A los 35 años los baby boomers tenían el 21% de la riqueza del país. A esa misma edad, la Generación X tenía el 8% y los millennials que tendrán 35 años en 2023 tendrán por entonces solo el 5% de la riqueza, pese a ser el 22% de la población. Algo ha fallado.
La autora Anne Helen Petersen en su libro “No puedo más. Cómo se convirtieron los millennials en la generación quemada”, nos explica como la generación millennials accedieron al mercado laboral durante la gran recesión de 2008 y hoy, en su mayoría cuando se supone que deberían estar formando una familia y escalando en el trabajo, siguen atrapados en el mismo sitio: con bajos salarios, incapaces de ahorrar, enfrentados a otro cataclismo global, el de la pandemia, y ante un futuro incierto que pinta a catastrófico por el calentamiento global.
Pero sobre todo, los millennials están agotados, exhaustos, cansados de trabajar como robots, asfixiados interiormente por la adicción a las redes sociales y al ciclo de noticias que nunca acaba.
Estamos inmersos en un proceso de radicalización, contrario a las generaciones anteriores, donde la sensación era completamente opuesta.
Por un lado vemos a personas dándose cuenta de que el trabajo no debería ser el centro de su vida, de que no puede ser que nos hayamos entrenado para trabajar como robots. Y en el otro lado tienes a los que sienten que el orden social está colapsando.
Este libro es muy clarificador porque nos muestras una mezcla de análisis macroeconómico y estadísticas muy ilustrativas con experiencias que describen a toda una generación: una de las más politizadas que, sin embargo, se siente defraudada por los partidos y las instituciones.
Culta e inquieta, aunque le dedica más horas a las redes sociales. ¿Seguiremos igual de agotados y sobreexplotados a los 50, dando likes cómo zombis? ¿Y qué hay de la Generación Z?
Mayores sanciones por adulteración de medicamentos
Los contagios de Covid-19, aumentaron la demanda de medicamentos, vacunas y reactivos. Por ello, el Senado aprobó una reforma a la Ley General de Salud con el fin de: incrementar hasta en un tercio las sanciones por la adulteración, falsificación, contaminación o alteración de insumos médicos.
A fin de prevenir, detectar, tratar o curar alguna enfermedad causada por una epidemia grave.
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