Amor es… perros, jauría de imágenes vagas/ aciagas/ magas/ fagas, detritus de luces viudas.
Amor es… perros, fuego/ desasosiego/ enlodado ego/, crispante road citadino/ ladino/ latino/ prístino.
Amor es… perros, dilatación de Faulkner, caudal de Tony Scott, Guy Maddin, Guy Ritchie.
Amor es… perros, (im)precisión de Prieto, batahola de colores prófugos de paletas indecentes.
Amor es… perros, buril de Iñárritu, ojiva literaria de Arriaga, ácido en el vientre de los Lumiere.
Amor es… perros, geografía de cortes/ resortes/ soportes de sagitas ebrias de blancos huérfanos.
Amor es… perros, triduo mohíno: Octavio, El chivo, Valeria bajo sendas espadas de Damocles.
Amor es… perros, virulencia/ cadencia/ vehemencia de historias under proto meta donde la cordura apenas dura la catadura de una sutura.
Amor es… perros, es cine mexicano del bueno del nuevo del milenio proscenio.
Amor es… perros, es neta, meta, pirueta, poceta de imágenes parletas antiobsoletas.
Amor es… perros, cuenta/ mienta/ tienta amores, ambiciones, periferias de miserias humanas.
Amor es… perros, procesión de planos humedecidos por el videoclip, el pulp y por Joyce.
Amor es… perros, tránsito de desafortunados, de los tristes amores, de los rotos corazones.
Amor es… nostalgia, algia, logia de planos-secuencias nonatos, eructados de la cámara – frenética kinética- en mano.
Amor es… perros, pomporruta de Jan Kounen, Kitano, de Meirelles, bueno, hasta de Corona Blake (“El camino de la vida”).
Amor es… perros es irrupción, fisión, evolución, implosión de Eros, de la sinrazón del vivir.
Amor es… perros es el exDF irónico, fúrico, telúrico, calórico donde las historias se entrecruzan para armarse en el breve (?) espacio en donde todos están.
Amor es… perros, es un choque chocante de personajes entes que se derrumban en el sino de sus abismos por ellos mismos.
Amor es… perros, maravilla técnica, ráfaga de tersura fílmica, esplendor de Iñárritu-Arriaga, Arriaga-Iñárritu (cuando se hablaban) para crear atmósferas visuales casuales, sapienciales, esenciales, cruciales.
Amor es… perros, complejidad de iras (“La complejidad es una palabra problema y no una palabra solución”), de humores, de fobias, de acepciones estéticas.
Amor es… perros, cena de antropófagos inmorales, fortín derruido de mirmidones citadinos acostumbrados a las ruinas (¿circulares?, Borges dixit).
Amor es… perros, repetición de malasuertes (toda la vida es una repetición), de amores incomprendidos, desfasados de la fortuna del vivir.
Amor es… perros, deposición erótica, arquitectura lardosa de una ciudad espejo de fantasmas, de sombras en terminales de autobuses infelices, en departamentos de pisos de madera desvencijados, en vecindades cuales úteros marginales.
Amores perros, filme poderoso, airoso, vigoroso, impetuoso, hambriento de cine, cine, cine, donde la lente es patente de narraciones vejadas por la pasión, la desolación, la ambición, la genuflexión del albedrío y el corazón…