/ domingo 14 de julio de 2024

El cumpleaños del perro / Sobre Stanley Kubrick

Stanley Kubrick decía que “una película es o debería ser más parecida a la música que a la ficción. Debe ser una progresión de estados de ánimo y sentimientos. El tema viene detrás de la emoción, el sentido, después.”

Steven Spielberg opinaba sobre la obra de Kubrick: “Nunca hacía la misma película. Cada película es de un género diferente, una historia diferente y un riesgo diferente. La única cosa que unía a todas esas películas era el increíble virtuosismo que él tenía en su artesanía”.

En 1968, la revista Playboy publicó una entrevista a Kubrick, a propósito de su entonces reciente filme “2001: Odisea del espacio”:

“2001 es una experiencia no verbal; de dos horas y 19 minutos de película, sólo hay un poco menos de 40 minutos de diálogo. Traté de crear una experiencia visual que trascendiera las limitaciones del lenguaje y penetrara directamente en el subconsciente con su carga emotiva y filosófica. Como diría McLuhan, en 2001 el mensaje es el medio. Quise que la película fuera una experiencia intensamente subjetiva que alcanzara al espectador a un nivel interno de conciencia como lo hace la música; "explicar" una sinfonía de Beethoven sería castrarla levantando una barrera artificial entre la concepción y la apreciación. Eres libre de especular como quieras acerca del significado filosófico y alegórico del film -- y esa especulación es una indicación de que ha triunfado en llevar a la audiencia a un nivel más profundo -- pero no quiero trazar un camino verbal para 2001 que cada espectador se sienta obligado a seguir o incluso tema haber perdido el hilo. Creo que si 2001 triunfa, es en llegar a un amplio espectro de gente que no había tenido un pensamiento sobre el destino del hombre, su papel en el cosmos y su relación con más altas formas de vida. Pero incluso en el caso de alguien que es más inteligente, ciertas ideas encontradas en 2001 pueden, si se presentan como abstracciones, caer a menudo sin vida y es automáticamente asignado a la oportuna categoría intelectual; experimentado en un contexto cinematográfico visual y emocional, sin embargo, tocan la fibra más profunda de la existencia de cada uno”.

“Cuanto podríamos apreciar hoy La Gioconda si Leonardo hubiera escrito en la parte inferior del cuadro: "Esta mujer está sonriendo porque tiene los dientes careados" -- o "porque está escondiendo un secreto de su amante". Hubiera quitado la apreciación del que lo contempla y le hubiera puesto en otra "realidad" distinta de la suya propia. No quería que eso pasara con 2001”.

“La verdadera naturaleza de la experiencia visual en 2001 es darle al espectador una instantánea y visceral reacción que no puede -- y no debe -- requerir de otra amplificación. Hablando en términos generales, sin embargo, diría que hay elementos en cualquier buena película que pueden incrementar el interés y la apreciación del espectador en un segundo visionado; el momento de una película a menudo previene cada detalle estimulante o matiz de tener un completo impacto la primera vez que es visto. La idea de que una película solo debe ser vista una vez es una extensión de nuestra concepción tradicional de un film como un entretenimiento efímero más que como una obra de arte visual. No creemos que podamos escuchar una gran pieza de música una sola vez, o ver una gran pintura una vez, o incluso leer un gran libro una sola vez. Pero el cine ha sido hasta hace pocos años, excluido de la categoría de arte -- una situación que me alegra esté finalmente cambiando”. Stanley Kubrick / 1928-2000 fue un director cuyos filmes -la mayoría adaptaciones de novelas conocidas-, a través de una narración visual muy personal, alcanzaron independencia y soltura del texto literario. Porque Kubrick supo extraer de la literatura lo mismo que a Buñuel le interesaba: la sugerencia, la ambigüedad y las posibilidades ontológicas de los personajes.

