/ martes 16 de julio de 2024

Economía para todos/ Disyuntiva

En junio 2024, la inflación interanual se ubicó en 4.98 por ciento, mientras que, de forma mensual, tuvo un incremento de 0.38 por ciento.

Durante los últimos meses se han presentado presiones inflacionarias que no han permitido que los niveles de precios muestren una tendencia desaceleradora, con ello, se presenta un escenario complicado para los hacedores de la política monetaria en nuestro país.

El control de la inflación es fundamental para mantener la estabilidad económica. Una inflación baja y estable facilita la planificación económica y la toma de decisiones por parte de las empresas y los hogares. Además, preserva el poder adquisitivo de la moneda, protege los ahorros y asegura que los ingresos reales de las personas no se deterioren. Siendo así, un entorno de inflación controlada también reduce la incertidumbre y fomenta un clima de inversión favorable, lo cual es esencial para el crecimiento económico sostenido.

Por otra parte, una inflación descontrolada, puede tener efectos devastadores. Aumenta el costo de vida, reduce el poder adquisitivo de los salarios y los ahorros, y puede generar una espiral de precios y salarios que es difícil de contener. Además, una inflación alta puede llevar a tasas de interés más elevadas, lo cual encarece el crédito y puede ralentizar la actividad económica.

El principal mecanismo por el cual el Banco de México (Banxico en adelante) tiene cierta incidencia en el control del nivel de precios en nuestro país es la tasa de interés de referencia, conocida como la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE). Con ella, se trata de influir en el costo del crédito y la cantidad de dinero en circulación. Por lo tanto, un aumento en la tasa de interés tiende a reducir el gasto y la inversión, coadyuvando a reducir la inflación.

No obstante, a pesar de contar con esta herramienta, Banxico también puede presentar dificultades para el control de la inflación, como los factores externos, políticas fiscales expansivas, choques de ofertas o expectativas inflacionarias. Ejemplificando cada una de estas causas, la primera causa puede representarse a través de aumentos en los precios de las materias primas a nivel internacional, como lo hemos presenciado con el barril de petróleo o algunos granos como el maíz. Por su parte, la implementación de políticas fiscales expansivas como el aumento del gasto público, puede acrecentar la demanda agregada y, si no es acompañada de una expansión de la oferta, puede generar presiones inflacionarias. En ese sentido, cuando existen desastres naturales o eventos geopolíticos extraordinarios que afectan la producción —u oferta— de bienes y servicios, pueden provocar aumentos repentinos en los precios. Y, por último, si los agentes económicos anticipan que la inflación futura será elevada, pueden ajustar sus comportamientos en consecuencia, generando una mayor inflación.

Con dato del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la inflación quincenal durante la segunda quincena de junio, se ubicó en 0.53 por ciento, siendo este incremento el más alto de una quincena a otra desde la primera quincena de noviembre de 2023. No obstante, la segunda quincena de junio estuvo fuertemente incidida, por lo que aconteció en su componente no subyacente, que engloba los productos agropecuarios, energía y tarifas autorizadas por el gobierno, cuyo incremento quincenal fue de 1.79 por ciento y donde los agropecuarios tuvieron un fuerte incremento del 2.98 por ciento.

De igual forma, si se analiza la segunda quincena de junio, pero de forma interanual, es decir, respecto a la misma quincena del año anterior, la inflación se ubicó en 5.17 por ciento, significando el mayor nivel de precios desde la primera quincena de junio 2023 cuando se ubicó en 5.18 por ciento. Además, en su variación interanual, la segunda quincena de junio 2024 tuvo un fuerte incremento en su componente no subyacente (8.61 por ciento), donde nuevamente, los agropecuarios mostraron un fuerte incremento del 11.73 por ciento. Cifra que no se veía desde la segunda quincena de octubre 2022, cuando estuvo en 13.41 por ciento.

Por su parte, de manera mensual, la inflación mensual de junio se ubicó en 0.38 por ciento, cifra más alta desde enero de este mismo año. Mientras que, de forma interanual, no se veía una cifra tan alta (4.98 por ciento) desde junio del año pasado, donde se ubicó en 5.06 por ciento. De forma mensual e interanual, se muestra que hemos percibido incrementos constantes en el rubro de los agropecuarios desde finales del año pasado. Sin embargo, de forma interanual, no se mostraba una cifra a doble dígito (10.36 por ciento) desde octubre de 2022 cuando los agropecuarios se ubicaron en 14.25 por ciento anual.

Siendo así, el escenario actual representa una disyuntiva para Banxico entre encarecer —de nueva cuenta— o abaratar el “precio” del dinero a través de la tasa de interés. Por su parte, mantener la tasa de interés alta puede coadyuvar al control de la inflación al permanecer el crédito caro y reducir el gasto, pero también podría desacelerar el crecimiento económico y afectar el empleo que, para cifras del mes de junio del IMSS, tuvo afectaciones a la baja por segundo mes consecutivo. Por otro lado, reducir la tasa de interés podría estimular la economía mediante el aumento del consumo y la inversión, pero se correría el riesgo de elevar aún más la inflación si la demanda agregada crece de forma excesiva. En ese sentido, Banxico probablemente podría optar por mantener la tasa de interés alta y postergar los recortes hasta que la inflación muestre una tendencia clara a la baja y sin fuertes incidencias por parte de los productos agropecuarios u otros componentes, asegurando la estabilidad de los precios y evitando desanclar las expectativas de inflación entre los agentes económicos. Por lo pronto, existirá un mes de “prueba” que sería el mes de julio en curso, para ver cómo se comporta la inflación durante este periodo antes de que la Junta de Gobierno de Banxico se vuelva a reunir para emitir su decisión de política monetaria el próximo 8 de agosto. Cuídese mucho.

