Los recientemente galardonados con el Premio Nobel de Economía 2024, Daron Acemoglu y James Robinson, nos ofrecen una serie de reflexiones respecto a los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, y de ahí plantear el por qué fracasan los países
Tema por demás interesante que debe ser abordado no solamente desde el ámbito de la economía, vista ésta como aquella disciplina cuyo objetivo medular se orienta en generar mejores niveles de productividad con una combinación adecuada de insumos, es decir, hacer más con menos.
Por el contrario, en el ámbito del desarrollo económico habrá que recurrir a la economía política, que busca a partir del análisis contextual e histórico, ver la interacción que ejerce el hombre en sociedad para diseñar e implementar los mecanismos más adecuados para satisfacer sus respectivas necesidades, considerando el modo de producción como una interacción entre los grupos e instituciones sociales, política y económicas.
Es en este sentido que los autores referidos, mencionan que las instituciones económicas inclusivas allanan el camino para dos motores de la prosperidad económica y social, como son la tecnología y la educación.
Asimismo las instituciones políticas inclusivas como aquellas que brindan para todos los grupos sociales identificados, las mismas condiciones de participación en la toma de decisiones individuales para que cada individuo pueda desarrollar su potencial productivo a partir de la libertad que tengan de desarrollar sus propias capacidades.
Es por ello que la capacidad de las instituciones económicas debe estar inmiscuidas para aprovechar el potencial de los mercados inclusivos, y así fomentar la innovación tecnológica, invertir en personas y movilizar el talento de las habilidades de un gran número de individuos, lo que se convertirá en un factor decisivo para potenciar el desarrollo económico y el bienestar de la población.
Contrario, tanto las instituciones económicas como políticas extractivas, vienen a ser aquellas instituciones completamente diferentes a las inclusivas, y tienen por característica el concentrar el poder en manos de una élite reducida y fijan pocos límites al ejercicio de su poder, es decir, no permiten la participación activa del grueso de los principales grupos sociales de la comunidad, por lo tanto, estas instituciones extractivas a menudo están estructuradas por esta élite para extraer recursos del resto de la sociedad.
Algo que es de suma importancia, y que los autores puntualizan es la denominada destrucción creativa generalizada, la cual tiene que ver, a la resistencia que grupos poderosos suelen poner al poder económico inclusivo así como a los motores de la prosperidad, debido a que el crecimiento económico no es solamente un proceso de más y mejores máquinas o de más y mejores personas con estudios, sino también es un proceso transformador y por lo tanto desestabilizador para el estatus de los grupos tradicionales quienes regularmente se opondrán aquellas propuestas de transformación para la creación de instituciones más inclusivas, es por lo que, para ellos sería un proceso de destrucción del status quo en el que han obtenido sus beneficios individuales, es por ello que, este proceso de destrucción creativa generalizada, implica un reacomodo desde el ámbito de la economía política, ya que la nueva correlación de fuerzas que mina un viejo régimen que no le daba entrada a todos los grupos e individuos para que con libertad pudieran escojer a partir de sus decisiones, los mejores caminos para el desarrollo individual como colectivo, y con ello desarrollar sus capacidades. Reflexión interesante que nos brindan los autores para lo que actualmente ocurre en nuestro país, sin duda, habrá que reconocer si las actuales instituciones son realmente inclusivas, de ser así, se estará construyendo en la sociedad mexicana un camino para reducir la desigualdad y la exclusión social.
Regeneración 19