/ viernes 30 de octubre de 2020

El Espectador | Iberdrola no es bienvenida en México

Este frente de batalla entre empresarios españoles y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se abrió por una sencilla pregunta. Inofensiva en otro contexto, pero punzante puesta bajo la mirada de la nueva administración. James Brand, de Deutsche Bank, y Fernando García, del Royal Bank of Canada, preguntaron sobre México. Era la conferencia con analistas e inversionistas de Iberdrola, estaba Ignacio Galán, presidente y CEO de la empresa española; Ignacio Cuenca Arambarri, encargado de relación con inversionistas; José Sainz, el Jefe de Finanzas; y Pedro Azagra Blazquez, director de desarrollo corporativo y fusiones y adquisiciones.

“¿Los cambios regulatorios recientes provocan que esté menos dispuesto a invertir fuertemente en México en los próximos años?”, sonó en la llamada en la que se discutían los resultados financieros correspondientes al tercer trimestre del año de Iberdrola.

“No estamos haciendo la política energética, la política energética la está haciendo el gobierno”, dijo tranquilamente Ignacio Galán. Es una pregunta que difícilmente responden ante reporteros los líderes de las compañías que tienen intereses en México. La pregunta desde la tribuna de la prensa puede sonar una y otra vez, pero ellos no se atreverán a decir algo que comprometa sus inversiones en el país. Serán discretos, como siempre lo han sido. Incluso rayando en el temor.

“Si un gobierno está dando la bienvenida a la inversión en ciertas áreas, creo que vamos. Si el gobierno no está dando la bienvenida a la inversión, no vamos a invertir. Y creo que estamos en este momento”, agregó el CEO de Iberdrola.

Los temores de los inversionistas, de los hombres de negocios, se expresaron públicamente en esa conferencia telefónica. Pocos extranjeros habían entrado al terreno verbal de López Obrador, presidente de México.

Si hay un marco de negociación razonable, dijo, vendrán a invertir. En cualquier caso, minimizó su inversión en México, pues anunciaron ese día una transacción en Estados Unidos del mismo tamaño de la que ya tienen en este país. “Entonces, creo que aproximadamente en México, tenemos 10 mil millones de euros y esta transacción es de 8 mil millones o 9 mil millones de euros, que es muy similar”.

Un día después de que habló Galán, el presidente de México respondió: “En el caso de Iberdrola, una empresa española que empieza a construir plantas de generación de energía, les otorgan contratos muy jugosos los funcionarios del gobierno, pero llega a tanto el arreglo, la asociación entre particulares y funcionarios, que en esta empresa trabajan quienes eran funcionarios cuando se les entregaron esos contratos, la secretaria de Energía del gobierno de México pasó a ser funcionaria de Iberdrola, pero ya en el extremo del descaro el expresidente Calderón fue nombrado consejero de Iberdrola”.

Alfonso Romo, Jefe de la Oficina de la Presidencia, dijo esta semana que algo sucede que no se están comunicando bien. Y pidió no abrir más frentes de batalla con el Presidente.

Este frente de batalla entre empresarios españoles y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se abrió por una sencilla pregunta. Inofensiva en otro contexto, pero punzante puesta bajo la mirada de la nueva administración. James Brand, de Deutsche Bank, y Fernando García, del Royal Bank of Canada, preguntaron sobre México. Era la conferencia con analistas e inversionistas de Iberdrola, estaba Ignacio Galán, presidente y CEO de la empresa española; Ignacio Cuenca Arambarri, encargado de relación con inversionistas; José Sainz, el Jefe de Finanzas; y Pedro Azagra Blazquez, director de desarrollo corporativo y fusiones y adquisiciones.

“¿Los cambios regulatorios recientes provocan que esté menos dispuesto a invertir fuertemente en México en los próximos años?”, sonó en la llamada en la que se discutían los resultados financieros correspondientes al tercer trimestre del año de Iberdrola.

“No estamos haciendo la política energética, la política energética la está haciendo el gobierno”, dijo tranquilamente Ignacio Galán. Es una pregunta que difícilmente responden ante reporteros los líderes de las compañías que tienen intereses en México. La pregunta desde la tribuna de la prensa puede sonar una y otra vez, pero ellos no se atreverán a decir algo que comprometa sus inversiones en el país. Serán discretos, como siempre lo han sido. Incluso rayando en el temor.

“Si un gobierno está dando la bienvenida a la inversión en ciertas áreas, creo que vamos. Si el gobierno no está dando la bienvenida a la inversión, no vamos a invertir. Y creo que estamos en este momento”, agregó el CEO de Iberdrola.

Los temores de los inversionistas, de los hombres de negocios, se expresaron públicamente en esa conferencia telefónica. Pocos extranjeros habían entrado al terreno verbal de López Obrador, presidente de México.

Si hay un marco de negociación razonable, dijo, vendrán a invertir. En cualquier caso, minimizó su inversión en México, pues anunciaron ese día una transacción en Estados Unidos del mismo tamaño de la que ya tienen en este país. “Entonces, creo que aproximadamente en México, tenemos 10 mil millones de euros y esta transacción es de 8 mil millones o 9 mil millones de euros, que es muy similar”.

Un día después de que habló Galán, el presidente de México respondió: “En el caso de Iberdrola, una empresa española que empieza a construir plantas de generación de energía, les otorgan contratos muy jugosos los funcionarios del gobierno, pero llega a tanto el arreglo, la asociación entre particulares y funcionarios, que en esta empresa trabajan quienes eran funcionarios cuando se les entregaron esos contratos, la secretaria de Energía del gobierno de México pasó a ser funcionaria de Iberdrola, pero ya en el extremo del descaro el expresidente Calderón fue nombrado consejero de Iberdrola”.

Alfonso Romo, Jefe de la Oficina de la Presidencia, dijo esta semana que algo sucede que no se están comunicando bien. Y pidió no abrir más frentes de batalla con el Presidente.

ÚLTIMASCOLUMNAS