/ martes 14 de mayo de 2024

Economía para todos / Nada más no...

Por tercera vez en el año, la Junta de Gobierno del Banco de México externó su decisión —de forma unánime— de mantener la tasa de interés en 11 por ciento.

El último anuncio de política monetaria de la Junta de Gobierno del Banco de México aborda varios aspectos clave que influyen en la toma de decisiones sobre la política monetaria y sus implicaciones en la economía, particularmente en relación con la inflación.

En primer lugar, el anuncio señala que se ha mantenido el objetivo para la tasa de interés a un día en 11%, indicando una postura monetaria restrictiva y sustentada en una evaluación exhaustiva de diversos factores económicos tanto a nivel nacional como internacional.

Aunado a ello, se destaca que, durante el primer trimestre de 2024, la actividad económica global experimentó un crecimiento mayor al observado en el trimestre anterior, a pesar de que persisten riesgos como las tensiones geopolíticas y las condiciones financieras apretadas. En ese sentido, los mercados financieros a nivel global presentaron volatilidad, lo que se reflejó en aumentos generalizados en las tasas de interés gubernamentales a nivel global y una apreciación del dólar estadounidense.

Pasando al tema de la inflación, el comunicado menciona que se ha observado un aumento en la inflación general anual de febrero a abril en el índice general, principalmente impulsada por el componente no subyacente que, a su vez, ha sido mayormente impulsado por el rubro de productos agropecuarios. Sin embargo, la inflación subyacente, que refleja mejor la tendencia de la inflación, siguió disminuyendo en el mismo periodo, por lo que se espera que el proceso desinflacionario continúe.

No obstante, los pronósticos de la inflación general y subyacente se han ajustado al alza para los siguientes seis trimestres, especialmente debido a la persistencia de la inflación subyacente y otros riesgos como la depreciación cambiaria y las presiones de costos. En este contexto, se considera que el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación se mantiene sesgado al alza.

En ese contexto y haciendo referencia a la política monetaria, se destaca que la postura se mantiene restrictiva con el objetivo de propiciar la convergencia de la inflación a la meta del 3%. Decisión que se tuvo de manera unánime por todos los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México.

Ahora bien, la persistencia en la inflación, a pesar de las medidas tomadas por el Banco de México para controlarla, puede atribuirse a varios factores teóricamente fundamentales.

Una de ellas —y que juega un papel crucial— es la inercia inflacionaria. Esta inercia se refiere a la tendencia de la inflación a persistir en el tiempo debido a ajustes rezagados en los precios y salarios. Es decir, si los agentes económicos, como las empresas y los trabajadores, anticipan que la inflación seguirá siendo elevada, es probable que ajusten sus precios y salarios en consecuencia, contribuyendo así a mantener la inflación en niveles altos.

Aunado a ello, los choques de oferta también pueden ser responsables de la persistencia de la inflación. Estos choques, como los aumentos repentinos en los precios de la energía o los alimentos, pueden generar presiones inflacionarias al trasladarse a los precios finales de los bienes y servicios. Aunque estos choques pueden ser temporales, su impacto en la inflación puede prolongarse si persisten en el tiempo.

Además, las expectativas inflacionarias ancladas pueden mantener la inflación en niveles elevados. Si los agentes económicos esperan que la inflación continúe siendo alta en el futuro, es más probable que ajusten sus comportamientos de gasto, inversión y fijación de precios de acuerdo con esas expectativas, lo que puede alimentar un ciclo inflacionario persistente.

De igual manera, el crecimiento económico también puede contribuir a la persistencia de la inflación. Un rápido crecimiento económico puede generar presiones inflacionarias al aumentar la demanda de bienes y servicios, lo que a su vez puede conducir a un aumento de los precios. Si la economía está creciendo por encima de su capacidad productiva máxima, es más probable que se experimenten presiones inflacionarias.

Con todo esto, no queda más que esperar los efectos —rezagados— que pueda seguir generando una tasa de interés tan restrictiva en los niveles de precios en cada una de las regiones de nuestro país. Principalmente porque, la inflación, es de los indicadores macroeconómicos a los que mayor seguimiento hay que tener debido a lo amenazante que puede ser para una sociedad. Siendo que una inflación mayor puede incidir en el incremento de la pobreza y desigualdad en una economía.

