/ martes 5 de noviembre de 2024

Economía para todos / "Wachando" al vecino

El día de hoy, Estados Unidos celebra una elección presidencial decisiva y polarizada, con dos visiones de país enfrentadas que, sin duda, impactarán en México. Más allá de las cuestiones ideológicas y culturales, esta elección tiene implicaciones económicas y financieras que afectarán directamente a nuestra economía. Desde el comercio y la inversión hasta la migración y la estabilidad financiera, los resultados definirán en parte el rumbo de la relación entre ambos países.

Un posible escenario es la continuación de políticas comerciales proteccionistas, en las que el uso de aranceles y restricciones pueda convertirse en una herramienta recurrente para ejercer presión sobre México, tal y como ya se vivió anteriormente. Esta postura, de ser reelegida, podría complicar la relación comercial entre los dos países, afectando industrias clave como la automotriz, la agroindustrial y la tecnológica. Aunque el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) ya está ratificado, el riesgo de que se implementen medidas adicionales siempre estará latente.

Por otra parte, el otro enfoque representaría una política comercial más estable y abierta al diálogo multilateral. Pudiendo traducirse en una relación menos tensa y en mayor certidumbre para la inversión en México. Un enfoque colaborativo favorecería la estabilidad en las cadenas de suministro y permitiría a ambas naciones enfrentar conjuntamente los retos del comercio global. Así, se podría mantener una relación comercial fluida, sin constantes amenazas de sanciones o restricciones. No obstante, ambas partes parecen tener una postura en la reducción de la dependencia comercial externa.

En tanto, la postura hacia la migración también podría ser determinante para México. Un enfoque restrictivo afectaría a la comunidad mexicana en EE.UU., desde los indocumentados hasta aquellos en proceso de regularización. Este tipo de políticas podría reducir el flujo de remesas, que representan un fuerte ingreso para millones de familias mexicanas, es decir, menos remesas significarían una baja en el consumo y un impacto directo en la economía de varias regiones del país.

En cambio, existe también un enfoque que promueva una reforma migratoria integral, con un camino claro hacia la ciudadanía, garantizaría la estabilidad de las remesas y brindaría a las familias mexicanas una mayor seguridad financiera. Con ello, se podrían abrir oportunidades de colaboración laboral y económica entre ambos países, generando beneficios a largo plazo para las dos naciones.

En el sector energético, las dos posturas son opuestas. Por un lado, se podría esperar una política de apoyo a los combustibles fósiles, fortaleciendo el desarrollo de la industria de hidrocarburos en EE.UU., lo que podría representar competencia directa para el mercado mexicano y generando un impacto en la dinámica de la industria energética en la región.

Por el otro lado, la alternativa sería una política enfocada en la transición hacia las energías limpias y renovables, lo cual podría generar un contexto más favorable para la cooperación en temas ambientales. En este caso, México podría verse incentivado a acelerar su propia transición energética, abriendo nuevas oportunidades de inversión en energías verdes. No obstante, también existirían mayores presiones para adoptar regulaciones ambientales más estrictas, lo que afectaría a la industria en el corto plazo.

Si hablamos de mercados financieros, estos son especialmente sensibles a los cambios de liderazgo en Estados Unidos. Un escenario de políticas económicas volátiles y decisiones impredecibles podría generar nerviosismo entre los inversionistas y aumentar la volatilidad en el tipo de cambio, afectando la estabilidad del peso mexicano y encarecería el costo del financiamiento para México, así como los precios de los productos. Además, otro tema importante es el de la seguridad y cómo la relación bilateral tratará de cooperar en el combate al crimen organizado que mucha falta nos hace en nuestro territorio durante al menos, la última década.

Siendo así, mientras nuestro vecino decide su rumbo, nosotros debemos estar atentos para enfrentar cualquier escenario, con la esperanza de que, independientemente del resultado, se construya una relación que fomente el desarrollo y el bienestar compartido entre las naciones. Cuídese mucho.