Regeneración 19

En junio 2024, la inflación interanual se ubicó en 4.98 por ciento, mientras que, de forma mensual, tuvo un incremento de 0.38 por ciento.

Durante los últimos meses se han presentado presiones inflacionarias que no han permitido que los niveles de precios muestren una tendencia desaceleradora, con ello, se presenta un escenario complicado para los hacedores de la política monetaria en nuestro país.

El control de la inflación es fundamental para mantener la estabilidad económica. Una inflación baja y estable facilita la planificación económica y la toma de decisiones por parte de las empresas y los hogares. Además, preserva el poder adquisitivo de la moneda, protege los ahorros y asegura que los ingresos reales de las personas no se deterioren. Siendo así, un entorno de inflación controlada también reduce la incertidumbre y fomenta un clima de inversión favorable, lo cual es esencial para el crecimiento económico sostenido.

Por otra parte, una inflación descontrolada, puede tener efectos devastadores. Aumenta el costo de vida, reduce el poder adquisitivo de los salarios y los ahorros, y puede generar una espiral de precios y salarios que es difícil de contener. Además, una inflación alta puede llevar a tasas de interés más elevadas, lo cual encarece el crédito y puede ralentizar la actividad económica.

El principal mecanismo por el cual el Banco de México (Banxico en adelante) tiene cierta incidencia en el control del nivel de precios en nuestro país es la tasa de interés de referencia, conocida como la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE). Con ella, se trata de influir en el costo del crédito y la cantidad de dinero en circulación. Por lo tanto, un aumento en la tasa de interés tiende a reducir el gasto y la inversión, coadyuvando a reducir la inflación.

No obstante, a pesar de contar con esta herramienta, Banxico también puede presentar dificultades para el control de la inflación, como los factores externos, políticas fiscales expansivas, choques de ofertas o expectativas inflacionarias. Ejemplificando cada una de estas causas, la primera causa puede representarse a través de aumentos en los precios de las materias primas a nivel internacional, como lo hemos presenciado con el barril de petróleo o algunos granos como el maíz. Por su parte, la implementación de políticas fiscales expansivas como el aumento del gasto público, puede acrecentar la demanda agregada y, si no es acompañada de una expansión de la oferta, puede generar presiones inflacionarias. En ese sentido, cuando existen desastres naturales o eventos geopolíticos extraordinarios que afectan la producción —u oferta— de bienes y servicios, pueden provocar aumentos repentinos en los precios. Y, por último, si los agentes económicos anticipan que la inflación futura será elevada, pueden ajustar sus comportamientos en consecuencia, generando una mayor inflación.

Con dato del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la inflación quincenal durante la segunda quincena de junio, se ubicó en 0.53 por ciento, siendo este incremento el más alto de una quincena a otra desde la primera quincena de noviembre de 2023. No obstante, la segunda quincena de junio estuvo fuertemente incidida, por lo que aconteció en su componente no subyacente, que engloba los productos agropecuarios, energía y tarifas autorizadas por el gobierno, cuyo incremento quincenal fue de 1.79 por ciento y donde los agropecuarios tuvieron un fuerte incremento del 2.98 por ciento.

De igual forma, si se analiza la segunda quincena de junio, pero de forma interanual, es decir, respecto a la misma quincena del año anterior, la inflación se ubicó en 5.17 por ciento, significando el mayor nivel de precios desde la primera quincena de junio 2023 cuando se ubicó en 5.18 por ciento. Además, en su variación interanual, la segunda quincena de junio 2024 tuvo un fuerte incremento en su componente no subyacente (8.61 por ciento), donde nuevamente, los agropecuarios mostraron un fuerte incremento del 11.73 por ciento. Cifra que no se veía desde la segunda quincena de octubre 2022, cuando estuvo en 13.41 por ciento.

Por su parte, de manera mensual, la inflación mensual de junio se ubicó en 0.38 por ciento, cifra más alta desde enero de este mismo año. Mientras que, de forma interanual, no se veía una cifra tan alta (4.98 por ciento) desde junio del año pasado, donde se ubicó en 5.06 por ciento. De forma mensual e interanual, se muestra que hemos percibido incrementos constantes en el rubro de los agropecuarios desde finales del año pasado. Sin embargo, de forma interanual, no se mostraba una cifra a doble dígito (10.36 por ciento) desde octubre de 2022 cuando los agropecuarios se ubicaron en 14.25 por ciento anual.

Siendo así, el escenario actual representa una disyuntiva para Banxico entre encarecer —de nueva cuenta— o abaratar el “precio” del dinero a través de la tasa de interés. Por su parte, mantener la tasa de interés alta puede coadyuvar al control de la inflación al permanecer el crédito caro y reducir el gasto, pero también podría desacelerar el crecimiento económico y afectar el empleo que, para cifras del mes de junio del IMSS, tuvo afectaciones a la baja por segundo mes consecutivo. Por otro lado, reducir la tasa de interés podría estimular la economía mediante el aumento del consumo y la inversión, pero se correría el riesgo de elevar aún más la inflación si la demanda agregada crece de forma excesiva. En ese sentido, Banxico probablemente podría optar por mantener la tasa de interés alta y postergar los recortes hasta que la inflación muestre una tendencia clara a la baja y sin fuertes incidencias por parte de los productos agropecuarios u otros componentes, asegurando la estabilidad de los precios y evitando desanclar las expectativas de inflación entre los agentes económicos. Por lo pronto, existirá un mes de “prueba” que sería el mes de julio en curso, para ver cómo se comporta la inflación durante este periodo antes de que la Junta de Gobierno de Banxico se vuelva a reunir para emitir su decisión de política monetaria el próximo 8 de agosto. Cuídese mucho.

Regeneración 19