Regeneración 19

Por tercera vez en el año, la Junta de Gobierno del Banco de México externó su decisión —de forma unánime— de mantener la tasa de interés en 11 por ciento.

El último anuncio de política monetaria de la Junta de Gobierno del Banco de México aborda varios aspectos clave que influyen en la toma de decisiones sobre la política monetaria y sus implicaciones en la economía, particularmente en relación con la inflación.

En primer lugar, el anuncio señala que se ha mantenido el objetivo para la tasa de interés a un día en 11%, indicando una postura monetaria restrictiva y sustentada en una evaluación exhaustiva de diversos factores económicos tanto a nivel nacional como internacional.

Aunado a ello, se destaca que, durante el primer trimestre de 2024, la actividad económica global experimentó un crecimiento mayor al observado en el trimestre anterior, a pesar de que persisten riesgos como las tensiones geopolíticas y las condiciones financieras apretadas. En ese sentido, los mercados financieros a nivel global presentaron volatilidad, lo que se reflejó en aumentos generalizados en las tasas de interés gubernamentales a nivel global y una apreciación del dólar estadounidense.

Pasando al tema de la inflación, el comunicado menciona que se ha observado un aumento en la inflación general anual de febrero a abril en el índice general, principalmente impulsada por el componente no subyacente que, a su vez, ha sido mayormente impulsado por el rubro de productos agropecuarios. Sin embargo, la inflación subyacente, que refleja mejor la tendencia de la inflación, siguió disminuyendo en el mismo periodo, por lo que se espera que el proceso desinflacionario continúe.

No obstante, los pronósticos de la inflación general y subyacente se han ajustado al alza para los siguientes seis trimestres, especialmente debido a la persistencia de la inflación subyacente y otros riesgos como la depreciación cambiaria y las presiones de costos. En este contexto, se considera que el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación se mantiene sesgado al alza.

En ese contexto y haciendo referencia a la política monetaria, se destaca que la postura se mantiene restrictiva con el objetivo de propiciar la convergencia de la inflación a la meta del 3%. Decisión que se tuvo de manera unánime por todos los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México.

Ahora bien, la persistencia en la inflación, a pesar de las medidas tomadas por el Banco de México para controlarla, puede atribuirse a varios factores teóricamente fundamentales.

Una de ellas —y que juega un papel crucial— es la inercia inflacionaria. Esta inercia se refiere a la tendencia de la inflación a persistir en el tiempo debido a ajustes rezagados en los precios y salarios. Es decir, si los agentes económicos, como las empresas y los trabajadores, anticipan que la inflación seguirá siendo elevada, es probable que ajusten sus precios y salarios en consecuencia, contribuyendo así a mantener la inflación en niveles altos.

Aunado a ello, los choques de oferta también pueden ser responsables de la persistencia de la inflación. Estos choques, como los aumentos repentinos en los precios de la energía o los alimentos, pueden generar presiones inflacionarias al trasladarse a los precios finales de los bienes y servicios. Aunque estos choques pueden ser temporales, su impacto en la inflación puede prolongarse si persisten en el tiempo.

Además, las expectativas inflacionarias ancladas pueden mantener la inflación en niveles elevados. Si los agentes económicos esperan que la inflación continúe siendo alta en el futuro, es más probable que ajusten sus comportamientos de gasto, inversión y fijación de precios de acuerdo con esas expectativas, lo que puede alimentar un ciclo inflacionario persistente.

De igual manera, el crecimiento económico también puede contribuir a la persistencia de la inflación. Un rápido crecimiento económico puede generar presiones inflacionarias al aumentar la demanda de bienes y servicios, lo que a su vez puede conducir a un aumento de los precios. Si la economía está creciendo por encima de su capacidad productiva máxima, es más probable que se experimenten presiones inflacionarias.

Con todo esto, no queda más que esperar los efectos —rezagados— que pueda seguir generando una tasa de interés tan restrictiva en los niveles de precios en cada una de las regiones de nuestro país. Principalmente porque, la inflación, es de los indicadores macroeconómicos a los que mayor seguimiento hay que tener debido a lo amenazante que puede ser para una sociedad. Siendo que una inflación mayor puede incidir en el incremento de la pobreza y desigualdad en una economía.

Regeneración 19