/ domingo 17 de abril de 2022

Flores de Semana Mayor

1.- COMPASIÓN

De una manera nítida en Lucas, Jesús, el Maestro, narra a sus seguidores la parábola de un samaritano que ayuda a un judío asaltado por ladrones al que muchos ven y pasan de largo, incluidos un sacerdote y un levita. Pero él, aunque no era bien visto por los judíos, lo sube a su burro, lo lleva a la posada y les pide lo cuiden, que él pagará por ello a su regreso.

Jesús entonces preguntó a sus atentos escuchas: “¿quién es el prójimo de ese hombre?” Aquel que tuvo compasión de él, le respondieron.

Pues entonces vayan y hagan ustedes otro tanto, les dijo el Rabí.

En el Libro Santo se lee: “¿Cómo podemos decir que amamos a Dios, al que no vemos y no amamos al prójimo que está a nuestro lado..?”

2.- EL TEMPLO

Nunca nadie había visto a Jesús tan enojado. Visiblemente molesto y fuera de sí, arremetió contra los cambistas de monedas, los vendedores de animales para el sacrificio a Yahvé y las mesas de los mercaderes que se encontraban en la entrada del Templo de Salomón.

Y ante la mirada atónita de todos, fieles y sacerdotes, derribó las jaulas, esparció el dinero por el suelo y espantó los animales que estaban esperando ser sacrificados, diciendo inflamado con santa ira: “Mi Casa es Casa de oración y ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”.

En el Libro Santo se lee: “Misericordia quiero, no sacrificio”.

Y en otra parte: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos…”

3.- LA CENA

Con hierbas amargas y pan sin levadura, como lo mandaba el texto del Éxodo, Cristo comió con sus discípulos el Cordero Pascual, que les recordaba sus dolores de Egipto y el amor con que Yahvé les liberó de la esclavitud y de la soberbia del Faraón.

Antes del ritual, quiso dar una postrera lección de humildad a sus discípulos. De rodillas lavó los pies de cada uno, mientras les decía: “Si Yo que soy su Maestro hago esto con ustedes, ¿no deberían hacer lo mismo con los demás?”

El resto del memorial se cumplió como estaba escrito. Cuando más tarde el Señor fue llevado para ser inmolado y redimir con su Sangre de esa otra esclavitud que sin misericordia ata al hombre y que es el desamor, el antiguo rito adquirió un nuevo sentido: ahora Él era el Cordero, por cuyo sacrificio se abrió la posibilidad la compartir la vida eterna, que más tarde tendrían quienes confiaron en su Palabra.

4.- EL PROCURADOR ROMANO

¿Qué es la verdad? Replicó a Cristo el vanidoso representante del César en la dominada Jerusalén, ante su afirmación de que Él había venido a este mundo “para dar testimonio de la verdad”. El Maestro no contestó.

Pilato entonces le dijo amenazante: “¿a mí no me contestas? ¿Sabes que yo tengo el poder para condenarte o para liberarte?” Y Jesús le dijo: “No tendrías ese poder, si no te hubiera sido dado desde lo Alto”. Y ahora quien no contestó fue el Procurador.

Si todos los gobernantes de esta Tierra fueran conscientes de esta verdad, no andarían por ahí presumiendo de un poder que les fue prestado por un tiempo para servir a todos los que han sido puestos bajo su resguardo, por un Poder superior a ellos.

5.- CRISTO Y SUS TEMPLOS… AHORA

En un bellísimo soneto, el poeta español Rafael Alberti pregunta a Jesús si sabe cuál será la razón por la que sus iglesias están casi siempre vacías… (salvo en algunas ceremonias estacionales como Navidad y Semana Santa) y si acaso su corazón no se entristecía por eso ni le deprimía ver cómo ya a casi nadie conmueve el sacrificio de esa redención que trajo a la humanidad, para liberarla de la esclavitud del desamor. Y cómo los pocos que aún van tal vez lo buscan “pero no lo encuentran en ninguna parte”.

Aunque el Señor no contesta, una explicación del abandono que siente el Redentor por parte de sus redimidos podría estar en el hecho simple de que las personas vamos a las iglesias a rezar porque sin duda creemos en Él… pero en el fondo no le creemos a Él. Porque si así fuera lo encontraríamos en nuestros semejantes: en el niño maltratado, en el pobre marginado y en la mujer discriminada y olvidada por todos. O sea que no hemos finalmente entendido que la fe sin obras es vana.