* Regeneración 19

El día de hoy, Estados Unidos celebra una elección presidencial decisiva y polarizada, con dos visiones de país enfrentadas que, sin duda, impactarán en México. Más allá de las cuestiones ideológicas y culturales, esta elección tiene implicaciones económicas y financieras que afectarán directamente a nuestra economía. Desde el comercio y la inversión hasta la migración y la estabilidad financiera, los resultados definirán en parte el rumbo de la relación entre ambos países.

Un posible escenario es la continuación de políticas comerciales proteccionistas, en las que el uso de aranceles y restricciones pueda convertirse en una herramienta recurrente para ejercer presión sobre México, tal y como ya se vivió anteriormente. Esta postura, de ser reelegida, podría complicar la relación comercial entre los dos países, afectando industrias clave como la automotriz, la agroindustrial y la tecnológica. Aunque el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) ya está ratificado, el riesgo de que se implementen medidas adicionales siempre estará latente.

Por otra parte, el otro enfoque representaría una política comercial más estable y abierta al diálogo multilateral. Pudiendo traducirse en una relación menos tensa y en mayor certidumbre para la inversión en México. Un enfoque colaborativo favorecería la estabilidad en las cadenas de suministro y permitiría a ambas naciones enfrentar conjuntamente los retos del comercio global. Así, se podría mantener una relación comercial fluida, sin constantes amenazas de sanciones o restricciones. No obstante, ambas partes parecen tener una postura en la reducción de la dependencia comercial externa.

En tanto, la postura hacia la migración también podría ser determinante para México. Un enfoque restrictivo afectaría a la comunidad mexicana en EE.UU., desde los indocumentados hasta aquellos en proceso de regularización. Este tipo de políticas podría reducir el flujo de remesas, que representan un fuerte ingreso para millones de familias mexicanas, es decir, menos remesas significarían una baja en el consumo y un impacto directo en la economía de varias regiones del país.

En cambio, existe también un enfoque que promueva una reforma migratoria integral, con un camino claro hacia la ciudadanía, garantizaría la estabilidad de las remesas y brindaría a las familias mexicanas una mayor seguridad financiera. Con ello, se podrían abrir oportunidades de colaboración laboral y económica entre ambos países, generando beneficios a largo plazo para las dos naciones.

En el sector energético, las dos posturas son opuestas. Por un lado, se podría esperar una política de apoyo a los combustibles fósiles, fortaleciendo el desarrollo de la industria de hidrocarburos en EE.UU., lo que podría representar competencia directa para el mercado mexicano y generando un impacto en la dinámica de la industria energética en la región.

Por el otro lado, la alternativa sería una política enfocada en la transición hacia las energías limpias y renovables, lo cual podría generar un contexto más favorable para la cooperación en temas ambientales. En este caso, México podría verse incentivado a acelerar su propia transición energética, abriendo nuevas oportunidades de inversión en energías verdes. No obstante, también existirían mayores presiones para adoptar regulaciones ambientales más estrictas, lo que afectaría a la industria en el corto plazo.

Si hablamos de mercados financieros, estos son especialmente sensibles a los cambios de liderazgo en Estados Unidos. Un escenario de políticas económicas volátiles y decisiones impredecibles podría generar nerviosismo entre los inversionistas y aumentar la volatilidad en el tipo de cambio, afectando la estabilidad del peso mexicano y encarecería el costo del financiamiento para México, así como los precios de los productos. Además, otro tema importante es el de la seguridad y cómo la relación bilateral tratará de cooperar en el combate al crimen organizado que mucha falta nos hace en nuestro territorio durante al menos, la última década.

Siendo así, mientras nuestro vecino decide su rumbo, nosotros debemos estar atentos para enfrentar cualquier escenario, con la esperanza de que, independientemente del resultado, se construya una relación que fomente el desarrollo y el bienestar compartido entre las naciones. Cuídese mucho.

* Regeneración 19