/ miércoles 30 de octubre de 2024

El cumpleaños del perro / El sabroso humor negro del cine mexicano

Me parece que la película que mejor ha sabido reflejar el humor negro en nuestro cine es El esqueleto de la señora Morales/ 1959, de Rogelio A. González, por su filoso enfoque de la comedia con vueltas de tuerca melodramáticas hilarantes.

El guión de Luis Alcoriza, llevando al absurdo como ingrediente terrorífico del azar, hicieron del filme protagonizado por Arturo de Córdova y Amparo Rivelles un modelo de buen cine de humor negro.

Dentro del cine mexicano contemporáneo, Morirse en domingo/ 2006, de Daniel Gruener, destaca como ejemplo de cine de humornegro. La historia de la familia Salas cuando muere el tío Julio empieza a vivir su sino: al mentado tío se le ocurrió morirse en domingo cuando las funerarias y las oficinas que hacen los trámites respectivos están cerradas.

Carlos/ Humberto Busto, el menor de la familia es comisionado por don Javier/ Fernando Becerril, su padre y hermano del muerto, para que vaya a la funeraria que contrataron y vea la cremación del tío. Y resulta que Carlos sólo se queda un rato y el gandalla de Quino (Silverio Palacios) hace de las suyas con el cuerpo: no lo incinera, lo vende a un traficante para que éste a su vez lo revenda a la facultad de medicina.

En vez del cuerpo de Julio Salas lo que incinera Quino es un perro. Las exequias se llevan al cabo. Sólo que ocurre algo insólito: un amigo de Carlos, estudiante de medicina, reconoce el cuerpo de don Julio en la facultad cuando lo usan para experimentar en la clase de anatomía.

Ante el panorama terrorífico, Carlos no tiene otra opción que robarse el cadáver de su tío y llevarlo a casa de un conocido llamado el Drácula. Allí el tío queda guardado en el refrigerador.

En los días subsecuentes, Carlos es informado por el Drácula que su tío se está descomponiendo ya que como le cortaron la luz, pues el refrigerador no sirve. Carlos carga con el cuerpo y se lo lleva a su propia casa. Lo esconde en el bote de la basura con harto hielo.

Paralelo a ello, Carlos le reclama a Quino su nefasta transa; éste lo desconoce y lo manda a freír espárragos. En una de las visitas a casa de Quino, Carlos conoce a Ana, la hija extraña del funerario corrupto. A pesar de su belleza tétrica, Ana es introvertida y vive aislada.

De súbito se activa una vuelta de tuerca: surge la historia de un expresidente mexicano genocida que pagó dos millones de dólares para que lo dieran por muerto. Inhuman un cuerpo y se dan cuenta que no es del susodicho presidente (quien ahora vive en Cuba).

De tal manera, los políticos desean de emergencia otro cuerpo. Dos tiras son comisionados para hacerle ver a Quino que necesitan un cuerpo incinerado ipso factoo de lo contrario lo matarán. Quino piensa en el cuerpo del tío de Carlos.

Las situaciones hilarantes del filme estallan a tiempo y con efectividad visual (el traer y llevar de un lugar a otro el cuerpo del tío), aunque las justificaciones argumentales se sienten tibias (que el tío Julio quería mucho a Carlos y por ello éste siente un grande remordimiento, que la hija de Quino tiene arruinada la vida porque su padre es funerario), amén de dos tópicos inverosímiles en el desarrollo del filme: cuando Quino exhuma clandestinamente del cementerio el cuerpo de un compadre y el tema del expresidente genocida que no tiene nada qué ver con la historia planteada...

Me parece que la película que mejor ha sabido reflejar el humor negro en nuestro cine es El esqueleto de la señora Morales/ 1959, de Rogelio A. González, por su filoso enfoque de la comedia con vueltas de tuerca melodramáticas hilarantes.

El guión de Luis Alcoriza, llevando al absurdo como ingrediente terrorífico del azar, hicieron del filme protagonizado por Arturo de Córdova y Amparo Rivelles un modelo de buen cine de humor negro.

Dentro del cine mexicano contemporáneo, Morirse en domingo/ 2006, de Daniel Gruener, destaca como ejemplo de cine de humornegro. La historia de la familia Salas cuando muere el tío Julio empieza a vivir su sino: al mentado tío se le ocurrió morirse en domingo cuando las funerarias y las oficinas que hacen los trámites respectivos están cerradas.

Carlos/ Humberto Busto, el menor de la familia es comisionado por don Javier/ Fernando Becerril, su padre y hermano del muerto, para que vaya a la funeraria que contrataron y vea la cremación del tío. Y resulta que Carlos sólo se queda un rato y el gandalla de Quino (Silverio Palacios) hace de las suyas con el cuerpo: no lo incinera, lo vende a un traficante para que éste a su vez lo revenda a la facultad de medicina.

En vez del cuerpo de Julio Salas lo que incinera Quino es un perro. Las exequias se llevan al cabo. Sólo que ocurre algo insólito: un amigo de Carlos, estudiante de medicina, reconoce el cuerpo de don Julio en la facultad cuando lo usan para experimentar en la clase de anatomía.

Ante el panorama terrorífico, Carlos no tiene otra opción que robarse el cadáver de su tío y llevarlo a casa de un conocido llamado el Drácula. Allí el tío queda guardado en el refrigerador.

En los días subsecuentes, Carlos es informado por el Drácula que su tío se está descomponiendo ya que como le cortaron la luz, pues el refrigerador no sirve. Carlos carga con el cuerpo y se lo lleva a su propia casa. Lo esconde en el bote de la basura con harto hielo.

Paralelo a ello, Carlos le reclama a Quino su nefasta transa; éste lo desconoce y lo manda a freír espárragos. En una de las visitas a casa de Quino, Carlos conoce a Ana, la hija extraña del funerario corrupto. A pesar de su belleza tétrica, Ana es introvertida y vive aislada.

De súbito se activa una vuelta de tuerca: surge la historia de un expresidente mexicano genocida que pagó dos millones de dólares para que lo dieran por muerto. Inhuman un cuerpo y se dan cuenta que no es del susodicho presidente (quien ahora vive en Cuba).

De tal manera, los políticos desean de emergencia otro cuerpo. Dos tiras son comisionados para hacerle ver a Quino que necesitan un cuerpo incinerado ipso factoo de lo contrario lo matarán. Quino piensa en el cuerpo del tío de Carlos.

Las situaciones hilarantes del filme estallan a tiempo y con efectividad visual (el traer y llevar de un lugar a otro el cuerpo del tío), aunque las justificaciones argumentales se sienten tibias (que el tío Julio quería mucho a Carlos y por ello éste siente un grande remordimiento, que la hija de Quino tiene arruinada la vida porque su padre es funerario), amén de dos tópicos inverosímiles en el desarrollo del filme: cuando Quino exhuma clandestinamente del cementerio el cuerpo de un compadre y el tema del expresidente genocida que no tiene nada qué ver con la historia planteada...