Tal vez por eso el escritor inglés G.K. Chesterton afirmó: “No es que el Cristianismo haya fracasado; lo que sucede es que nunca ha sido puesto en práctica…”

“…Escondiste esto a los sabios

y lo revelaste a los niños…”

Mat. 11.25

1.- COMPASIÓN

De una manera nítida en Lucas, Jesús, el Maestro, narra a sus seguidores la parábola de un samaritano que ayuda a un judío asaltado por ladrones al que muchos ven y pasan de largo, incluidos un sacerdote y un levita. Pero él, aunque no era bien visto por los judíos, lo sube a su burro, lo lleva a la posada y les pide lo cuiden, que él pagará por ello a su regreso.

Jesús entonces preguntó a sus atentos escuchas: “¿quién es el prójimo de ese hombre?” Aquel que tuvo compasión de él, le respondieron.

Pues entonces vayan y hagan ustedes otro tanto, les dijo el Rabí.

En el Libro Santo se lee: “¿Cómo podemos decir que amamos a Dios, al que no vemos y no amamos al prójimo que está a nuestro lado..?”

2.- EL TEMPLO

Nunca nadie había visto a Jesús tan enojado. Visiblemente molesto y fuera de sí, arremetió contra los cambistas de monedas, los vendedores de animales para el sacrificio a Yahvé y las mesas de los mercaderes que se encontraban en la entrada del Templo de Salomón.

Y ante la mirada atónita de todos, fieles y sacerdotes, derribó las jaulas, esparció el dinero por el suelo y espantó los animales que estaban esperando ser sacrificados, diciendo inflamado con santa ira: “Mi Casa es Casa de oración y ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”.

En el Libro Santo se lee: “Misericordia quiero, no sacrificio”.

Y en otra parte: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos…”

3.- LA CENA

Con hierbas amargas y pan sin levadura, como lo mandaba el texto del Éxodo, Cristo comió con sus discípulos el Cordero Pascual, que les recordaba sus dolores de Egipto y el amor con que Yahvé les liberó de la esclavitud y de la soberbia del Faraón.

Antes del ritual, quiso dar una postrera lección de humildad a sus discípulos. De rodillas lavó los pies de cada uno, mientras les decía: “Si Yo que soy su Maestro hago esto con ustedes, ¿no deberían hacer lo mismo con los demás?”

El resto del memorial se cumplió como estaba escrito. Cuando más tarde el Señor fue llevado para ser inmolado y redimir con su Sangre de esa otra esclavitud que sin misericordia ata al hombre y que es el desamor, el antiguo rito adquirió un nuevo sentido: ahora Él era el Cordero, por cuyo sacrificio se abrió la posibilidad la compartir la vida eterna, que más tarde tendrían quienes confiaron en su Palabra.

4.- EL PROCURADOR ROMANO

¿Qué es la verdad? Replicó a Cristo el vanidoso representante del César en la dominada Jerusalén, ante su afirmación de que Él había venido a este mundo “para dar testimonio de la verdad”. El Maestro no contestó.

Pilato entonces le dijo amenazante: “¿a mí no me contestas? ¿Sabes que yo tengo el poder para condenarte o para liberarte?” Y Jesús le dijo: “No tendrías ese poder, si no te hubiera sido dado desde lo Alto”. Y ahora quien no contestó fue el Procurador.

Si todos los gobernantes de esta Tierra fueran conscientes de esta verdad, no andarían por ahí presumiendo de un poder que les fue prestado por un tiempo para servir a todos los que han sido puestos bajo su resguardo, por un Poder superior a ellos.

5.- CRISTO Y SUS TEMPLOS… AHORA

En un bellísimo soneto, el poeta español Rafael Alberti pregunta a Jesús si sabe cuál será la razón por la que sus iglesias están casi siempre vacías… (salvo en algunas ceremonias estacionales como Navidad y Semana Santa) y si acaso su corazón no se entristecía por eso ni le deprimía ver cómo ya a casi nadie conmueve el sacrificio de esa redención que trajo a la humanidad, para liberarla de la esclavitud del desamor. Y cómo los pocos que aún van tal vez lo buscan “pero no lo encuentran en ninguna parte”.

Aunque el Señor no contesta, una explicación del abandono que siente el Redentor por parte de sus redimidos podría estar en el hecho simple de que las personas vamos a las iglesias a rezar porque sin duda creemos en Él… pero en el fondo no le creemos a Él. Porque si así fuera lo encontraríamos en nuestros semejantes: en el niño maltratado, en el pobre marginado y en la mujer discriminada y olvidada por todos. O sea que no hemos finalmente entendido que la fe sin obras es vana.

Tal vez por eso el escritor inglés G.K. Chesterton afirmó: “No es que el Cristianismo haya fracasado; lo que sucede es que nunca ha sido puesto en práctica…”

“…Escondiste esto a los sabios

y lo revelaste a los niños…”

Mat. 11.25