Por. Luis Humberto Fernández
La inteligencia artificial es una de las fuerzas que está definiendo el mundo y estas últimas semanas se dio un hecho que sin duda será trascendente; el Consejo de Europa aprobó el primer Tratado Internacional sobre Inteligencia Artificial. Esta iniciativa que se trabajó por más de dos años es la primera en su tipo, y consiste en un marco legal vinculante para la regulación de la IA, que controla su uso exigiendo mayor transparencia y el respeto a los derechos humanos en los 46 países que conforman el Consejo. También podrán suscribir el acuerdo los 11 países no miembros que participaron en las negociaciones, entre los que se encuentran Estados Unidos, Israel, Japón y México.
Sin embargo, esto puede resultar insuficiente, ya que hay intentos anteriores que fracasaron, como la tregua que pidieron Elon Musk, Wozniak y otros expertos en tecnología para frenar durante 6 meses el desarrollo de inteligencia artificial debido a los riesgos que supone para la sociedad. Durante la tregua, el mismo Musk compró 10 mil tarjetas gráficas para desarrollar en secreto un proyecto de IA para competir con ChatGPT. También hubo advertencias del uso de la tecnología y la IA por Geoffrey Hinton, conocido como “el padrino de la inteligencia artificial”, quien renunció a Google para exponer los peligros de esta herramienta.
El tema no es de tecnología, es sobre el futuro de la humanidad. El desarrollo de la IA sin regulaciones puede ocasionar graves daños. El mismo ChatGPT asegura que para 2025 podrían perderse alrededor de 85 millones de empleos debido a la automatización y para 2030, este número podría incrementar hasta 800 millones, acrecentando el desempleo en todo el mundo. Otras repercusiones también son los ataques cibernéticos de la IA, de los cuales las empresas podrían pagar hasta 5 billones de dólares en los próximos 5 años. También está el tema emocional y social que podrían desencadenar más crisis en el futuro, al realizar prácticamente todas nuestras interacciones desde pantallas o asistentes virtuales.
Por eso en México es de destacar el trabajo del presidente López Obrador y la Dra. Claudia Sheinbaum, que han hecho del humanismo un eje del gobierno, hoy más que nunca debemos centrarnos sobre lo humano por encima de los intereses económicos de mercado.
La tecnología debe ser una herramienta para potenciar las capacidades humanas en beneficio de la sociedad, no puede ser un instrumento para excluir. Por lo que estoy seguro de que en los próximos años los temas de desarrollo de inteligencia artificial en México adquirirán un papel central en la agenda pública, y se abordarán desde una perspectiva responsable y comprometida con el bienestar de todas y todos los mexicanos.