Sería interesante estudiar la marca que dejan los debates en la formación cívica de miles de jóvenes, principalmente. Pero esto es embrollado cuando hay funcionarios que ignoran el destino de los “chavos marginados” que no “estudian ni trabajan”, porque, ¡vaya desgracia!, están dedicados por entero a escalar puestos políticos para que cuando lleguen a la cúspide rescaten de su cruel destino a esos “olvidados” e integrarlos al desarrollo del país.
¿QUÉ SIGNIFICA SER JOVEN EN MÉXICO? ¿ES UN TESORO O…QUÉ?
Nadie niega que los debates entre los candidatos a la Presidencia de la República, como el que se efectuará en la ciudad de Tijuana el 20 de mayo del presente son una herramienta para que los partidos políticos cumplan su función como órganos de captación pública y llevar a los ciudadanos a las urnas a depositar su voto, pero en los hechos, sólo sirven para robustecer una actitud ambivalente ante el poder político.
Los debates difícilmente sirven para identificar a quienes se muestran como auténticos servidores públicos, es decir, líderes sensatos, dedicados a su labor, sin la malsana ambición de aprovecharse del cargo para obtener prebendas; tampoco nos reservan del peligro de convertirnos en un país de cínicos.
Otro tema es el asombroso robo electrónico cometido por los Hackers de computadoras, que lograron penetrar los sistemas supuestamente ultra- protegidos del Banco de México para sustraer alrededor de 300 millones de pesos o más.... (falta saber si también se obtuvieron secretos en custodia de dicha institución).
-¿Cómo es posible que el Banco de Mexico, una institución de prestigio, presuma tener blindada la economía del país, si en su interior carece de un sistema para prevenir el asalto de criminales informáticos? Esa es la duda.
300 Millones de pesos podría parecer una cantidad enorme de dinero, excepto para quienes lo pueden malgastar del mismo modo en que dos personas lo arriesgan en una partida de póker.
Por tanto, una democracia debe responder ante sus ciudadanos, y el mantenimiento del orden público es lo primero que el gobierno debe hacer.
El Banco de México podría “actuar con cuidado” y “actuar a tiempo”, o seguir empeñado en vivir en un mundo gobernado por la mano invisible de Adam Smith y la versión idílica del “dejar hacer, dejar pasar”, que existe en la mente de un pequeño grupo de gurús económicos, y acceder a que el temor financiero llegue a las calles.
