/ martes 2 de julio de 2024

Economía para todos / Miradas inflacionarias

La inflación es un fenómeno económico que afecta a todos los sectores de la sociedad y su interpretación puede variar significativamente entre diferentes agentes económicos, es decir, cualquier persona o entidad que participa en una actividad económica; como pueden ser productores, consumidores, ahorradores o inversores del gobierno, empresas y sociedad en general.

Los economistas y analistas, por un lado, suelen medir la inflación en términos anuales, enfocándose en la variación de los precios de un año a otro. Por otro lado, muchos actores políticos y sociales tienden a evaluar la inflación de manera acumulada a lo largo de periodos más extensos como, por ejemplo, las administraciones sexenales. Cada una de estas perspectivas tiene sus propias ventajas y desventajas, así como sus implicaciones son profundas.

Desde la visión técnica de los economistas, la inflación anual es un indicador macroeconómico que funge como herramienta fundamental para evaluar y gestionar la estabilidad económica. Esta medida permite una evaluación precisa y regular del comportamiento de los precios, lo que es esencial para la formulación de políticas monetarias y fiscales. Por ejemplo, los bancos centrales, como el Banco de México, utilizan la inflación anual para ajustar las tasas de interés y controlar la oferta monetaria. Mantener la inflación dentro de un rango objetivo ayuda a asegurar un crecimiento económico sostenible. Además, la inflación anual es crucial para las negociaciones salariales y los ajustes del salario mínimo, protegiendo el poder adquisitivo de los trabajadores. Asimismo, facilita las comparaciones internacionales y temporales, situando la economía de un país en un contexto global más amplio.

Por otro lado, existen agentes políticos y sociales que prefieren evaluar la inflación acumulada a lo largo de varios años, como los sexenios. Esta perspectiva proporciona una visión más amplia y contextual de cómo la inflación afecta la economía y la sociedad a lo largo del tiempo. La inflación acumulada es útil para evaluar el desempeño económico de una administración gubernamental, en el caso de México, su función fungiría para evaluar un sexenio federal. Los ciudadanos y políticos utilizan esta métrica para analizar cómo las políticas de un gobierno han influido en la economía durante su mandato.

Por ejemplo, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (diciembre de 1988 – noviembre de 1994), la inflación acumulada fue del 137.04% con una tasa promedio por año del 15.47%. Del mismo modo, la inflación acumulada fue del 222.49%, con una tasa anual promedio del 21.55%. En contraste, los sexenios subsecuentes han mostrado cifras mucho menores: Vicente Fox (2000-2006) tuvo una inflación acumulada del 29.03% y una tasa anual promedio del 4.34%; Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) acumuló una inflación del 28.22% con una tasa anual del 4.23%; Enrique Peña Nieto (2012-2018) tuvo una inflación acumulada del 26.98% y una tasa anual promedio del 4.06%; mientras que Andrés Manuel López Obrador, hasta mayo de 2024, presenta una inflación acumulada del 30.16% y una tasa anual promedio del 4.99% (hasta 2023).

Estas cifras nos permiten ilustrar cómo la inflación acumulada puede ofrecer una visión más completa y contextual de la gestión económica de cada administración. La perspectiva acumulada resulta especialmente relevante para quienes planifican a largo plazo, como los ahorradores y los jubilados, que necesitan entender cómo la inflación afectará su poder adquisitivo a lo largo del tiempo.

Ambas perspectivas presentan ventajas y desventajas. La medición anual es más precisa y útil para la implementación de políticas inmediatas y ajustes económicos regulares. Sin embargo, la evaluación acumulada ofrece una visión más completa y comprensible para la población general, que siente los efectos de la inflación de manera más palpable a lo largo de los años. Aquí, la disyuntiva de cuál es más adecuada, depende del contexto y de los objetivos específicos de cada uno de los agentes económicos.

Aunado a ello, es importante reconocer que ninguna de las dos perspectivas es inherentemente incorrecta; más bien, son complementarias. La visión anual permite un control y ajuste más ágil de la economía, mientras que la perspectiva acumulada proporciona un marco de referencia más amplio y contextual para entender las tendencias a largo plazo. Ambas perspectivas juntas ofrecen una visión más rica y completa de la inflación y su impacto.

Siendo así, la forma en que se mide y se interpreta la inflación depende en gran medida del objetivo y la necesidad de los diferentes agentes económicos. Los economistas favorecen la medición anual por su precisión y utilidad en políticas inmediatas, mientras que otros agentes consideran la inflación acumulada para evaluar el impacto a largo plazo. Ambas perspectivas son valiosas y necesarias para tener una comprensión completa del fenómeno inflacionario y sus implicaciones en la economía y la sociedad. Considerar ambas perspectivas nos permite realizar un análisis integral y una mejor comprensión de cómo la inflación afecta nuestras vidas y cómo podemos gestionarla de manera más efectiva. Cuídese mucho.