Kubrick no se ocupó de explicarnos las causas sino las consecuencias de los actos humanos. Alex, el sicópata de Naranja Mecánica, y el demente de El Resplandor, no contienen premisas moralistas ni freudianas para Kubrick; éste los atrapa con las tenazas de su propia libertad. Cosa, además, contradictoria. Por una parte los aprisiona y los ata; por otra, los deja ser para que derrumben los muros de sus limitaciones, así como las de la moral y de la ley.

Se ha dicho que Kubrick fue irreverente y que navegó a contracorriente de la gran industria del celuloide. Kubrick más bien abogó por los sentimientos, miedos y espantos del hombre: en Casta de malditos (The killing), la historia de cuatro asaltantes a un hipódromo, se solidarizó con sus motivos; en Cara de guerra (Full metal jacket), despiadada e irónica visión sobre la guerra de Vietnam, hizo saber su irritación y rechazo por una guerra estúpida; en Dr. Strangelove planteó una revisión satírica de la estupidez del hombre por querer la supremacía geopolítica), o en Ojos bien cerrados (Eyes Wide Shut) escudriñó las relaciones infla-surrealistas de la pareja y su erotismo como ruta de expiación

Kubrick no ofreció soluciones (no es labor del artista) ni se dejó llevar por las concesiones del cine comercial. En su filmografía dejó la huella de un artista de la lente (y un par de cintas de culto: Naranja mecánica y 2001: Odisea del espacio) que necesitó tiempo, espacio en la geografía intelectual para dar una mirada del mundo que le tocó vivir.

¿Qué decir del cine de un artista como Stanley Kubrick que incluyó magistralmente música culta, textos literarios (tuvo a Nabokov como guionista), visiones futuristas, extravagancias visuales, efecto iceberg (en Casta de malditos), y que fue obcecadamente fiel a sus propósitos estéticos a tal grado de hacerle una autopsia a las psiquis de sus personajes?

Él mismo lo dijo alguna vez: "No podremos ocuparnos de lo que funciona realmente mal en el mundo, mientras no reconozcamos en el fondo de nosotros mismos el rostro escondido de nuestra propia naturaleza oscura".

Es Kubrick una obligación intelectual para todos por la universalidad perenne de su cine…

Stanley Kubrick decía que “una película es o debería ser más parecida a la música que a la ficción. Debe ser una progresión de estados de ánimo y sentimientos. El tema viene detrás de la emoción, el sentido, después.”

Steven Spielberg opinaba sobre la obra de Kubrick: “Nunca hacía la misma película. Cada película es de un género diferente, una historia diferente y un riesgo diferente. La única cosa que unía a todas esas películas era el increíble virtuosismo que él tenía en su artesanía”.

En 1968, la revista Playboy publicó una entrevista a Kubrick, a propósito de su entonces reciente filme “2001: Odisea del espacio”:

“2001 es una experiencia no verbal; de dos horas y 19 minutos de película, sólo hay un poco menos de 40 minutos de diálogo. Traté de crear una experiencia visual que trascendiera las limitaciones del lenguaje y penetrara directamente en el subconsciente con su carga emotiva y filosófica. Como diría McLuhan, en 2001 el mensaje es el medio. Quise que la película fuera una experiencia intensamente subjetiva que alcanzara al espectador a un nivel interno de conciencia como lo hace la música; "explicar" una sinfonía de Beethoven sería castrarla levantando una barrera artificial entre la concepción y la apreciación. Eres libre de especular como quieras acerca del significado filosófico y alegórico del film -- y esa especulación es una indicación de que ha triunfado en llevar a la audiencia a un nivel más profundo -- pero no quiero trazar un camino verbal para 2001 que cada espectador se sienta obligado a seguir o incluso tema haber perdido el hilo. Creo que si 2001 triunfa, es en llegar a un amplio espectro de gente que no había tenido un pensamiento sobre el destino del hombre, su papel en el cosmos y su relación con más altas formas de vida. Pero incluso en el caso de alguien que es más inteligente, ciertas ideas encontradas en 2001 pueden, si se presentan como abstracciones, caer a menudo sin vida y es automáticamente asignado a la oportuna categoría intelectual; experimentado en un contexto cinematográfico visual y emocional, sin embargo, tocan la fibra más profunda de la existencia de cada uno”.

