería su función para con los demás, y así todos, desde el microorganismo más pequeñito hasta los grandes habitantes de los océanos, nadie estaba fuera de esta delgada línea que cual trapecista, mantenía el equilibrio de todo un planeta.
Pero esta frágil e importante línea se rompió, cuando los nuevos exploradores comenzaron a asesinar y depredar sin razón alguna a los habitantes originarios, y lo peor fue cuando profanaron el suelo para extraer los cuerpos descompuestos de los ancestros, los cuales después de millones de años se habían convertido en un líquido negro que descansaba en lo profundo del planeta, los exploradores convirtieron los restos fósiles de sus ancestros en algo que les facilitaría la vida, en la lengua original lo conocían como OELORTEP, y este fue el inicio del fin de la belleza de ORUTUF ya que al profanar a sus muertos milenarios, desencadenaron una maldición según la leyenda, si un ancestro sale de su aposento jamás regresará, ya que por ser un muerto viviente tardará mil años en desaparecer contaminando todo lo que toque, y sus vapores de inframundo destruirán la bóveda estrellada, pero aunque los visitantes tenían gran inteligencia y sabían que todo lo que estaban haciendo estaba mal, no les importó.
Cual plaga, fueron eliminando uno a uno los habitantes originarios, pequeños bastiones aún luchan por sobrevivir a la desmedida ambición de los exploradores, los cuales ya están planeando que, cuando ORUTUF ya no les sea útil, migrar a otro planeta para seguir su sendero sin escrúpulos.
Yo soy parte de esta raza de exploradores, apenado y angustiado, escribo estas líneas para dejar un mensaje a los planetas que aún no han sido tocados por las botas de este extraño enemigo, y para tratar de espabilar la conciencia de algunos de mis congéneres, para evitar la estocada final, a lo que queda del hermoso ORUTUF.
Pd. Logre traducir un poco de su lenguaje. ORUTUF, “futuro”
OLLORRASED, “desarrollo”
OELORTEP, “petróleo”
Y a nuestra raza la llaman SOCOL-SOTNOT, “tontos locos”
Espero este mensaje llegue a todos los planetas y así evitar repetir esta triste historia.
O ¿usted qué opina?
Regeneración 19.