/ lunes 2 de diciembre de 2024

El Cumpleaños del Perro / Con “El infierno”, Luis Estrada sigue teniendo razón

Recuerdo que Luis Estrada, director de El infierno/ México- 2010, en su momento del estreno adujo que con los años la temática de esta cinta parecería cosa de niños en relación a la trepidante realidad que conllevará el “infierno” verdadero de la situación de inseguridad que vivirá el país en los próximos años. Y, tristemente, el tiempo le dio la razón.

El hecho de presentar un filme cuya temática sea de ardiente actualidad es, en precisión, el enorme acierto de Luis Estrada, hijo del famoso extinto José“Perro”Estrada (Los indolentes, Mexicano tú puedes). Si bienEl infierno acude al solsticio del morbo, lo cierto es que debemos revisar una constante de su director Estrada para entender apuesta estética alguna: la denuncia.

Ya desde su primer filme,El camino largo Tijuana/ 1991, Estrada proponía un microcosmos donde personajes perversos soportaban el embate contextual del género, el western, para dirimir broncas psicológicas en una geografía “parecida” a México, en un sabroso tono a la Ibargüengoitia. Ahora, en el hipotético poblado de San Miguel (N) arcángel, el inmigrante Benjamín García (Damián Alcázar) encontrará, al regresar después de ser deportado de Estados Unidos, lo que el título de la cinta propone, un infierno.

El mundo de conocidos (el otrora amigo, el Cochiloco/ Joaquín Cosío, cuyo nombre ya estaba vislumbrado enBajo la metralla/ 1984, de Felipe Cazals) irá de la mano con lo que ocurre en el pueblo y en el país para Benjamín, El Benny: un desastre en lo económico, mutilación en las expectativas de vida, la corrupción como lubricante para la maquinaria de la vida cotidiana y, la terrible cereza en el pastel: la narcoviolencia bajo todas sus posibilidades amorales.

Se podría pasar por largo esta cinta pero allí está Damián Alcázar, indudablemente uno de los actores más interesantes del cine mexicano contemporáneo y si no me equivoco: el más premiado. La presencia de Alcázar, más que la de Luis Estrada, hacen atendible esta cinta que lanza dardos de veras críticos al sistema político nacional que estuvo en el candelero con el asunto del Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia.

Con la buena puntada de hacer sendas referencias al cine de los hermanos Coen (Fargo) y Akira Kurosawa (Yojimbo),El infierno también puede ser asimilada como una quinteta de Estrada junto aLa ley de Herodes/ 1999 yUn mundo maravilloso/ 2006, La dictadura perfecta/ 2014 y ¡Que viva México!/ 2022 sobre la situación del México de las últimos dos décadas.

Pese a los excesos esperados ante tal mirada de humor negro y sátira política.

El infierno emplea el lenguaje que era necesario, así como la violencia visual para enfatizar la podredumbre moral y de crudeza que vive nuestro país…

Recuerdo que Luis Estrada, director de El infierno/ México- 2010, en su momento del estreno adujo que con los años la temática de esta cinta parecería cosa de niños en relación a la trepidante realidad que conllevará el “infierno” verdadero de la situación de inseguridad que vivirá el país en los próximos años. Y, tristemente, el tiempo le dio la razón.

El hecho de presentar un filme cuya temática sea de ardiente actualidad es, en precisión, el enorme acierto de Luis Estrada, hijo del famoso extinto José“Perro”Estrada (Los indolentes, Mexicano tú puedes). Si bienEl infierno acude al solsticio del morbo, lo cierto es que debemos revisar una constante de su director Estrada para entender apuesta estética alguna: la denuncia.

Ya desde su primer filme,El camino largo Tijuana/ 1991, Estrada proponía un microcosmos donde personajes perversos soportaban el embate contextual del género, el western, para dirimir broncas psicológicas en una geografía “parecida” a México, en un sabroso tono a la Ibargüengoitia. Ahora, en el hipotético poblado de San Miguel (N) arcángel, el inmigrante Benjamín García (Damián Alcázar) encontrará, al regresar después de ser deportado de Estados Unidos, lo que el título de la cinta propone, un infierno.

El mundo de conocidos (el otrora amigo, el Cochiloco/ Joaquín Cosío, cuyo nombre ya estaba vislumbrado enBajo la metralla/ 1984, de Felipe Cazals) irá de la mano con lo que ocurre en el pueblo y en el país para Benjamín, El Benny: un desastre en lo económico, mutilación en las expectativas de vida, la corrupción como lubricante para la maquinaria de la vida cotidiana y, la terrible cereza en el pastel: la narcoviolencia bajo todas sus posibilidades amorales.

Se podría pasar por largo esta cinta pero allí está Damián Alcázar, indudablemente uno de los actores más interesantes del cine mexicano contemporáneo y si no me equivoco: el más premiado. La presencia de Alcázar, más que la de Luis Estrada, hacen atendible esta cinta que lanza dardos de veras críticos al sistema político nacional que estuvo en el candelero con el asunto del Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia.

Con la buena puntada de hacer sendas referencias al cine de los hermanos Coen (Fargo) y Akira Kurosawa (Yojimbo),El infierno también puede ser asimilada como una quinteta de Estrada junto aLa ley de Herodes/ 1999 yUn mundo maravilloso/ 2006, La dictadura perfecta/ 2014 y ¡Que viva México!/ 2022 sobre la situación del México de las últimos dos décadas.

Pese a los excesos esperados ante tal mirada de humor negro y sátira política.

El infierno emplea el lenguaje que era necesario, así como la violencia visual para enfatizar la podredumbre moral y de crudeza que vive nuestro país…