Regeneración 19

La inflación es un fenómeno económico que afecta a todos los sectores de la sociedad y su interpretación puede variar significativamente entre diferentes agentes económicos, es decir, cualquier persona o entidad que participa en una actividad económica; como pueden ser productores, consumidores, ahorradores o inversores del gobierno, empresas y sociedad en general.

Los economistas y analistas, por un lado, suelen medir la inflación en términos anuales, enfocándose en la variación de los precios de un año a otro. Por otro lado, muchos actores políticos y sociales tienden a evaluar la inflación de manera acumulada a lo largo de periodos más extensos como, por ejemplo, las administraciones sexenales. Cada una de estas perspectivas tiene sus propias ventajas y desventajas, así como sus implicaciones son profundas.

Desde la visión técnica de los economistas, la inflación anual es un indicador macroeconómico que funge como herramienta fundamental para evaluar y gestionar la estabilidad económica. Esta medida permite una evaluación precisa y regular del comportamiento de los precios, lo que es esencial para la formulación de políticas monetarias y fiscales. Por ejemplo, los bancos centrales, como el Banco de México, utilizan la inflación anual para ajustar las tasas de interés y controlar la oferta monetaria. Mantener la inflación dentro de un rango objetivo ayuda a asegurar un crecimiento económico sostenible. Además, la inflación anual es crucial para las negociaciones salariales y los ajustes del salario mínimo, protegiendo el poder adquisitivo de los trabajadores. Asimismo, facilita las comparaciones internacionales y temporales, situando la economía de un país en un contexto global más amplio.

Por otro lado, existen agentes políticos y sociales que prefieren evaluar la inflación acumulada a lo largo de varios años, como los sexenios. Esta perspectiva proporciona una visión más amplia y contextual de cómo la inflación afecta la economía y la sociedad a lo largo del tiempo. La inflación acumulada es útil para evaluar el desempeño económico de una administración gubernamental, en el caso de México, su función fungiría para evaluar un sexenio federal. Los ciudadanos y políticos utilizan esta métrica para analizar cómo las políticas de un gobierno han influido en la economía durante su mandato.

Por ejemplo, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (diciembre de 1988 – noviembre de 1994), la inflación acumulada fue del 137.04% con una tasa promedio por año del 15.47%. Del mismo modo, la inflación acumulada fue del 222.49%, con una tasa anual promedio del 21.55%. En contraste, los sexenios subsecuentes han mostrado cifras mucho menores: Vicente Fox (2000-2006) tuvo una inflación acumulada del 29.03% y una tasa anual promedio del 4.34%; Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) acumuló una inflación del 28.22% con una tasa anual del 4.23%; Enrique Peña Nieto (2012-2018) tuvo una inflación acumulada del 26.98% y una tasa anual promedio del 4.06%; mientras que Andrés Manuel López Obrador, hasta mayo de 2024, presenta una inflación acumulada del 30.16% y una tasa anual promedio del 4.99% (hasta 2023).

Estas cifras nos permiten ilustrar cómo la inflación acumulada puede ofrecer una visión más completa y contextual de la gestión económica de cada administración. La perspectiva acumulada resulta especialmente relevante para quienes planifican a largo plazo, como los ahorradores y los jubilados, que necesitan entender cómo la inflación afectará su poder adquisitivo a lo largo del tiempo.

Ambas perspectivas presentan ventajas y desventajas. La medición anual es más precisa y útil para la implementación de políticas inmediatas y ajustes económicos regulares. Sin embargo, la evaluación acumulada ofrece una visión más completa y comprensible para la población general, que siente los efectos de la inflación de manera más palpable a lo largo de los años. Aquí, la disyuntiva de cuál es más adecuada, depende del contexto y de los objetivos específicos de cada uno de los agentes económicos.

Aunado a ello, es importante reconocer que ninguna de las dos perspectivas es inherentemente incorrecta; más bien, son complementarias. La visión anual permite un control y ajuste más ágil de la economía, mientras que la perspectiva acumulada proporciona un marco de referencia más amplio y contextual para entender las tendencias a largo plazo. Ambas perspectivas juntas ofrecen una visión más rica y completa de la inflación y su impacto.

Siendo así, la forma en que se mide y se interpreta la inflación depende en gran medida del objetivo y la necesidad de los diferentes agentes económicos. Los economistas favorecen la medición anual por su precisión y utilidad en políticas inmediatas, mientras que otros agentes consideran la inflación acumulada para evaluar el impacto a largo plazo. Ambas perspectivas son valiosas y necesarias para tener una comprensión completa del fenómeno inflacionario y sus implicaciones en la economía y la sociedad. Considerar ambas perspectivas nos permite realizar un análisis integral y una mejor comprensión de cómo la inflación afecta nuestras vidas y cómo podemos gestionarla de manera más efectiva. Cuídese mucho.

Regeneración 19