/ martes 4 de junio de 2024

Economía para todos / Efectos, retos y dificultades

El pasado domingo 2 de junio, México celebró elecciones a nivel federal, estatal, municipal, regidurías, diputaciones locales y sindicaturas. Los resultados preliminares —y casi oficiales— indican una mayoría absoluta, mientras que Claudia Sheinbaum se coloca como clara ganadora de la Presidencia de la República, superando a su principal oponente por más de 32 puntos porcentuales. Además, numerosos cargos políticos a lo largo y ancho del país han sido votados a favor de este mismo partido.

Por su parte, dentro de los primeros efectos de esta abrumadora ventaja que generaron estos comicios dominicales, ayer, lunes 3 de junio, se observó un impacto inmediato en los mercados financieros. Mientras las bolsas de valores en México, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) cayeron (-)6.01 y (-)5.99 por ciento, respectivamente, el tipo de cambio mostró una fuerte alza colocándolo en 17.63 pesos por dólar estadounidense (FIX) y aumentando en aproximadamente 3.61 por ciento respecto a su nivel del viernes pasado. Reflejando lo que podría vislumbrarse como un posible efecto negativo derivado de la concentración del poder en un solo partido político.

La concentración de poder en un solo partido puede generar tanto ventajas como desventajas. Entre las ventajas, se encuentra la capacidad de implementar políticas y programas sin enfrentar bloqueos legislativos, lo que podría llevar a una mayor eficiencia en la ejecución de planes gubernamentales. Esta centralización puede permitir una mayor cohesión en la toma de decisiones y una implementación más rápida de políticas públicas. Además, un gobierno unificado podría ofrecer una dirección más clara y coherente para el país, lo que, en teoría, debería fomentar un ambiente de estabilidad y previsibilidad.

Sin embargo, las desventajas también son significativas. La falta de contrapesos y de un debate plural en el Congreso puede llevar a decisiones unilaterales que no necesariamente reflejan el interés de toda la población. La ausencia de una oposición fuerte puede resultar en un debilitamiento de la democracia y de la rendición de cuentas. Asimismo, el poder absoluto puede derivar en prácticas autoritarias y en la perpetuación de políticas ineficientes o perjudiciales sin la posibilidad de una revisión crítica.

Además de los efectos inmediatos en los mercados financieros presenciados el día de ayer y que pudieran desvanecerse o profundizarse con el pasar del tiempo, la nueva administración enfrentará numerosos retos y dificultades a partir de su toma de posesión. Uno de los principales problemas será la situación fiscal del país, que, de acuerdo a Gerardo Esquivel, se debe a que los ingresos públicos presupuestarios se han mantenido estables a comparación del gasto público, cuya tendencia se muestra creciente. Esto generará una situación de que en el mediano plazo aumente la presión fiscal, por lo que indudablemente se deberá discutir una posible reforma fiscal, ya sea a través de nuevos impuestos o incrementos en los mismos, aumentando la base tributaria o haciendo eficiente la recaudación fiscal.

Otro reto importante que menciona el exsubgobernador del Banco de México será la recuperación del crecimiento económico. La nueva administración deberá implementar políticas que fomenten la inversión, el empleo y la competitividad del país. Mejorando el entorno empresarial y reducir la incertidumbre en diferentes sectores, como el energético e hídrico. Cuya incidencia en el tan afamado nearshoring es importante si es que se quiere aprovechar el fenómeno de la relocalización de inversiones.

Además, como menciona Esquivel, la situación de Petróleos Mexicanos (Pemex) continuará siendo un desafío crítico. Pemex ha recibido cuantiosas sumas de dinero público, pero sigue enfrentando problemas de productividad, rentabilidad y eficiencia. La necesidad de transformar esta empresa estatal en una entidad más competitiva y menos dependiente del apoyo gubernamental será una prioridad para la nueva administración.

Por último, y no por eso menos importante o que sean los únicos desafíos, está el problema de la inseguridad. El reto de la inseguridad pública en México y la alarmante tasa de feminicidios también serán desafíos cruciales para la nueva administración. La violencia generalizada y la delincuencia organizada continúan siendo problemas graves que afectan tanto la seguridad como el bienestar de los ciudadanos. La lucha contra el narcotráfico, la corrupción y la implementación de políticas efectivas de prevención del delito son y serán esenciales para restaurar la paz y la seguridad en el país en la administración que está por comenzar. Además, los feminicidios han alcanzado niveles alarmantes, reflejando una profunda crisis de violencia de género que requiere una respuesta urgente y decidida.

Siendo así, mientras el poder mayoritario de una sola persona o de un solo partido puede ofrecer ventajas en términos de eficiencia y coherencia en la implementación de políticas, también plantea serios riesgos para la democracia y la economía del país. En tanto, la nueva administración tendrá que navegar estos —y otros tantos— desafíos con cuidado, asegurando que las políticas implementadas beneficien a la población en general y no sólo a un segmento específico, mientras que la vigilancia y el escrutinio de la ciudadanía serán cruciales para mantener un equilibrio saludable en el poder y para fomentar una gobernanza inclusiva y responsable.

Regeneración 19