“Cuanto podríamos apreciar hoy La Gioconda si Leonardo hubiera escrito en la parte inferior del cuadro: "Esta mujer está sonriendo porque tiene los dientes careados" -- o "porque está escondiendo un secreto de su amante". Hubiera quitado la apreciación del que lo contempla y le hubiera puesto en otra "realidad" distinta de la suya propia. No quería que eso pasara con 2001”.

“La verdadera naturaleza de la experiencia visual en 2001 es darle al espectador una instantánea y visceral reacción que no puede -- y no debe -- requerir de otra amplificación. Hablando en términos generales, sin embargo, diría que hay elementos en cualquier buena película que pueden incrementar el interés y la apreciación del espectador en un segundo visionado; el momento de una película a menudo previene cada detalle estimulante o matiz de tener un completo impacto la primera vez que es visto. La idea de que una película solo debe ser vista una vez es una extensión de nuestra concepción tradicional de un film como un entretenimiento efímero más que como una obra de arte visual. No creemos que podamos escuchar una gran pieza de música una sola vez, o ver una gran pintura una vez, o incluso leer un gran libro una sola vez. Pero el cine ha sido hasta hace pocos años, excluido de la categoría de arte -- una situación que me alegra esté finalmente cambiando”. Stanley Kubrick / 1928-2000 fue un director cuyos filmes -la mayoría adaptaciones de novelas conocidas-, a través de una narración visual muy personal, alcanzaron independencia y soltura del texto literario. Porque Kubrick supo extraer de la literatura lo mismo que a Buñuel le interesaba: la sugerencia, la ambigüedad y las posibilidades ontológicas de los personajes.

Kubrick no se ocupó de explicarnos las causas sino las consecuencias de los actos humanos. Alex, el sicópata de Naranja Mecánica, y el demente de El Resplandor, no contienen premisas moralistas ni freudianas para Kubrick; éste los atrapa con las tenazas de su propia libertad. Cosa, además, contradictoria. Por una parte los aprisiona y los ata; por otra, los deja ser para que derrumben los muros de sus limitaciones, así como las de la moral y de la ley.

Se ha dicho que Kubrick fue irreverente y que navegó a contracorriente de la gran industria del celuloide. Kubrick más bien abogó por los sentimientos, miedos y espantos del hombre: en Casta de malditos (The killing), la historia de cuatro asaltantes a un hipódromo, se solidarizó con sus motivos; en Cara de guerra (Full metal jacket), despiadada e irónica visión sobre la guerra de Vietnam, hizo saber su irritación y rechazo por una guerra estúpida; en Dr. Strangelove planteó una revisión satírica de la estupidez del hombre por querer la supremacía geopolítica), o en Ojos bien cerrados (Eyes Wide Shut) escudriñó las relaciones infla-surrealistas de la pareja y su erotismo como ruta de expiación

Kubrick no ofreció soluciones (no es labor del artista) ni se dejó llevar por las concesiones del cine comercial. En su filmografía dejó la huella de un artista de la lente (y un par de cintas de culto: Naranja mecánica y 2001: Odisea del espacio) que necesitó tiempo, espacio en la geografía intelectual para dar una mirada del mundo que le tocó vivir.

¿Qué decir del cine de un artista como Stanley Kubrick que incluyó magistralmente música culta, textos literarios (tuvo a Nabokov como guionista), visiones futuristas, extravagancias visuales, efecto iceberg (en Casta de malditos), y que fue obcecadamente fiel a sus propósitos estéticos a tal grado de hacerle una autopsia a las psiquis de sus personajes?

Él mismo lo dijo alguna vez: "No podremos ocuparnos de lo que funciona realmente mal en el mundo, mientras no reconozcamos en el fondo de nosotros mismos el rostro escondido de nuestra propia naturaleza oscura".

Es Kubrick una obligación intelectual para todos por la universalidad perenne de su cine…